Javier Milei criticó este miércoles a la ONU con los mismos argumentos que Donald Trump y participó en la Asamblea General como apologista del presidente de Estados Unidos, elogiando su política interna que equiparó con las acciones que realiza en Argentina el Gobierno de ultraderecha. El anarcocapitalista habló ante una sala casi vacía e indiferente a la recepción del auditorio. Entusiasmado con el respaldo que le ha dado el multimillonario republicano para salvarlo del «naufragio», según Joaquín Morales Solá, columnista del diario ‘La Nación’, Milei recordó que Naciones Unidas no debe «decidir qué debe hacer cada Estado nación e individuo del planeta». El extertuliano televisivo llamó en ese sentido a «rechazar las extralimitaciones» de la organización. «No acompañaremos nunca el cercenamiento de libertades individuales, comerciales ni la violación de derechos naturales de los ciudadanos de estados miembros, y hemos votado en consecuencia». También pidió que la ONU gaste menos dinero, se recorten programas y se formen «agencias únicas». La «motosierra» que aplica en el Estado argentino es el mejor remedio. Para Milei, «la financiación» de las acciones del organismo debe estar «condicionada a resultados verificables». Apegado a su rechazo al cambio climático, dijo en esa dirección que la Agenda 2030 implica «el malgasto de recursos escasos». También pidió que la ONU sea depurada de los discursos de izquierda.
El exacerbado trumpismo de Milei provocó cierto desconcierto en Buenos Aires. El magnate «está llevando adelante una reestructuración, sin precedentes, de los términos del comercio internacional. Una tarea de magnitudes titánicas que hacen al corazón del sistema económico global». Aunque el proteccionismo de Trump es contrario a la ideología de libre mercado absoluto que proclama el argentino y perjudica a las exportaciones argentinas, la excepción norteamericana es digna de encomiarse. El sistema global, dijo Milei, «estaba depredando el corazón industrial de su país y sumiéndolo en una crisis de deuda sin parangón; más aún, está llevando adelante una limpieza de la captura institucional del Estado americano porque en el mismo se habían infiltrado facciones de izquierda que atentaban contra cualquier programa de reforma por más necesario que fuera».
Trump, añadió, «entiende que es el momento de revertir una dinámica que estaba llevando a Estados Unidos a una catástrofe, y sabemos que una catástrofe en Estados Unidos es una catástrofe global. Su férrea y exitosa política en términos de ponerle un freno a la inmigración ilegal lo deja más que claro».
Fiel a su libreto, el presidente argentino se consideró, junto con Trump, la vanguardia de las transformaciones del orden global. «Actualmente, en todo el mundo se está planteando una contradicción entre el presente y el futuro, un problema de índole política, económica y filosófica, en cuya respuesta se juega el destino de la humanidad toda». También embistió una vez más contra los criterios de justicia social y «la demanda de redistribución» de la riqueza. El político populista apeló «a la envidia y al resentimiento».
Salvavidas financiero
La intervención de Milei fue precedida por declaraciones del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, quien confirmó que Washington negocia con Buenos Aires un acuerdo por 20.000 millones de dólares para sortear la seria crisis económica y financiera, marcada por la falta de reservas en el Banco Central y el cuadro recesivo. «Estamos listos para hacer lo necesario para apoyar a Argentina y al pueblo argentino», dijo, pero dejó en el aire un condicionamiento. El dinero se girará «inmediatamente después de las elecciones», una decisión que, según los analistas, podría estar supeditada al resultado electoral de la ultraderecha en los comicios parlamentarios del 26 de octubre.
La derrota por 14 puntos en la contienda realizada en la provincia de Buenos Aires a comienzos de septiembre había generado preocupación en el mundo de las finanzas. Bessent llamó a la calma. «No creo que el mercado haya perdido la confianza en él, creo que el mercado está mirando por el espejo retrovisor y viendo décadas, cerca de un siglo, de terrible mala gestión argentina«. La oposición, en tanto, ha reclamado que cualquier acuerdo con Estados Unidos tenga el aval parlamentario. Milei se resiste a pasar por ese filtro. El ultraderechista quiere volver a su país no solo con el apoyo de Trump sino el de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, con quien tenía previsto reunirse.
Suscríbete para seguir leyendo