Otra farmacéutica española se refuerza en Estados Unidos, en pleno cerrazón comercial del país norteamericano. Rovi ha anunciado este lunes que ha llegado a un acuerdo con Bristol Myers Squibb (BMS) para hacerse con una de sus plantas de producción de medicamentos en Phoenix, Arizona. El presidente y consejero delegado de la compañía, Juan López-Belmonte Encina, ha remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) una carta en la que asegura que celebrará mañana mismo una reunión con analistas e inversores para explicar la transacción, con lo que nada se ha dicho aún de si es una operación para esquivar posibles aranceles. El contexto, en cualquier caso, es el que es.
Lo que ha explicado la farmacéutica es que ha comprado la planta y una serie de activos y pasivos relacionados con la misma «por un importe no significativo» para ella, que formará parte de la red de Rois (su negocio de fabricación para terceros) y que el cierre de la operación está previsto para el primer semestre del año que viene. Son 34.000 metros cuadrados de instalación, situados sobre un terreno de 80.000 metros cuadrados.
También ha difundido ya la farmacéutica que la operación implica seguir vinculados a BMS. Esta compañía les habría vendido la fábrica a cambio de poder seguir fabricando allí. Es decir, que BMS pagará a Rovi un mínimo de 50 millones de dólares (42 millones de euros aproximadamente) cada año durante 5 años, para que Rovi produzca lo que necesiten. En total, así pues, 250 millones de dólares (unos 215 millones de euros).
Según la documentación asociada al anuncio, Rovi destaca de la planta su capacidad «para realizar el llenado aséptico y empaquetado de productos farmacéuticos», que disponga de un área citotóxica aprobada por los organismos regulatorios estadounidenses, europeo y japonés, que tenga una plantilla «con gran experiencia y formación» o que se hayan invertido en ella más de 100 millones de dólares desde 2021.
Planes para la fábrica
«La transacción permite continuar con la fabricación de medicamentos esenciales en territorio estadounidense», se apunta en esta presentación, en la que también se define a Phoenix como «un lugar excelente para una planta de fabricación a terceros». La operación, concluyen, es «un paso clave» para cumplir con su propósito de convertirse en «una de las principales compañías de fabricación de inyectables de alto valor añadido (jeringas precargadas, cartuchos y viales) a nivel mundial».
De entrada, los primeros compases de la fábrica están asegurados al haber atado a BMS como cliente durante cinco años. Más adelante, pretenden implementar nuevas líneas de llenado de jeringas y están abiertos a explorar la ampliación para obtener más capacidad de llenado y empaquetado, así como agrandar la fábrica físicamente.
La planta se suma a las cuatro del estilo que tiene en funcionamiento Rois en España (una en Granada y las otras tres en Madrid) y la ven, además de como una forma de ganar músculo productivo, también como una «herramienta complementaria a la estrategia de ampliación del equipo comercial» y «a la expansión de las actividades de marketing para aumentar el conocimiento de la marca en Estados Unidos y la Unión Europea».
Suscríbete para seguir leyendo