Aunque la mayoría son pequeñas y medianas empresas y cada una tiene una realidad muy distinta, las empresas fabricantes de bebidas refrescantes en España están haciendo un esfuerzo para desarrollar nuevos productos bajos en azúcares, o directamente libres de ellos. En los dos últimos años, un 67% de las compañías del sector han destinado más del 10% de su cifra de negocio a investigar fórmulas de refrescos con menos contenido de este componente. Una de las últimas tendencias, por ejemplo, son las aguas con sabores 0% azúcar, que ya elaboran varias firmas. «La innovación es una prioridad estratégica, no solo para mejorar la gestión o la eficiencia energética, que son también prioritarias, sino también para mejorar la calidad de los refrescos y que sean más saludables«, explica Beatriz Blasco, directora general de la Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra), que destaca que dos tercios de las bebidas que producen sus asociados son ya bajas en azúcar.
Con todo, indica Blasco, «la ingesta calórica que suponen las bebidas refrescantes en el cómputo global de lo que consume una persona es del 2,1%». Y esto es así, prosigue, «porque además de que ya ha habido una reducción significativa de azúcares en los últimos años, el patrón de consumo de estos productos está muy vinculado al ocio y al disfrute». Así consta en la encuesta que la asociación ha realizado sobre el ‘Impacto socioeconómico y contribución a la sostenibilidad del sector de bebidas refrescantes en España’ y en el que se asegura que las ventas del sector se mantienen estables, en torno a los 4.790 millones de euros en 2024. «El buen desempeño del turismo, que impulsa la demanda de bebidas refrescantes a través de la hostelería y la restauración, el denominado canal horeca, y el crecimiento de las exportaciones, han sido claves», señala la directora general de Anfabra, que admite, no obstante, que el consumo nacional no acaba de repuntar.
Las exportaciones
En concreto, «las exportaciones en esta categoría, que incluye más de 2.000 referencias, supusieron un 12% de la facturación de los fabricantes», detalla Blasco. Las compras de países extranjeros, sobre todo los vecinos Francia y Portugal, registraron el año pasado un incremento del 19% interanual. Además, al exportar a territorios de proximidad, las empresas no se han visto afectadas por la guerra arancelaria iniciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En total, la contribución directa, indirecta e inducida de las actividades de producción y comercialización de este sector a la economía española se estima en unos 11.600 millones de euros de valor añadido bruto (VAB).
Otra de las prioridades de cara al futuro es la digitalización, un ámbito en el que un 86% de los fabricantes prevén realizar nuevas inversiones en los próximos dos años. En los últimos tres, los proyectos de I+D+i y de transformación digital han recibido 4,5 millones de euros de administraciones públicas, entre ellos los aportados por los PERTE agroalimentario y de descarbonización industrial, además de programas de mejora de la eficiencia energética, uso de renovables y electrificación de flotas de vehículos.
Suscríbete para seguir leyendo










