Puso el Real Murcia este verano toda la carne en el asador para tener una delantera de otra categoría, pero resulta que tras un mes de competición los atacantes del Real Murcia no matan. Y como los atacantes del Real Murcia no matan, el Real Murcia no gana. Porque este viernes los granas tampoco sumaron de tres, porque este viernes, ante el Sevilla Atlético, el equipo de Etxeberria se tuvo que conformar con un punto. Y gracias. Porque al descanso iban perdiendo. Fue Palmberg, que solo llevaba cuatro minutos en el terreno de juego, el único que logró batir a Alberto Flores; fue Palmberg el encargado de hacer lo que no hicieron Flakus, Real o Ekain. Y eso que las tuvieron de todos los colores. Sin embargo, sus fallos inexplicables les dejaron en una mala situación, y más teniendo en cuenta el caché que acumulan y los salarios que tienen.
Pues con un 1-1 se tuvo que conformar la afición del Real Murcia, una afición que vio una pequeña mejoría de los suyos, sobre todo de en los últimos metros, pero que tuvo que lamentar de nuevo la debilidad defensiva. Con apenas dos ocasiones en la primera parte, los visitantes hicieron más daño que el Real Murcia con casi una decena, pero una decena de la que ninguna o casi ninguna fue entre los tres palos.
Posiblemente el empate sea suficiente para que Felipe Moreno no apriete el botón de crisis, pero la realidad es otra. Un equipo que ya tendría que funcionar como un reloj apenas va a chispazos, chispazos salvadores de Palmberg que no sirvieron ni para dar la estocada a un Sevilla Atlético que llegaba a Nueva Condomina con solo cuatro puntos y tras dos derrotas consecutivas.
Novatos de cara a puerta
Al descanso lamentaban los aficionados del Real Murcia las ocasiones falladas por su equipo. Al descanso ningún murcianista entendía que el Sevilla Atlético mandara en el marcador de Nueva Condomina. Pero es que al descanso el único que realmente había disparado entre los tres palos era el filial sevillista. Porque mientras que los «primeros espadas» del Real Murcia parecían novatos de cara a puerta, los sevillistas habían hecho temblar a Piñeiro y su defensa. Lo hicieron en el 12 con una ocasión clarísima que Álex Costa estrelló en el larguero antes de botar sobre la línea y lo hicieron en el 39, en una acción que acabó silenciando a la grada cuando Miguel ponía el 0-1 en el marcador.
Y mientras el Sevilla Atlético mataba, el Real Murcia las enviaba al cielo. Porque, a diferencia de las dos últimas jornadas, el equipo de Etxeberria sí tuvo chispa arriba, sin embargo, sus atacantes mostraron calidad cero. Solo hay que ver un remate en el que Ekain, en vez de ver puerta, le pegó al balón hacia atrás; u otro de un Juan Carlos Real que, con todo a favor, golpeó más césped que balón. Y podríamos seguir. Porque, gracias a la superioridad por banda, Cristo Romero y Vicente se encontraron una autovía, sin embargo, nunca consiguieron conectar con sus compañeros. Ni Flakus pudo salir al rescate de los granas con su efectividad habitual.
Y mientras que los atacantes del Real Murcia se mostraban más que imberbes, algo impropio de la categoría de los futbolistas que había en el once de Etxeberria; la defensa siguió pagando la apuesta ofensiva del técnico. Porque, como ya hiciera el Algeciras, el Sevilla Atlético no necesitó mucho para sacar petróleo de las debilidades de la zaga grana, una zaga en la que de nuevo se apostaba por tres centrales -Mier y Andrés López acompañaban a Alberto González-. Solo necesitaban balones largos para ganar la batalla a los centrales y a partir de ahí iniciar el ataque.
Sekou, otra vez titular, otra vez señalado
No necesitaron ni volcarse arriba. Con tímidos acercamientos ya hicieron mucho más daño que el propio Real Murcia en el área rival. En el minuto 12 Álex Costa remataba al larguero un balón que botó sobre la línea, hasta el punto de que el técnico sevillista pidió la revisión de la jugada, considerando que había sido gol. No hubo gol, dijo el colegiado, pero ni eso fue consuelo para el Real Murcia, porque el Real Murcia, que tuvo fases de mucha insistencia ofensiva pero de poca claridad, recibió el peor de los golpes cuando Kpebane dejó señalado a Sekou, si aún no lo estaba después de su nefasta actuación en Algeciras, para poner un balón al área que no desaprovechó Miguel (39).
Quedaba señalado Sekou y quedaba otra vez en entredicho la apuesta defensiva de Etxeberria, y es que el técnico volvía a repetir la fórmula de los tres centrales, aunque en esta ocasión era Andrés López el que acompañaba a Jorge Mier y Alberto González. Por su parte, Sekou pasaba a un centro del campo más reforzado también, con Moyita y Juan Carlos Real. El que pagaba los platos rotos era Pedro Benito, que perdía su posición en ataque, un ataque en el que aparecían solo Ekain y Flakus.
Tocaba remontar, pero no daba esa sensación tras la vuelta de vestuarios. Era el Sevilla Atlético el que se mostraba más cómodo, aunque sin conseguir poner en aprietos a Piñeiro. No le interesaba para nada al Real Murcia ese plan. Tampoco que el partido se convirtiera en un correcalles, teniendo en cuenta la debilidad defensiva de los granas. Pero parecía que esa era la única opción para que los locales llegaran al área. Volvieron a hacerlo en otra acción en la que Juan Carlos Real siguió acumulando ocasiones falladas, en esta ocasión gracias a una buena parada de Alberto Flores.
Palmberg, el rescatador grana
Llegaron los primeros cambios en el 54 -Palmberg y Benito ocupaban los sitios de Real y Ekain-. Y no le pudieron sentar mejor al Real Murcia. Palmberg solo necesitó cuatro minutos para rescatar a los suyos. Como hiciera ante el Villarreal B, el brasileño pescó un balón muerto después de un saque de banda de David de Vicente para conseguir el deseado gol del empate.
Tenía que apretar el Real Murcia, tenía que dar hasta la última gota de sangre el conjunto grana para conseguir la remontada, y empezó encerrando al Sevilla Atlético. Impulsados por Pedro Benito y Palmberg las batallas iban cayendo del lado local, mientras que Vicente y Romero seguían insistiendo en los centros. Pero de nuevo el Real Murcia fallaba de cara a gol. Pocas veces lograban encontrar la conexión, pocas veces los remates iban entre los tres palos.
No era suficiente el asedio para un Real Murcia que le faltaba continuidad. No le valía con pequeños arreones. De ahí que Etxeberria siguiera intentando buscar soluciones. Pedro León, primero, y a falta de cinco minutos Isi Gómez y Cadorini completaron las ventanas de cambios para los granas. Pero supo jugar el Sevilla Atlético bien con el reloj y, aunque los granas acabaron con un córner a favor, el empate ya no se movió del marcador, un empate que será utilizado por Felipe Moreno para pedir paciencia, sin embargo los nubarrones siguen pululando por Nueva Condomina.