En un mundo donde las opciones para moverse en moto por la ciudad son casi infinitas, pocas marcas pueden presumir de historia, estilo y personalidad como Lambretta. La firma italiana, que resurgió en 2017 después de años de silencio, está más viva que nunca. Y lo demuestra con una gama que va desde los 50 cc hasta los 350 cc, pensada para quienes no se conforman con ir de A a B: quieren hacerlo con clase.
Porque sí, hay muchos escúteres prácticos, cómodos y tecnológicos. Pero pocos pueden presumir de llevar en sus líneas el ADN de un icono que nació allá por 1946 y que supo conquistar generaciones enteras desde las calles de Milán hasta los clubes de fans repartidos por todo el mundo.
Lambretta, estilo en estado puro / Lambretta
Diseño atemporal con sabor italiano
Lo primero que salta a la vista es su diseño. El lenguaje visual de Lambretta no necesita presentación, pero sí vale la pena detenerse en los detalles. Faros con el logo grabado, líneas angulosas que huyen del diseño redondeado habitual, y una silueta inconfundible que combina lo retro con un punto de agresividad muy actual.
La gama actual —que va de la pequeña V50 Special Flex a la poderosa G350— mantiene esa identidad visual intacta, pero con guiños modernos que la hacen aún más deseable. Y es que, como en la buena moda italiana, los clásicos nunca mueren… solo se actualizan.
Tecnología sin perder la esencia
A pesar de su alma vintage, las Lambretta vienen bien armadas en lo tecnológico. Desde encendido sin llave (keyless) hasta paneles TFT a color y iluminación full LED, la marca no ha querido quedarse atrás. Eso sí, sin caer en estridencias: aquí la tecnología está al servicio del estilo y la funcionalidad, no del postureo.
Y se agradece. Todo tiene sentido, todo encaja. Porque al final, cuando conduces una Lambretta, no estás pendiente de lo último en conectividad 5G, sino de lo bien que se siente y se ve este pedazo de historia sobre ruedas.

Lambretta, estilo en estado puro / Lambretta
Gama para todos los gustos (y carnets)
Uno de los grandes aciertos de Lambretta ha sido ofrecer una gama versátil que se adapta tanto a los recién llegados como a los más veteranos. Desde los 50 cc ideales para moverse sin complicaciones por la ciudad, hasta los modelos de 125, 300 o incluso 350 cc, pensados para quienes quieren ir un paso más allá en confort, prestaciones y distancias.
Todas comparten una misma filosofía: hacer del trayecto algo especial, más allá de la pura utilidad.
Robusta por fuera, premium por dentro
Otro de los aspectos que marcan la diferencia es su construcción. Mientras muchas marcas optan por chasis de aluminio o plásticos más ligeros, Lambretta mantiene su tradicional chasis de acero reforzado, que se traduce en una mayor estabilidad y una sensación de solidez difícil de igualar.
Y no es solo marketing: en marcha, se nota. El aplomo en curva, la seguridad en frenada y la respuesta del conjunto hacen que conducir una Lambretta sea una experiencia más “moto” que “escúter”. Además, no faltan detalles como los estribos retráctiles para el pasajero, rematados con una calidad de materiales que pone el listón alto dentro del segmento.

Lambretta, estilo en estado puro / Lambretta
Más que una moto, una comunidad
Si algo ha caracterizado a Lambretta desde sus inicios, es la pasión que despierta. Ser lambrettista es pertenecer a algo más grande. Ya sea a través de los históricos clubes como el Club Lambretta España o simplemente compartiendo una mirada de complicidad con otro conductor en un semáforo, hay algo intangible que une a quienes eligen esta marca.
Y es que, por encima de todo, una Lambretta no se compra solo con la cabeza, también con el corazón. Es ese tipo de moto que te hace mirar hacia atrás cuando la aparcas, que te invita a sacarla aunque no tengas a dónde ir. Una extensión de tu estilo, una declaración de intenciones.
En tiempos donde las ciudades piden medios de transporte más sostenibles, ágiles y personales, Lambretta se reafirma como una de las propuestas más auténticas y con más personalidad del mercado. Una moto que te lleva, pero también te representa. Que bebe del pasado, vive en el presente y está lista para el futuro.