El exdirector del FBI James Comey se declaró no culpable este miércoles de declaración falsa y obstrucción, cargos con los que fue imputado tras investigar los supuestos vínculos de la campaña electoral de 2016 del presidente Donald Trump con Rusia, en un caso que muchos ven como una represalia del republicano.
La declaración de no culpabilidad fue presentada por la defensa de Comey durante la lectura de cargos en un tribunal federal de la ciudad de Alexandria, en el cercano estado de Virginia, donde también solicitó un juicio con jurado, fijado para el 5 de enero próximo.
El abogado Patrick Fitzgerald declaró su intención de presentar dos mociones para desestimar el caso antes de que llegue a juicio, en base a lo que califica como la «persecución maliciosa y selectiva» del Gobierno de Trump, y el nombramiento «ilegal» de la fiscal federal interina que presentó los cargos.
Comey fue autorizado a seguir en libertad sin condiciones en la sesión inicial, que transcurrió sin incidentes tras haber sido adelantada un día por cuestiones de seguridad, según informaciones de prensa.
Estaba previsto que el veterano abogado y jefe del Buró Federal de Investigaciones (FBI) entre 2013 y 2017 repitiera la declaración de inocencia, como ya hizo en un vídeo publicado poco después de conocerse su imputación. «Soy inocente, así que tengamos un juicio y mantengamos la fe», dijo entonces.
Injerencia rusa
El exjefe del FBI fue destituido por Trump en 2017, durante el primer mandato de Trump, mientras la agencia investigaba una posible injerencia rusa en la campaña electoral del 2016 en la que el republicano se midió con la demócrata Hillary Clinton. Desde entonces, se convirtió en objetivo de represalias del mandatario.
En septiembre, ya durante su segundo mandato, Trump llamó al orden a su secretaria de Justicia, Pam Bondi, reprochándole que todavía no hubiera sido acusado Comey. Y poco después, obligó a dimitir al fiscal del distrito de Virginia, Erik Siebert, al espetarle implícitamente su falta de empeño en este caso. En su lugar, el presidente colocó a Lindsey Halligan, exabogada personal de Trump sin experiencia en la fiscalía. Halligan inició las acciones legales que llevaron a la imputación de Comey el pasado 25 de septiembre.
En concreto, la fiscalía acusa al exdirector del FBI de mentir al Congreso durante su comparecencia en septiembre de 2020 cuando negó ser el responsable de la filtración de información a la prensa sobre la investigación de los vínculos de Trump con Moscú.
De ser declarado culpable, Comey enfrentaría hasta cinco años de prisión, aunque expertos legales y antiguos fiscales han insistido en que el caso contra el exjefe del FBI será difícil de probar.
Trump ha celebrado la imputación del exdirector, al que calificó de «policía corrupto«. A pesar de sus repetidos llamamientos al Departamento de Justicia para que lo acusara y sus ataques personales contra Comey, el mandatario ha insistido en que la imputación no es por venganza, sino «por justicia».