El PSOE era hace unos meses una organización hundida. La entrada en la cárcel por presunta corrupción de Santos Cerdán, exsecretario de Organización, sumió a los socialistas en una profunda depresión, con la mayoría de dirigentes convencidos de que la legislatura, por mucho que Pedro Sánchez intentase prolongarla hasta 2027, ya no daba mucho más de sí. Pero ahora el ambiente es otro. La falta de indicios sobre financiación irregular y los intentos del PP por agarrar banderas de Vox como la inmigración y el aborto, junto a la “equidistancia” de Alberto Núñez Feijóo ante el “genocidio” de Israel en Gaza, han provocado un muy relevante cambio en el estado de ánimo.
“Hay partido”, coinciden varios altos cargos del PSOE y el Gobierno. Ahora mismo no deja de ser poco más que una percepción optimista. Pero los socialistas se preparan para echar el resto en las dos próximas citas con las urnas que inaugurarán el nuevo ciclo electoral: Castilla y León y Andalucía, cuyos comicios, aún sin fecha definida, se prevén en la primera mitad del año que viene.
Desbancar al PP en estas comunidades, admiten los colaboradores de Sánchez, resulta “muy, muy difícil”. Lo más probable, continúan, es que Alfonso Fernández Mañueco y Juanma Moreno continúen como presidentes autonómicos. Pero el objetivo del PSOE no es tanto un vuelco en el poder como poner de manifiesto que su tendencia ahora mismo es al alza mientras que la de los populares se sitúa claramente a la baja.
En el caso de Castilla y León, los socialistas confían en que su nuevo líder territorial y candidato, Carlos Martínez, alcalde de Soria, quede por delante de Mañueco, aunque luego este acuerde su investidura con Vox. En Andalucía, creen “muy probable” que Moreno, que se enfrentará a la todavía vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, se despida de su actual mayoría absoluta, viéndose forzado a pactar con la ultraderecha y renunciar a su halo de dirigente moderado.
“El esfuerzo del PP por parecerse cada día más a VOX hace que todos aquellos que buscan opciones moderadas, ya sea desde la socialdemocracia o la democracia cristiana, tengan que optar por el PSOE, ya que el PP ha escorado su barco hacia una deriva ultra insoportable. Poco podemos fiarnos de encuestas a estas alturas, pero las tendencias a nivel nacional y en los territorios marcan con claridad un PP a la baja, un PSOE en ascenso y una ultraderecha que crece básicamente nutrida por el error garrafal de Feijóo de querer que el PP sea el VOX de Aliexpress. Nadie vota a la copia. Todos prefieren el original. Por tanto, afrontamos ambas elecciones con fuerza, optimismo y ganas de gobernar”, explican en la cúpula del PSOE.
Las fechas más probables
Las elecciones en Castilla y León, un territorio gobernado por el PP desde 1987, se esperan para mediados de marzo. Mañueco quiere agotar la legislatura. En febrero de 2022, el barón conservador obtuvo el 31,4% de los votos, menos de un punto y medio por encima del resultado logrado por el entonces candidato socialista, Luis Tudanca. Pero ahora Mañueco tiene que enfrentarse a su polémica gestión de los incendios forestales que arrasaron León y Zamora en agosto. Los socialistas consideran que hay elevadas opciones de que Martínez, su aspirante, quede esta vez en primer lugar, un desenlace que a su juicio ayudaría a combatir el relato de que la futura llegada de Feijóo a la Moncloa resulta ineludible.
Sánchez prepara un gran mitin con Martínez para la segunda mitad de octubre. Consciente de lo mucho que está en juego, el presidente del Gobierno quiere tener un papel casi de coprotagonista en las elecciones de Castilla y León. También en las de Andalucía, que se esperan para marzo o junio. Sánchez ya participó el pasado 14 de octubre en un acto con Montero, una convocatoria multitudinaria (4.000 asistentes, según el partido) que insufló esperanzas en los socialistas, ahora aumentadas por el escándalo de los retrasos en la comunicación de posibles enfermedades tras el cribado de cáncer de mama, que ha provocado la dimisión de la consejera de Salud, Rocío Hernández.
Aun así, las posibilidades de que la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda quede por delante de Moreno se antojan muy escasas o inexistentes. Ninguna encuesta se aproxima a un escenario de este tipo. Pero para los socialistas ya sería un buen desenlace que Montero mejorase el resultado en 2022 de Juan Espadas, su antecesor como candidato, quien logró el 24,10% de los votos y 30 escaños, muy por detrás de los 58 de Moreno y su mayoría absoluta.
Montero, en cualquier caso, quiere apurar al máximo su permanencia en el Gobierno. Su doble rol está provocando fricciones con ERC y Junts, dos aliados indispensables del Ejecutivo central en el Congreso de los Diputados. Pero en la Moncloa aseguran que seguirá como número dos del Gobierno, aprovechando esa “visibilidad”, hasta que quede muy poco para la cita con las urnas andaluzas.
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