Quedarse en casa

En casa, es un asunto recurrente en comidas o cenas familiares. Cada vez que surge una ocasión de que mi hijo se vaya a vivir fuera, salto como un resorte para animarle a que se vaya, a que aproveche la oportunidad, a que conozca mundo. Él me contesta receloso, con mirada torva: «Tú lo que quieres es que me vaya de casa». Efectivamente, le replico, porque salir del nido no es solo beneficioso, sino indispensable para el aprendizaje de la vida, para valerse por uno mismo, como nos demuestra el sabio reino animal. Y él zanja la conversación con unos cálculos irrebatibles sobre el sueldo que le espera y el coste de la vivienda.

Fuente