El Barça avanza cojeando y así no llegará muy lejos. Le adelantará todo el mundo y se cansará antes de hora y, tal vez, acabe solo, abandonado por su gente con derrotas como la sufrida frente al Zalgiris, que se llevó una facilísima victoria del Palau, en apenas tres cuartos de partido, cuando ya vencía de 21 puntos.
Incapaz de sumar dos triunfos consecutivos que le den impulso, al subidón de haber vencido en Málaga al Unicaja le sucedió el bajonazo de perder en casa con el Zalgiris en el primero de los tres partidos en seis días que jugará en el Palau. El público silbó al equipo y se marchó antes del final.
Joan Peñarroya intenta controlarse tras una decisión arbitral. / Valentí Enrich / SPO
De mal en peor
Mal empezó y peor acabó el Barça, a remolque de un terrible inicio (0-9) con tiros fallados, balones perdidos, tapones sufridos… Un desastre que no se arreglaba con instrucciones técnicas ni con jugadores nuevos y que se prolongó durante 40 minutos fundado en el pírrico porcentaje de dos (2 de 11) que apenas se maquilló al final.
Tampoco era un Zalgiris nada del otro mundo, pero el conjunto lituano se fue envalentonando a golpe de triples, hurgando en la débil defensa azulgrana. Lo (14) y Sirvydis (10) se pusieron las botas. Las tres faltas acumuladas por Lo le echaron del partido; antes se había despedido Nigel Williams-Goss, que apenas duró 85 segundos en la pista. El madridista firmó los cuatro primeros puntos y se retiró lesionado.

Kevin Punter intenta una penetración. / Valentí Enrich / SPO
Parra se distinguió como el pilar sobre el que se iba a levantar la remontada, con una serie perfecta que animó a los demás. Pagó con una personal y tiro adicional un triple de Brazdeikis y a continuación tendió la misma trampa a Lo, sumando cuatros puntos y un total de diez que sirvieron para rebajar la distancia a una cota decente (31-40), que menguó hasta el 34-40 y que había alcanzado la indecencia con el 20-38. Una controvertida decisión arbitral disparó la diferencia (39-52) al descanso. Lo peor estaba por venir.
Contrastada la endeblez defensiva barcelonista, incorregible, la solución sólo podría venir si aumentaba el acierto en el aro contrario. Con Parra y Shengelia no bastaba. Terminaron con 17 y 13 puntos.
Pruebas de desafección
La reanudación no mostró propósitos de enmienda. Dos balones perdidos y dos canastas fáciles devolvieron al Zalgiris al paraíso (41-62) y arrancaron los pitos de una grada, con evidentes vacíos. Ni el córner de las peñas más entusiastas estaba lleno. No existe mayor prueba de desafección de un equipo que no carbura. Tampoco ejemplos más claros de desorientación que Willy y Vesely tiren triples por la falta de soluciones en ataque.
La herida sangraba sin parar y se tornó irreversible con la cuarta personal de Shengelia (m. 24, 46-70) que le mandó al banquillo. Sin noticias de Clyburn, con pocas de Punter, el arrojo de Marcos y la rabia de Vesely mantuvieron la tensión del equipo para no hundirse irremisiblemente cuando el naufragio era monumental (48-73).

Decepción general entre los azulgranas al final del encuentro. / Valentí Enrich / SPO
El cierre del tercer cuarto (54-75) clausuró antes de tiempo el desenlace del encuentro. Entonces se puso a arañar el Barça, que redujo al Zalgiris a 13 puntos en el último parcial. Demasiado tarde para un equipo que arrastra los pies.
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