Los tres últimos años del Granca no se podrían entender sin la figura de Jaka Lakovic. A sus 47 años puede presumir de ser uno de los entrenadores jóvenes más cotizados de Europa, pero a pesar de haber recibido los cantos de sirena de equipos de Euroliga como puedan ser el Panathinaikos, el Barça o el Baskonia, desde su desembarco en Gran Canaria, lo cierto es que esa mente fría que le caracterizó en su etapa como jugador y que le acompaña en su nueva trayectoria como técnico, le han llevado a renovar su compromiso con los claretianos durante dos temporadas más.
La oferta de la entidad grancanaria, avalada por su presidente, Sitapha Savané y por su director deportivo, Willy Villar, viene apuntalada por su trabajo y sus resultados deportivos. Tres cursos le han bastado para inscribir el nombre del club en la lista de campeones de la Eurocup, tras llevar a los amarillos a disputar dos finales continentales en tres años.
Su corazón caliente, que le viene de su ascendencia balcánica, le ha ganado en ocasiones algún que otro disgusto en la cancha por sus fricciones con los árbitros que tras tres cursos en la Isla, parece que le tienen tomada la matrícula, siendo uno de los entrenadores de la ACB que reciben más técnicas a lo largo de la temporada.
Espíritu de campeón
Ese espíritu competitivo que le viene de serie y que le llevó en su etapa como jugador a convertirse en campeón de la Euroliga, le lleva a necesitar en su vida constantes retos profesionales que superar, por lo que la posibilidad de jugar su tercera final continental como entrenador, en una nueva competición para él, como es la Basketball Champions League, es un nuevo incentivo en su incipiente trayectoria profesional para poder sumar otro éxito a su trayectoria, antes de pasar a torear en las grandes plazas de la Euroliga.
La apuesta que hizo el club hace tres cursos, dando la oportunidad a un entrenador joven que venía despuntando en el ratiopharm Ülm alemán, para poner fin a la etapa de Porfi Fisac como técnico, se ha demostrado con el tiempo que fue uno de los grandes aciertos de un Dreamland Gran Canaria, donde el propio Sitapha Savané, presidente del club, afirmó el curso pasado, que el esloveno puede permitirse el lujo de perder siete partidos consecutivos sin que su puesto como entrenador jefe vaya a correr ningún peligro. Una razón más, sin duda, sumada al cariño que su mujer y sus hijos le han tomado al terruño isleño, para que el esloveno alargue su proyecto en la Isla como mínimo durante la presente temporada.
La complejidad de sus sistemas y su exigencia son sus marcas de autor, de un entrenador que todavía está en proceso de crecimiento y al que no se le augura de momento ningún techo. Como al bueno del Coronel John Anibal Smith y su Equipo A, a Jaka le gusta que sus planes de partido le salgan bien, porque cada vez que el equipo ha seguido a rajatabla su plan de partido, intensos en defensa, rápidos en las transiciones y valientes en el tiro, las cosas por lo general le han ido bien. El equipo inicia el curso lejos de donde pretende llevarlo el esloveno, pero tiempo al tiempo.
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