España encara la próxima década con el reto de transformar su modelo de movilidad para cumplir con los objetivos fijados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que busca que el 28% del consumo energético proceda de fuentes renovables en el año 2030, frente al 8% actual. La descarbonización del transporte y la inversión en infraestructuras de movilidad sostenible se perfilan como ejes estratégicos de esta transición verde.
EL PERIÓDICO, El Periódico de España, ‘activos’ y Prensa Ibérica celebraron el pasado 2 de octubre en Madrid una jornada para presentar un informe sobre el PNIEC elaborado por la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) y debatir sobre los retos de la movilidad sostenible. El encuentro, patrocinado por Ayvens, impulsado por Avanza y con la colaboración de KPMG, sirvió como punto de partida para analizar cómo avanzar hacia un modelo de transporte más eficiente, menos contaminante y socialmente inclusivo.
Durante la apertura, Alberto López Rosado, investigador de la UFV, resumió las principales conclusiones del informe: «El objetivo es pasar del 8% al 28% en porcentaje de renovables en 2030». Para lograrlo, añadió, será necesario un «cambio de hábitos», fomentando el uso del transporte público y reduciendo la dependencia del vehículo privado. Según sus cálculos, «la mayor parte de la inversión será hacia el uso del bus urbano en ciudades sin metro, donde el uso tendrá que crecer un 136%». En total, el estudio estima una inversión de 18.000 millones para alcanzar los objetivos del PNIEC. «El autobús facilita el cumplimiento del plan», subrayó.
Avance normativo
La directora general de Transporte Terrestre del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, Sara Hernández del Olmo, subrayó que «las energías renovables serán la base para este modelo de transformación y movilidad sostenible» y que el transporte «es un motor económico». Recordó que el año pasado se registraron 5.000 millones de viajes en transporte público y que, tras la pandemia, «el efecto multiplicador gracias a la bonificación de los billetes ha sido clave, pero esto también va de mejorar la oferta: más carriles bus, más trenes y mejores infraestructuras».
El vicerrector de Investigación y Posgrado de la Universidad Francisco de Vitoria, Alberto López Rosado. / Xavier Amado
Hernández del Olmo avanzó que el Gobierno llevará al Congreso de los Diputados la nueva ley de movilidad sostenible, que «podría desbloquear hasta 10.000 millones de los fondos europeos» y contempla la creación del Fondo Estatal de Contribución a la Movilidad Sostenible (FECMO), destinado a financiar proyectos urbanos sostenibles dentro del Plan de Recuperación. Además, destacó el impulso del billete único en toda España, que integrará modos de transporte y facilitará los desplazamientos. Este año, recordó, «se han destinado más de 2.000 millones de euros a inversión en transporte público, entre bonificaciones y mejora de infraestructuras».
La directora general defendió también la creación de un espacio de datos de movilidad compartido, que permitirá a empresas y administraciones planificar rutas y optimizar servicios en tiempo real. «Los datos son esenciales para diseñar políticas más eficientes y ofrecer una experiencia más cómoda», explicó, insistiendo en que la digitalización será clave para la movilidad del futuro.
Valentín Alonso, consejero delegado de Avanza, fue contundente: «Hay que atacar el transporte si queremos descarbonizar». A su juicio, la clave pasa por ofrecer alternativas reales al coche privado. «Hay que intentar dejar los coches e incrementar la oferta de transporte público. La gente va a viajar más si le das una alternativa».
El directivo añadió que el transporte público debe adaptarse a las nuevas demandas: «Las tarjetas físicas tienen que desaparecer. Tenemos un millón de personas que viajan cada día con nosotros y tenemos que conocerles más. Hay que incentivar y priorizar el transporte público vía precio, pero también mejorar la experiencia a bordo y personalizar los servicios». Reclamó además una mejor coordinación entre administraciones, ya que «si de algo no entiende la movilidad es de territorios. Las competencias fragmentadas dificultan una planificación coherente. Necesitamos una visión metropolitana y de país».
Cándido Pérez, socio responsable de Infraestructuras, Transporte, Gobierno y Sanidad de KPMG en España, reforzó esa idea: «Sin transporte es imposible que una ciudad funcione». Defendió que la transición modal hacia modos sostenibles es «esencial para nuestro modo de vida». «Lo hemos incentivado con precios bajos, la gente lo ha incorporado a su día a día, pero ahora hay que garantizar que sea competitivo y eficaz en tiempo», apuntó.
El ejemplo de Oslo
Pérez citó el caso de Oslo, donde «han desarrollado tanto el coche eléctrico que casi todos los ciudadanos tienen uno, pero ahora se encuentran con un problema: el tráfico». Esa experiencia, dijo, demuestra que la transición energética debe ir acompañada de una transición modal: «No basta con cambiar el tipo de coche; hay que reducir su número y reforzar el transporte colectivo».
En esa línea, David Henche, responsable de comunicación y ESG de Ayvens en España, recordó que «en Oslo los coches eléctricos triunfaron porque eran más baratos que los de combustión, gracias a las subvenciones. Ahora ya no las hay». En su opinión, el futuro pasa por cambiar la relación con el vehículo: «Hay que transitar hacia la idea de que no es un activo, sino un servicio. El coche compartido es una tendencia de futuro».

Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambientez. / Xavier Amado
El profesor advirtió de que el cambio debe ser compatible con la comodidad de los ciudadanos y con las necesidades de quienes usan el coche por motivos profesionales. «Hay que reducir el número de vehículos y las emisiones, pero garantizando que el sistema siga siendo funcional», señaló. También subrayó que la tecnología será decisiva: «La micromovilidad, el coche autónomo y la inteligencia artificial permitirán avanzar hacia un transporte más limpio, eficiente y conectado».
El consenso fue claro: el futuro de la movilidad en España pasa por reforzar el transporte público, aprovechar los fondos europeos y apostar por la innovación tecnológica. «Sin movilidad sostenible no hay transición energética posible», resumió uno de los ponentes.
La UFV calcula que son necesarios 18.000 millones de inversión para impulsar un cambio de modelo
El vicerrector de Investigación y Posgrado de la Universidad Francisco de Vitoria, Alberto López Rosado, presentó durante la jornada celebrada en Madrid el informe elaborado por la cátedra de la universidad con el patrocinio del grupo Avanza, centrado en la movilidad sostenible y la inversión necesaria para alcanzar los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). El estudio, en el que también participaron la doctora Elena Cortés y expertos en ingeniería y análisis de movilidad de Avanza, analiza de forma específica el papel del autobús en el proceso de descarbonización del transporte.
López Rosado explicó que el PNIEC plantea un salto del 8% al 28% en el uso de energías renovables para el año 2030, y sitúa al transporte como uno de los sectores con mayor capacidad de mejora en eficiencia energética. En este contexto, el cambio modal -pasar del coche privado al transporte público- y el cambio de hábitos de los ciudadanos resultan esenciales para cumplir los objetivos de sostenibilidad.
El informe calcula que serán necesarios unos 18.000 millones de euros de inversión acumulada hasta 2030 para alcanzar las metas del PNIEC en materia de movilidad, especialmente en el transporte urbano. «La mayor parte de esa inversión deberá destinarse al autobús urbano en ciudades sin metro, donde su uso tendrá que crecer un 136%», detalló el vicerrector. En ciudades con metro, el crecimiento previsto sería del 94%.
El análisis divide la inversión por ámbitos -urbano, metropolitano e interurbano- y propone una financiación progresiva y anual que permita avanzar de forma sostenida. El estudio calcula que el gasto en movilidad urbana y metropolitana debería pasar de 5.300 millones en 2024 a casi 12.000 millones en 2030, con un incremento lineal que asegure tanto la expansión del servicio como la mejora de la calidad del aire.
López Rosado advirtió además sobre las consecuencias del incumplimiento de los objetivos climáticos, entre ellas pérdida de fondos europeos, posibles sanciones y daños medioambientales cada vez más visibles. «El impulso político de la lucha contra el cambio climático sigue siendo firme en Europa; no hay margen para retroceder», recalcó.
El vicerrector concluyó defendiendo el papel del autobús como pieza clave de la transición energética. «El autobús facilita el cumplimiento efectivo del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima de manera inmediata. Es una inversión eficiente, con retorno rápido y un fuerte impacto social y ambiental positivo», afirmó. Su electrificación, añadió a continuación, «ya es una realidad técnica y económica que mejorará la calidad del aire, reducirá el ruido y recuperará espacio urbano para los ciudadanos».
Hugo Morán (Transición Ecológica): «España creció el 2,5% en 2023 y las emisiones cayeron el 7,6%»
El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, destacó, durante su intervención en el foro sobre movilidad sostenible, la urgencia de actuar frente a la emergencia climática, que ya se manifiesta de forma presente y cercana en España. «La sociedad debe comprometerse a construir un futuro que garantice condiciones de vida dignas para las generaciones venideras», afirmó, subrayando que los datos científicos son incontestables: la última década ha sido la más cálida de la historia y 2024 marcó el año más costoso en términos de daños climáticos. Además, resaltó que en 2023, mientras el PIB creció el 2,5%, las emisiones de efecto invernadero se redujeron un 7,6%, demostrando que crecimiento económico y sostenibilidad pueden avanzar de la mano.
Morán puso de relieve los incendios recientes y la vulnerabilidad del territorio como ejemplos de que la acción climática no es una opción sino una necesidad urgente. «El impacto sobre la salud, la economía y la biodiversidad es evidente; necesitamos políticas integradas y decididas», añadió. En este contexto, el transporte emerge como un sector crítico, responsable de aproximadamente un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero en España. «Transformar la movilidad no solo reduce emisiones; también garantiza derechos fundamentales como el acceso al empleo, la educación, la sanidad y la vida social», explicó.
El secretario de Estado repasó los avances señalados por el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente, que destacan una ligera disminución de emisiones en la última década, el impulso del teletrabajo y las medidas de apoyo al transporte público, como los abonos bonificados y la implantación de zonas de bajas emisiones. Estas iniciativas contribuyen a mejorar la calidad del aire y la salud de la población, al tiempo que fomentan un cambio cultural hacia formas de movilidad más sostenibles.
La movilidad sostenible requiere coordinación, financiación estable e infraestructuras adecuadas, subrayó Morán, incluyendo electrificación, digitalización del transporte público e integración de todos los modos de movilidad en plataformas accesibles para los ciudadanos. Además, recalcó que la transición hacia vehículos eléctricos e hidrógeno verde representa una oportunidad económica e industrial para España, consolidando innovación y empleo en el sector de la movilidad.
Finalmente, destacó el papel de las ciudades como laboratorios de innovación, desde Madrid a Sevilla, y la necesidad de adaptar soluciones a un territorio mayoritariamente rural. «La movilidad sostenible no es solo reducir emisiones, sino garantizar igualdad de acceso, cohesión territorial y calidad de vida. Solo con cooperación interadministrativa y participación ciudadana construiremos un país más inclusivo, competitivo y resiliente», concluyó, invitando a todos los actores sociales a sumarse a un compromiso compartido hacia un futuro más verde y sostenible.