Se cumplen justo nueve años de aquella Festa de la Rosa en la que Miquel Iceta levantó el fervor entre la militancia del PSC desgañitándose al grito de: «¡Pedro, mantente firme, líbranos de Rajoy y del PP, por Dios, aguanta!». Salvador Illano es Iceta. El momento político es otro -ahora los socialistas mandan en la Moncloa y en la Generalitat- y el president es devoto de la sobriedad y poco amigo de subir decibelios. Pero lo que no ha cambiado es ese cierre de filas con Sánchez para arroparle y pedirle, una vez más, que resista, ahora ante Alberto Núñez Feijóo y Vox.
Este domingo, la Pineda de Gavà volverá a ser una bombonera del socialismo catalán, un hervidero de un clima de adhesión al presidente del Gobierno que poco tiene que ver con el que el líder del PSOE lidia en Madrid. Ni el caso de presunta corrupción por el que Santos Cerdán está en la cárcel ha resquebrajado el apoyo incondicional del PSC a Sánchez, con Illa como principal escudero. «Tenemos a la militancia muy activada y el encuentro de este año será más multitudinario que el del año pasado», auguran en la sala de máquinas de la calle de Pallars.
Illa y Sánchez tienen ligados sus destinos, han decidido actuar coordinados a las duras y a las maduras hasta el punto de que una dirigente del PSC, Montse Mínguez, ejerce de portavoz de un PSOE en crisis. La Moncloa es una gran atalaya para que proyectos como la financiación singular, la amnistía o grandes inversiones en Rodalies o el aeropuerto puedan tener recorrido en Cataluña. Y Cataluña, el principal bastión territorial del PSOE en estos momentos, es el granero de votos más fiel con el que cuenta el presidente del Gobierno. La estabilidad de Illa, que precisa del apoyo de ERC y de los Comuns para gobernar, depende de las concesiones de Madrid. Y también Sánchez necesita a los independentistas para dar cuerda a la legislatura hasta 2026.
Los compromisos con Cataluña
Así que con estas vinculaciones recíprocas, desde el Govern dan por hecho -y esperan como agua de mayo- que el presidente del Gobierno explicite que la financiación singular no solo va a ser una realidad, sino que pronto se entrará en concreciones. El PSC necesita reforzar la confianza con ERC en este asunto para que los republicanos se sienten a negociar los presupuestos de 2026. «Reafirmará sus compromisos con Cataluña», apuntan desde la dirección de los socialistas catalanes a la espera de en qué términos se expresa el presidente del Gobierno.
A nosotros nos toca hacer de visagra entre el PSOE y ERC, estamos en medio para garantizar la relación de confianza a tres bandas
Aunque esta semana se ha hecho evidente que hay nudos discrepantes por deshacer con el Ministerio de Hacienda, que prepara una propuesta alternativa a la de la recaudación del 100% del IRPF registrada por ERC, en el Govern de Illa están convencidos de que no tardará en haber avances. «El sí de Sánchez, su compromiso firme, lo tenemos desde el primer día», argumentan. También relativizan el estira y afloja con la ministra María Jesús Montero, con quien el president de la Generalitat ha querido dejar claro esta semana que no hay «choque» alguno. «A nosotros nos toca hacer de bisagra entre el PSOE y ERC, estamos en medio para garantizar la relación de confianza a tres bandas», resumen.
Movilización contra PP y Vox
Sin embargo, en el PSC dan por descontado que una cosa son los entresijos de una negociación con la que se juega la estabilidad el Govern y que puede soliviantar a barones territoriales del PSOE y otra muy distinta la motivación de los miles de militantes que este domingo se movilizarán por Sánchez. Su principal motor no es la financiación, sino insuflar moral a Sánchez en un momento en que crecen los «mensajes virulentos del PP y Vox y el contexto reaccionario» y la debilidad del Gobierno es más que evidente.
El president de la Generalitat, Salvador Illa, en un acto del PSC / MANU MITRU
«Sánchez lleva siete años de resiliencia y nuestra gente le tiene mucho cariño. Lo que no consigue con los ‘de arriba’ lo consigue con ‘los de abajo’, con las bases», aseguran fuentes de la dirección del PSC, que aseguran que las principales preocupaciones de los suyos son asuntos como la vivienda o la seguridad. Cuando estalló el caso Koldo, desde la sede de Pallars reconocieron que sus afiliados habían quedado en ‘shock’ y descolocados ante la crisis abierta en el PSOE.
Pero si hay un revulsivo que logra reactivar a la militancia es la ofensiva del PP y de Vox contra Sánchez acompañada de una escalada verbal sin tregua contra el presidente, así como el espantajo de poder perder la Moncloa y que el país quede de nuevo en manos de la derecha. El «aguanta» lanzado por Iceta se mantiene vigente, pese a todo.
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