Robi se define como un «catador de café». Dice que el de Madrid le gusta y confiesa que el de Barcelona nunca lo ha probado a pesar del título de su canción. Tiene ese gusto por la cafeína «desde chiquito», cuando se acostumbró desayunando con su madre. El puertorriqueño lleva una blazer roja a juego con una gorra trampera de lana, una tierna combinación con cadenas de oro al cuello que sintetizan bastante sus dos caras, la de reggaetonero y la de popstar.
Desde la cafetería del centro de Madrid donde organiza su showcase, uniendo algunas de sus pasiones en un solo espacio, cuenta que, de hecho, ahora el pop es su verdadera zona de confort. «Mi personalidad es al cien por cien esta, la que tengo ahora», recalca cómodo «En el reaggeton me cohibía de esta parte de mí», confiesa. «Ahora puedo mostrar lo que soy como artista», continúa para añadir un «y el que quiera quedarse, es bienvenido». Algo parecido a «lo mejor de los mundos». Por eso Robi puede cantar la mítica Patysito acapella en una cafetería moderna en la que se sirve café de especialidad.
Hablar de amor y que se escuche
Su amable tiny desk a la hora de la merienda, arranca con un tema que aun no ha tocado en la capital para ir dando paso a su arco romántico, ese que tanto les gusta al reducido grupo de fans presentes que graban al cantante en directo sentado junto a su guitarrista. Casi todas tienen un factor común: son románticas, melosas y generacionales. «Las películas, los anuncios y las marcas nos venden una idea del amor y el romance distinta de lo que nosotros queremos escuchar ahora mismo», explica antes de reparar en la importancia de «lo gris».
«Apuesto por ser transparente y honesto»; algo que, tal y como defiende, no está irremediablemente ligado a la contundencia. «Ni te amo ni te odio. Hoy puedo quererte, mañana no. Esas cosas pasan». El popular puertorriqueño de 23 años insiste en que la esencia radica en «hablar de sentimientos», da igual cuáles sean. Aunque sí reconoce que disfruta «hablando de amor a una generación que no quiere oír hablar de amor», o por lo menos, no desde la óptica por la que el artista se ha decantado.
En ese sentido, recuerda el paralelismo con Rauw Alejandro, el denominado «rey reggeaton pop» que estando en la cumbre del descaro género latino, en 2021 se subió al remix de Tiroteo para volverse un chico tierno y enamoradizo, porque los reggaetoneros también tenían rupturas tristes y seguir sonando bien desde ópticas nuevas. «Tengo el tema preparado para él», dice Robi sobre una futurible colaboración con su paisano. «Es la persona más cercana a lo que yo estoy haciendo. Es una llave muy importante«, asegura. El pequeño repertorio de Robi lo cierra, por supuesto, Café de Barcelona, la pegadiza y favorita de la mayoría allí presente que ha desplegado con su frescura y amabilidad habitual.
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