sin público, con escoltas privados y refuerzos policiales

La llegada de tres equipos israelíes a España para jugar dos partidos de la Euroliga y uno de la Eurocup ha hecho saltar las alarmas en el Gobierno y también en los clubes implicados. Las autoridades han pedido a Valencia Basket, CB Canarias y Bàsquet Manresa que disputen sus encuentros a puerta cerrada, aunque la postura de los ‘taronja’ aún se desconoce.

El temor a que se repita el boicot que se produjo el 14 de septiembre en la última etapa de la Vuelta a España ha llevado al conjunto catalán y al equipo canario a tomar una decisión drástica.

La petición de Luis Yeray Gutiérrez, alcalde de La Laguna, al Consejo Superior de Deportes (CSD) de suspender el partido contra el Bnei Herzliya no dio resultado. Por lo que esta noche en el Santiago Martín se celebrará un encuentro del que tienen «conocimiento de las posibles acciones que se vayan a realizar con respecto a la participación de este equipo».

La decisión de jugar el partido a puerta cerrada se ha tomado desde la preocupación a que las manifestaciones que hay convocadas no sean pacíficas y ante la inflexibilidad por parte de la Euroliga.

«Nosotros tenemos la obligación de jugar sí o sí por contrato porque si no, nos pueden expulsar de la competición y ponernos unas sanciones muy elevadas que el club no se puede permitir. Además, si nos echan de la competición, eso repercute en los derechos televisivos, anunciantes… por lo que las pérdidas económicas serían muy elevadas», confiesa a EL ESPAÑOL Mar Poyado, directora de comunicación del Bàsquet Manresa.

A pesar de que el pasado jueves el Ministerio del Interior anunció la decisión de Antiviolencia de declarar el partido de alto riesgo, el apoyo por parte de las autoridades ha sido inexistente.

«Hemos estado consultando al CSD y a la propia Euroliga cómo debíamos actuar en este sentido, y más con los episodios que se vivieron en La Vuelta, y de estamentos políticos poca respuesta hemos recibido. Toda la responsabilidad recaía en el club […] Nadie nos ha ayudado. Nos decían que entendían la situación, pero nada más, no se posicionan y nosotros tenemos poco margen», reconoció Mar Poyado.

Varios aficionados del Baskonia muestran una pancarta, durante el partido contra el Maccabi Tel Aviv en una imagen de la pasada temporada.


Varios aficionados del Baskonia muestran una pancarta, durante el partido contra el Maccabi Tel Aviv en una imagen de la pasada temporada.

Europa Press

Desde el club catalán se muestran satisfechos por haber tomado la decisión «más coherente» después de que los Mossos d’Esquadra no pudieran garantizar al 100% la seguridad dentro del pabellón.

Además, de jugarse el partido ante el Hapoel Jerusalem a puerta abierta y ante la amenaza de que haya incidentes durante el encuentro, la responsabilidad recaería sobre el club, por lo que «de acuerdo con todas las autoridades y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, hemos considerado que lo mejor es proteger al equipo y también a los aficionados».

Las dudas del Valencia

Si bien el Bàsquet Manresa y el CB Canarias han ido de la mano -aunque según fuentes a las que ha tenido acceso este diario, el conjunto canario sí ha tenido el respaldo del Ayuntamiento-, la presión ha recaído sobre el Valencia Basket, que ha dado un paso atrás en los últimos días.

Los tres equipos han estado en contacto permanente para anunciar que jugaban sus partidos a puerta cerrada, aunque desde el fin de semana el conjunto ‘taronja’ decidió barajar otras opciones.

«Se están analizando todas las posibilidades y se decidirá lo que se vea que es más conveniente primando por delante de cualquier otra cosa la seguridad de cara al partido. Dentro de eso, jugar a puerta cerrada como van a hacer esos dos clubes sí es una opción, pero aún no está tomada y estamos apurando para hacerlo a última hora», ha manifestado Alberto Chilet, director de comunicación del Valencia Basket.

El pabellón Roig Arena durante el encuentro ante el Virtus Bolonia.


El pabellón Roig Arena durante el encuentro ante el Virtus Bolonia.

EFE

A pesar de que desde el club no han hecho pública aún la decisión, sí han decidido que no se venderán entradas para el partido y, en caso de jugarse a puerta abierta, únicamente podrán asistir al Roig Arena los abonados.

Ante la celebración del Valencia frente al Hapoel Tel Aviv de la Euroliga, el movimiento propalestino BDS (Por el Boicot, Desinversión y Sanciones a Israel) ha exigido al club que suspenda el encuentro, advirtiendo de que, de lo contrario, convocará una movilización en los aledaños al pabellón.

No obstante, según las normas de la Euroliga solo el consejero delegado de la competición, que es una entidad privada, puede hacerlo.

El director de comunicación de la delegación del gobierno de la Comunidad Valenciana, Alejandro García, ha asegurado a este medio que, independientemente de la decisión que tome el club, las autoridades van a garantizar la seguridad de los jugadores como de los asistentes.

Sin desvelar si tienen preparado un operativo para velar por la seguridad del Hapoel Tel Aviv en su llegada al pabellón, ha mostrado toda su confianza en que no habrá incidentes porque «no han ocurrido nunca y no tienen por qué ocurrir ahora».

La preocupación entre los equipos israelíes también es máxima. El Hapoel Jerusalem ha viajado con su propia seguridad, que escoltará a la expedición -junto con los Mossos- a su llegada al Nou Congost. Un pabellón que también ha sido revisado por la policía de Israel que ha viajado con el club.

Si bien en la hoja de ruta de los equipos está el alojarse en un hotel ubicado en Manresa, el Hapoel Jerusalem ha decidido alojarse en Barcelona y no pedir al equipo rival una pista donde poder entrenar. «Quieren estar el menos tiempo posible», han confirmado a EL ESPAÑOL fuentes del club catalán.

El equipo israelí solicitó al Barcelona poder entrenar en el Palau Blaugrana, pero éstos denegaron categóricamente la petición por motivos logísticos y de orden público.

El malestar de los aficionados

La decisión de jugar a puerta cerrada no solo tiene consecuencias económicas para los clubes al no poder ingresar dinero con la venta de entradas, sino que también la sufren los aficionados, quienes no tendrán la oportunidad de ver a sus equipos ante estos rivales en competiciones europeas.

«Hay quienes lo han encajado bien y otros que no. Evidentemente no ha sido una decisión fácil, sabemos que hay aficionados que tienen ganas de ver jugar al equipo y que solo buscan disfrutar de un partido más y en nuestro caso ante el Hapoel Jerusalem, pero había que buscar la opción más segura para todos», reconoce Mar Poyado.

Mientras que desde el CB Canarias «hay quienes respaldan la iniciativa porque la entienden y otros que piden una compensación porque el partido estaba incluido en el abono. El club lo está valorando y habrá algún tipo de compensación, pero por lo que deduzco de las redes, hay un amplio sector que entiende que nosotros estamos atados de pies y manos. No podemos tomar otra decisión», manifiestan desde La Laguna.

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