El Gobierno de Aragón confía en poder aprobar los presupuestos de 2026 y alejar así la opción de un adelanto electoral de la mano del resto de comunidades autónomas lideradas del PP, como planean desde Génova según han publicado los medios nacionales. Las cuentas para Partido Popular son claras: necesita los siete votos de Vox para poder aprobar unos presupuestos que le permitan agotar la legislatura. Sin nuevos presupuestos, escaparse al adelanto electoral se ve más complicado.
Pero algo está cambiando en las relaciones del PP y Vox que permite mirar con cierto optimismo desde el Pignatelli la tramitación del proyecto presupuestario. Según fuentes consultadas por este diario, «las cosas están cambiando» y, a pesar de la distancia evidente con los de Alejandro Nolasco en las Cortes de Aragón, hay contactos con Madrid que podrían pacificar el camino de un pacto presupuestario.
Sin embargo, queda todo por hacer. Después de más de un año de dimes, diretes y vaivenes con el volátil Vox, nadie da nada por hecho en el equipo del presidente de Aragón, Jorge Azcón. Ni por la aprobación del presupuesto ni por el adelanto electoral. Pero ayer el consejero de Hacienda, Roberto Bermúdez de Castro, se mostró confiado en una aprobación de las cuentas, si consiguen previamente aprobar el techo de gasto. Y para las dos cosas necesitan a Vox. Porque desde el PSOE no garantizan su voto favorable al que se prevé que sea el techo de gasto «más alto de la historia».
«Cuando haya Consejo de Política Fiscal y Financiera, que en principio puede haber después de las fiestas del Pilar, y cuando tengamos la senda de déficit, presentaremos el techo de gasto y, si se aprueba el techo de gasto, aprobaremos los presupuestos», declaró Bermúdez de Castro ante las preguntas de los medios de comunicación sobre un hipotético adelanto electoral y la marcha de las negociaciones para aprobar las cuentas de 2026. Respecto al adelanto, Bermúdez de Castro recordó que es competencia exclusiva del presidente Azcón, pero sobre lo demás, fue más optimista que en ocasiones anteriores.
«Algo ha cambiado»
«Votar en contra de unos presupuestos que van a tener mucho más dinero para Sanidad, mucho más dinero para Educación y para Servicios Sociales… No creo que el Pacto Verde o lo otro -la política de inmigración- tenga mucha influencia en aprobar los presupuestos. Serán unos buenos presupuestos y, si no se aprueban, cada uno que asuma las consecuencias», dijo, señalando de nuevo veladamente la responsabilidad del grupo parlamentario de Vox en su aprobación y, sobre todo, si no salen adelante unas cuentas que prevén incluir el nuevo hospital Royo Villanova, la gratuidad de la enseñanza de cero a tres años, la concertación del Bachillerato o las prometidas bajadas de impuestos en la comunidad autónoma.
Aunque en la política autonómicas las relaciones con Vox siguen igual de distanciadas que antes, «algo ha cambiado», confiesan fuentes del Ejecutivo aragonés, en los últimos días. Los de Alejandro Nolasco presentaron como sus principales propuestas de resolución en el debate del estado de la comunidad la petición de reprobación precisamente del consejero de Hacienda, Roberto Bermúdez de Castro, y de la consejera de Bienestar Social, Carmen Susín.
Sin embargo, el portavoz de Vox, Alejandro Nolasco, no destinó ni un minuto de los 10 que tuvo en la sesión plenaria de ayer para pedir esas reprobaciones, ni para justificarlas. Ni una mención a la acción política de reprobar a dos consejeros, que es uno de los posicionamientos más contundentes que puede ejercer cualquier grupo político, además de solicitar su dimisión.
Para las fuentes consultadas por el PP esto sucedió porque «ha pasado algo» en los últimos días que han hecho que los de Nolasco cambiaran su discurso. Pero ese algo no sucedió en Aragón, ni con los líderes aragoneses de Vox, que siguen desconociendo el borrador del presupuesto ni han recibido «ninguna llamada ni contacto para aprobar el techo de gasto». Sino en Madrid, donde realmente se deciden las cosas en el partido más centralista de todo el espectro político español. El PP se mueve así en el alambre de las relaciones con el partido de extrema derecha y sus excéntricas peticiones para sacar adelante unos presupuestos, como ocurriera ya con los de 2024, cuando compartían Gobierno.
Es la baza que tiene el presidente de Aragón, Jorge Azcón, para evitar la convocatoria electoral conjunta con otras comunidades autónomas del PP, que se vislumbra en Génova como una alternativa que pueda mostrar el proyecto conservador en detrimento del de Pedro Sánchez. Y que le permitiría presentarse por libre, sin ataduras y sin mezclar su destino con el del resto de barones populares. Aunque el clima electoral que dibujarían los populares con su superdomingo de elecciones autonómicas, dotaría al encuentro con las urnas de un contexto nacional que es el que ha elegido Azcón para gobernar en Aragón.
Por último, en la comunidad, las encuestas le sonríen al presidente de la comunidad, que sigue liderando la comunidad enfrentándose a su principal rival, Pilar Alegría, en diferido, ya que la líder del PSOE aragonés no ocupa un escaño en las Cortes de Aragón. Pero abrir las urnas siempre es como echar una moneda al aire. Y si la metroscopia es favorable a Azcón, también registra una importante subida de Vox. Si habrá presupuestos o elecciones no se sabe todavía. Pero hoy hay vías de negociación más abiertas que ayer. Y eso ya es algo nuevo.