Un estudio que aplica inteligencia artificial a un caso real único en el mundo ha analizado miles de kilómetros de carretera y millones de datos, concluyendo no solo que limitar la velocidad reduce los accidentes, sino que su impacto es mucho mayor de lo que se pensaba y que su beneficio se dispara justo cuando creemos que no es necesario.
Un nuevo estudio, publicado en la revista Transportation Research Part A: Policy and Practice y liderado por la investigadora Maike Metz-Peeters, arroja nueva luz sobre la implantación de un límite de velocidad general en las autopistas alemanas, al analizar con un nivel de detalle sin precedentes el impacto real que tienen en la frecuencia de los accidentes.
Para llevar a cabo su investigación, el equipo construyó una base de datos que fusiona múltiples fuentes de información geoespacial. Analizó casi la mitad de toda la red de autopistas de Alemania, dividiéndola en pequeños segmentos de 500 metros. Para cada uno de estos tramos, recopiló datos sobre las características de la vía (curvatura, número de carriles, presencia de túneles), las condiciones del tráfico (volumen de vehículos, porcentaje de camiones), el estado del asfalto e incluso factores socioeconómicos y meteorológicos de la zona. Sobre este mapa se superpuso la información de los accidentes con heridos ocurridos entre 2017 y 2019, clasificándolos por su gravedad.
Relación causal
El principal desafío en este tipo de análisis es demostrar una relación causal. No basta con observar que en los tramos con límite de velocidad hay menos accidentes, ya que es posible que esos límites se impongan precisamente en lugares que, de por sí, ya son más peligrosos. Para superar este obstáculo, el estudio aplicó una técnica avanzada de aprendizaje automático (IA) conocida como «bosque causal «. Este método permite estimar el efecto de una intervención (en este caso, un límite de velocidad) con mayor robustez, minimizando los sesgos y permitiendo explorar cómo varía el efecto en función de distintas circunstancias.
Los resultados confirman que los límites de velocidad tienen un efecto significativo en la reducción del número y la gravedad de los accidentes. Al comparar los tramos con límites de 100, 120 y 130 km/h frente a aquellos sin ninguna limitación obligatoria, se observan reducciones notables. Por ejemplo, un límite de 120 km/h se asocia con una disminución del 35% en los accidentes mortales y del 26% en los que provocan heridos graves. Incluso el límite más permisivo de 130 km/h mostró una importante bajada del 23% en los accidentes con heridos leves y una impresionante reducción del 53% en los accidentes fatales.
Referencia
Mandatory speed limits and crash frequency on motorways — A causal machine learning approach. Maike Metz-Peeters. Transportation Research Part A: Policy and Practice, Volume 200, October 2025, 104616. DOI:https://doi.org/10.1016/j.tra.2025.104616
El tráfico influye
Quizás una de las conclusiones más reveladoras del estudio se refiere a la efectividad de los límites en función de la densidad del tráfico. Contrariamente a la creencia popular de que los límites son innecesarios cuando hay pocos coches en la carretera, la investigación demuestra que su efecto beneficioso es, de hecho, mayor en los tramos con menos tráfico.
La explicación es lógica: en condiciones de baja congestión, los conductores tienden a alcanzar velocidades más altas y, sobre todo, aumentan las diferencias de velocidad entre vehículos, un factor que eleva el riesgo de colisión. El límite de velocidad actúa como un regulador que modera estas conductas peligrosas precisamente cuando las condiciones invitan a correr más.
Beneficio social
El estudio también cuantificó el beneficio social que podría derivarse de la implantación de límites de velocidad en los tramos que actualmente no los tienen. La aplicación de un límite general podría suponer un ahorro económico de entre 206 y 218 millones de euros anuales, calculados a partir de los costes asociados a los accidentes (daños materiales, gastos médicos, pérdidas de productividad, etc.).
En términos humanos, el impacto sería aún más significativo: se estima que un límite de 120 km/h podría evitar 58 muertes y 904 heridos graves cada año en las carreteras alemanas.