Abortar no da insomnio, ni bulimia, ni anorexia, ni provoca autolesiones, ni da agresividad, ni alcoholismo, ni provoca suicidio, ni da esterilidad, ni tampoco cáncer. Por eso, el inventado síndrome posaborto no tiene el aval ni de la OMS ni de asociaciones de psicología ni ginecológicas. Por eso, el síndrome posaborto sacado de la chistera por Vox, apoyado por el PP de Madrid, debería alarmar a todo el mundo. Porque no se pueden proponer políticas públicas ni propuestas legales que sean falsas y que no estén basadas en la ciencia y en los estudios académicos.
Lo que sí afecta a las mujeres psíquica y físicamente es no poder abortar, los obstáculos legislativos o sanitarios, el paternalismo, el infantilismo, la negación, la desinformación, no tener apoyo familiar, no tener apoyo del entorno, dificultar el proceso, no hacerlo en condiciones adecuadas o tener antecedentes psicológicos. Sin olvidar que también les afecta que haya grupos acosando en las puertas de esos centros a las mujeres y que creen un estigma sobre ellas.
Tampoco Vox y el PP han apoyado nada nuevo. Este falso síndrome se inventó en los años 80 por parte de grupos que se hacen llamar provida, en Estados Unidos. De provida tienen poco. No sé qué opinarán de las palabras del papa León XIV, cuando sostiene que es un poco raro que grupos provida norteamericanos apoyen la pena de muerte o el trato inhumano a inmigrantes. Me niego aquí a entrar en el debate religioso, porque este es un asunto de ciencia. Solo que tal vez quienes se oponen deben empezar por revisar sus contradicciones antes de ir dando lecciones. Sobre todo, cuando vienen subvencionadas desde allí hacia toda Europa, con sus lobis. Están haciendo política machista limitando derechos. Y lo repetiremos mil veces si hace falta. Recuerdo que hay incluso feministas que no abortarían si se vieran en esta situación, pero que defienden que ese derecho sea accesible para cualquier otra mujer que lo necesite. Recuerdo: nadie obliga a abortar.
Siempre que surge este tema, aparece el debate de que hay mujeres que lo usan como método anticonceptivo. ¿Perdona? ¿Ellas solo son responsables? Pero, ¿es que se quedan embarazadas por obra y gracia del espíritu santo? ¿Los métodos anticonceptivos no son cosa de dos? O a ver si es que viendo tanto porno sin protección y con tanta propaganda contra la educación sexual, a la que Vox llama adoctrinamiento, tenemos otro problema. Que no es la ley del aborto, por cierto.
No se entiende que la propuesta de Vox haya sido acogida por el PP de Almeida, en Madrid, con los brazos abiertos. Tienen mayoría absoluta y podría haberlo rechazado. Han creado un problema de la nada. Y la excusa de que las mujeres reciban información no se sostiene, pues la medida lo que aporta a las mujeres es desinformación de un síndrome inventado.
Si nada lo remedia, es probable que tengamos de vicepresidente a Abascal en las próximas elecciones. Así que hay que blindar el derecho al aborto en la Constitución ya. Es urgente.
*Profesora de la UOC y periodista