No se cansa de repetir Xabi Alonso que su Real Madrid es un equipo en construcción, como parapeto frente a las críticas e incluso como atenuante ante la euforia que pueda haber. Y en esa fase de construcción, los cimientos tienen que ver, claro, con las paradas de Courtois, los goles de Mbappé o las recuperaciones de Tchouaméni. Pero fuera de lo fáctico, dentro de lo que no se mide pero sí se percibe, un ladrillo fundamental para el éxito de Alonso es la alegría de Vinícius.
Ya se sabe que este es un factor voluble, que hoy existe a carcajadas y mañana funde a negro sin aparente motivo, así es Vinícius. Pero partidos como el que completó este sábado contra el Villarreal, en el que el Real Madrid ganó y recuperó el liderato momentáneo (a la espera del Sevilla-Barça de este domingo), son de los que propician más días de gloria que de lamento.
Marcó Vinícius dos de los tres goles del Madrid, provocó un penalti y forzó la expulsión de un rival, Mouriño. Un albarán que habla por sí solo de lo fundamental que fue para vencer al tercer clasificado de la competición, en un partido que sirvió al Madrid para sacarse la espina del manotazo en el derbi y para irse al parón, tras una semana complicada, con alegría. La de Vinícius.
Valverde, de lateral
Valverde, que no ha nacido para ser lateral derecho, jugó de lateral derecho, culminando sobre el terreno de juego una semana en la que él solito ha convertido una gota de agua en una tormenta sobre sí mismo. Ese movimiento abrió un espacio en el centro del campo que no fue para Bellingham, aprendida la lección del Metropolitano de que aún le falta puesta a punto para partidos exigentes.
Jugó, por segundo partido seguido, Ceballos junto a Güler en la medular. Pretendía Alonso multiplicar las opciones en las largas posesiones que era previsible que tuviera el Madrid, frente a un Villarreal que, como todos los equipos de Marcelino, tiene paciencia y talento para defender, siempre bien organizado y sin dejar vacíos legales.
El Real Madrid celebra uno de sus goles contra el Villarreal. / JJ Guillén / EFE
La pelota, en fin, fue blanca, pero las posesiones de los locales tendían a ser demasiado inocuas. Una sola parada de Arnau Tenas en la primera mitad, apenas un puñadito de ocasiones del Madrid, la más clara a cargo de un Mastantuono que apareció poco pero siempre con acierto, interceptada por Veiga cuando iba camino de la portería.
El milagro de Courtois
Con todo, quien más cerca estuvo del gol en la primera mitad fue el Villarreal. Courtois, con un milagro con su marca de agua, evitó que los amarillos, ya cerca del descanso, marcaran en su primer intento, deteniendo un mano a mano a Oluwaseyi. Habría sido un castigo excesivo para un Madrid superior aunque impreciso y escaso de alegría en su juego.
El listado de carencias lo resolvió Vinícius a los dos minutos de la primera mitad. Era la segunda vez en apenas segundos que le buscaba las cosquillas al amonestado de Mouriño y encontró premio. Regateó al argentino sobre la línea de cal, buscó ángulo de disparo y chutó a portería. Por el camino, el tacón de Comesaña se topó con la pelota y desvió su trayectoria, dejando a Tenas sin opciones de detenerla.
Mbappé, lesionado
Era Vinícius quien estiraba al Madrid, quien aportaba valor añadido a sus acometidas y quien iba a marcar su segundo tanto. Rafa Marín estuvo muy torpe cometiendo un penalti muy evitable sobre el brasileño que Guillermo Cuadra no dudó en sancionar. Mbappé, como siempre, fue a por la pelota, pero el brasileño se la pidió. Tampoco dudó el francés en cederle la responsabilidad y Vini, con suspense, expandió la ventaja blanca.

Mbappé, en el suelo tras lesionarse. / AFP7 vía Europa Press
Ni el inmediato gol de Mikautadze, tras una desatención defensiva colectiva que permitió al georgiano recibir y disparar en la frontal, cambió ya el color del partido. Porque poco después, Vinícius consiguió al final forzar la segunda amarilla de Mouriño (en una acción que no parecía merecedora de ese castigo) y, ya con diez el Villarreal, Mbappé marcó el tercer tanto de los de Xabi Alonso, a pase de Brahim.
El francés se retiró del partido lesionado, aunque por nada grave, apenas un leve esguince de tobillo que como mucho puede dejarle fuera de la convocatoria con Francia este parón, y eso fue lo poco reseñable que ocurrió en lo que quedaba de un partido en el que el Real Madrid reparó parte de su dañada autoestima. Vinícius se encargó de ello.
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