La mujer del Imperio Español que humilló a Inglaterra con solo un cañón y una idea

Cuando hablamos de grandes gestas militares en Hispanoamérica, solemos pensar en ejércitos, generales y hombres uniformados. Pero en 1762, en plena guerra entre España e Inglaterra, fue una muchacha de apenas 19 años, Rafaela Herrera, quien escribió con pólvora y valentía una de las páginas más sorprendentes de la resistencia colonial. Desde un castillo levantado en la selva nicaragüense, esta criolla logró lo impensable: frenar una invasión británica y humillar a un imperio que se consideraba invencible

Desde un castillo levantado en la selva nicaragüense, esta criolla logró lo impensable: frenar una invasión británica y humillar a un imperio que se consideraba invencible.

 El contexto: España contra Inglaterra en el Caribe  

El siglo XVIII estuvo marcado por una rivalidad feroz entre las potencias europeas. España e Inglaterra competían por rutas comerciales, puertos estratégicos y dominio en el Caribe. En 1762, en el marco de la Guerra de los Siete Años, Inglaterra desplegó su poder naval con la intención de asestar un golpe decisivo a los dominios hispánicos.

Uno de sus objetivos era controlar el río San Juan de Nicaragua, puerta natural hacia el Lago de Nicaragua y, de ahí, hacia el Pacífico. Si lograban dominar ese paso, tendrían en sus manos un corredor estratégico para atacar Centroamérica y amenazar las rutas comerciales españolas

 Un castillo en medio de la selva  

El Castillo de la Inmaculada Concepción, levantado en 1673, se convirtió en el obstáculo principal. Estaba situado en un punto clave del río, diseñado para impedir que buques enemigos avanzaran hacia el interior. Cuando los ingleses llegaron con centenares de hombres y una fuerza naval considerable, encontraron una guarnición española debilitada y al mando de un capitán gravemente enfermo: José de Herrera y Sotomayor, padre de Rafaela.

El capitán moriría poco después, dejando a los soldados sin líder. Todo parecía indicar que la rendición era cuestión de horas. Pero en ese momento, ocurrió lo inesperado: una joven se negó a permitir que la bandera española se arriara.

Cruz de San Andrés, insignia de la monarquía hispánica

Cruz de San Andrés, insignia de la monarquía hispánica

  La decisión de Rafaela  

Rafaela Herrera, hija del difunto capitán y criolla nacida en esas tierras, rechazó la idea de rendirse. Convenció a los oficiales de resistir y tomó una decisión que cambiaría la batalla: apuntar personalmente un cañón contra los británicos.

El disparo fue certero y letal: alcanzó al comandante inglés al frente del asalto, sembrando el desconcierto en las filas enemigas. El impacto no fue solo físico, sino también psicológico. Los ingleses, confiados en una victoria fácil, se encontraron con una resistencia inesperada liderada por una mujer

 La retirada inglesa  

La guarnición, animada por el valor de Rafaela, redobló sus esfuerzos. Durante varios días repelieron los ataques desde el castillo, aprovechando la ventaja estratégica de su posición. Finalmente, los británicos, desmoralizados y sin su comandante, decidieron retirarse.

El fracaso de la expedición fue sonado: no solo habían sido derrotados, sino que la humillación era mayor porque su derrota la había firmado una joven criolla de 19 años

 Más que una victoria militar  

El gesto de Rafaela Herrera no fue un simple episodio bélico. Representó la capacidad de los criollos de defender sus tierras y participar activamente en la historia de Hispanoamérica. En una época en la que las mujeres rara vez aparecían en los relatos militares, ella rompió moldes y se convirtió en símbolo de resistencia.

Además, su acción contradijo de manera directa la llamada Leyenda Negra, que retrataba a los pueblos hispánicos como pasivos, crueles o incapaces frente a las potencias del norte. Aquí, en plena selva nicaragüense, una mujer demostró lo contrario: determinación, coraje y sentido de pertenencia

 El legado de Rafaela Herrera  

Aunque la historia de Rafaela quedó eclipsada durante mucho tiempo, en Nicaragua es recordada como heroína nacional. El castillo donde se fraguó la hazaña sigue en pie, y cada visita es también un homenaje a aquella muchacha que, armada con un cañón, logró cambiar el curso de una batalla y defender la soberanía de su tierra.

Hoy, cuando se recuperan figuras olvidadas de la historia, Rafaela Herrera merece ocupar un lugar destacado. No solo porque detuvo una invasión, sino porque su gesta demuestra que la historia de Hispanoamérica no se entiende sin las mujeres que, aunque pocas veces aparecen en los manuales, fueron capaces de hacer retroceder a todo un imperio.



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