Asoka, que se encarga de la gestión del Centro de Protección de Animales de Orihuela, atraviesa -de nuevo- dificultades para afrontar los gastos esenciales. Hasta el punto de que sus nueve trabajadoras están sin cobrar desde hace tres meses, en concreto, las mensualidades de junio, julio y agosto.
Además de esos impagos, a la entidad se le debe abril, de forma que el Ayuntamiento solo ha abonado mayo en los últimos cinco meses. El Consistorio adjudicó en mayo el contrato para el servicio de recogida, mantenimiento y gestión de los animales perdidos, abandonados o confiscados en el término municipal, por un importe total de 778.392 euros y un plazo de tres años (260.000 anuales), prorrogables hasta un máximo de cinco. Sin embargo, no se firmó hasta agosto, tres meses después.
El abono de mayo se realizó hace tan solo unos días. Las trabajadoras, que se encargan en este momento de 150 animales, decidieron emplearlo primero para los pagos pendientes a veterinarios y gastos de material para cumplir con los proveedores antes que cobrar sus nóminas.
Varias personas, que conocen la situación que atraviesa el centro, están donando de forma desinteresada algunos productos de limpieza y comida para animales. Es el caso, por ejemplo, de una usuaria que adoptó a una galga que llegó en muy malas condiciones al centro, donde la esterilizaron y le practicaron una cirugía para salvarle la vida, como muestra de la labor que realizan pese a las dificultades que están afrontando y que ahora su continuidad está en peligro.
Fuentes municipales han querido dejar claro que el Consistorio realiza los pagos, según estipula el contrato, a la entidad, que es la que administra y asigna el dinero, al mismo tiempo que recalcan que «en breve» se le abonarán las cantidades pendientes.
Mejora económica
La licitación de este contrato salió en febrero, ya que caducaba en abril. El que estaba vigente desde entonces lo aprobó la junta de gobierno local, en sesión extraordinaria, en marzo de 2022, después de que PSOE y Cambiemos dieran la voz de alarma sobre la situación en la que se encontraba el Centro de Protección Animal, con impagos y dificultades para afrontar gastos esenciales, en muchos casos resueltos gracias a generosidad de particulares, desde que anterior el contrato caducara en 2021. En aquella ocasión, el presupuesto alcanzaba los 202.758 euros (el anterior, adjudicado en 2016, era de 159.720 euros).
Pese a la mejora económica, se ha vuelto a dar el mismo problema que hace más de tres años, y desde abril hasta agosto se ha estado funcionando sin contrato. El nuevo contrato incluye también la gestión de colonias felinas, la promoción de la tenencia responsable de animales, así como los servicios auxiliares de limpieza y mantenimiento de las instalaciones del Centro de Protección Animal, que está preparado para atender cada año a unos 800 animales. Su capacidad incluye hasta 192 perros, 74 gatos y 10 unidades de ganado mayor.
Además, dispone de la correspondiente declaración administrativa como Núcleo Zoológico de la Comunidad Valenciana, y cuenta con autorización para albergar diversas especies: desde perros y gatos hasta équidos, aves o pequeños rumiantes.
Entre sus infraestructuras, que se ubican en la partida Lo Arques de San Bartolomé, destacan zonas específicas para diferentes especies, instalaciones de cuarentena, maternidad y quirófano, cámaras de congelación para cadáveres, almacenes, pozo estanco, silo de residuos y zona de aparcamiento.
Garantías
La concejala de Sanidad, Irene Celdrán, subrayó entonces que, «con esta adjudicación, garantizamos un servicio de calidad que prioriza el bienestar animal, prestando especial atención a la protección y atención de los animales abandonados o en situación vulnerable en nuestro municipio». Además, destacó que «el centro cuenta con el personal y los medios necesarios para hacerlo en condiciones óptimas».
La edil recordó también que «la coordinación de todas las tareas que se realizan en el centro son imprescindibles para preservar el bienestar físico y emocional de los animales, de ahí la importancia de contar con un único operador especializado que gestione el servicio en su conjunto».
En suma, el contrato recoge todos los aspectos fundamentales para un funcionamiento integral del centro: atención veterinaria, socialización, educación canina, procesos de adopción y unas condiciones higiénico-sanitarias adecuadas. Todo ello coordinado bajo un programa sanitario riguroso y supervisado por profesionales veterinarios. Falta que el engranaje no falle.
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