El cáncer de mama es el tumor más diagnosticado en España: más de 35.000 pacientes cada año. Un 25% de esas mujeres pueden recaer en los 10 años posteriores. Además, hay una proporción de casos, entre el 5 y el 6%, que debutan con enfermedad metastásica desde el comienzo. Si se habla de avances para una enfermedad sin cura, lo más importante es el conocimiento de la biología de la enfermedad. «Determinar para cada tumor, para cada paciente, cuáles son las características biológicas, las alteraciones moleculares que hacen que pueda ser más sensible a unos u otros tratamientos, marca la diferencia de las terapias», asegura el doctor César A. Rodríguez, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama Metastásico, Rodríguez conversa con EL PERIÓDICO sobre las opciones que en este momento tienen las pacientes. A diferencia del de mama, detectado en etapas tempranas, en el que los tratamientos pueden llevar a la remisión, cuando se habla de metastásico implica que las células cancerosas se han diseminado a otros órganos. Esta diseminación complica enormemente su manejo. Una nueva generación de inmunoterapias y tratamientos dirigidos han abierto un nuevo horizonte en este tipo de tumores.
«Aunque siempre utilizamos el cáncer de mama como paradigma de tumor frecuentemente curable y con altas tasas de supervivencias, cinco años después del diagnóstico sabemos que hasta una de cada cuatro mujeres podrá desarrollar enfermedad metastásica y presentar recaídas, no solo en esos años, incluso en periodos mucho más prolongados de seguimiento», señala el doctor Rodríguez.
Cáncer de mama metastásico
A esto hay que sumar ese porcentaje de mujeres que debutan con enfermedad metastásica desde el comienzo de la dolencia. «Es aquella que en el momento del diagnóstico del cáncer de mama ya tiene afectación en otros órganos, como el hígado, el pulmón, los huesos o el sistema nervioso», explica el especialista. La supervivencia en el caso de estas pacientes ronda los cinco años. Sin embargo, el presidente de la SEOM matiza que el cáncer de mama es una enfermedad «heterogénea». Dependiendo de las características clínicas del tumor, la localización de las metástasis o el subtipo intrínseco o histológico de la enfermedad, las supervivencias son muy diferentes, precisa.
El doctor César A. Rodríguez, presidente de SEOM / SEOM
«No es lo mismo una enfermedad luminal, hormonodependiente, hormonosensible –con afectación de órganos de menor riesgo, como los ganglios o el hueso– en la que podemos encontrar supervivencias muy prolongadas o la enfermedad HER2 positiva que, aunque tiene una agresividad biológica importante, cuenta en este momento con tratamientos muy efectivos que, por ejemplo, un cáncer de mama triple negativo sin dianas específicas en algunos casos y en la que, por ejemplo, hay afectación visceral como hepática o pulmonar».
Medicina personalizada
Es ahí donde, señala, es importante entender la biología de la enfermedad. «Es lo tan traído y llevado de la medicina personalizada de precisión», dice el oncólogo, que considera que, quizá, el paso más importante para poder tratar un tumor actualmente en enfermedad avanzada es conocerlo bien. «Ya disponemos de muchas estrategias terapéuticas que van dirigidas a rutas específicas que están alteradas en el tumor, pero todavía quedan muchos pasos por recorrer. Hay que entender por qué tras un tiempo de eficacia muchos tratamientos adquieren resistencias, llevando a que el curso clínico de la enfermedad metastásica sea incurable», asegura.
En relación a los anticuerpos conjugados con fármacos, que han supuesto una revolución en el abordaje de la enfermedad, el presidente de la SEOM considera que «son una estrategia de tratamiento basada en quimioterapia como la que hemos conocido durante décadas, en la que lo que cambia es la selectividad a la hora de administrarla mediante la unión a un anticuerpo monoclonal, que hace que la quimioterapia llegue más allí donde queremos, identificando un marcador, generalmente una proteína, a la que se une y, por tanto, liberando la mayor parte del fármaco, en este caso de la quimioterapia».
Misil teledirigido
Esto, añade, ha permitido que estos anticuerpos conjugados hayan conseguido «eficacias mucho más altas, tanto en términos de respuesta como de supervivencia, que las quimioterapias convencionales, en algunos casos con menor toxicidad, aunque no están exentas de efectos secundarios«. Recuerda, sin embargo, que el acceso a la innovación terapéutica, sigue siendo «una asignatura pendiente».
De hecho, en el Clinic Barcelona Comprehensive Cancer Center se está realizando el primer estudio clínico en el mundo con un ADC –Antibody Drug Conjugates, un tipo de inmunoterapias avanzadas– desarrollado en España y centrado en pacientes que ya no responden a la hormonoterapia. El equipo ha diseñado un anticuerpo unido a un potente fármaco de quimioterapia que actúa como un «misil teledirigido» contra las células resistentes que no daña a las sanas.
Suscríbete para seguir leyendo