Suena una alerta y dos pilotos de las Fuerzas Armadas corren para despegar los cazas F-18 que llevan desde el pasado lunes en la base aérea de Gando, el objetivo: estar en el aire en menos de 15 minutos para responder a una amenaza que no conocerán hasta estar en el aire. Al mismo tiempo, se detecta un dron cerca del aeropuerto de Las Palmas gracias al equipo de la sala de control en la Base Aérea. La Policía Nacional y la Guardia Civil se coordinan y, a través de tecnología incorporada hace apenas dos años, logran inhibir el aparato que supone una amenaza para la seguridad. Estas y otras actuaciones conforman la activación de Eagle Eye 25-03, que se lleva a cabo desde este lunes en Canarias.
El ejercicio se activó por tercera vez este año —en esta ocasión en las Islas— con el objetivo de integrar las capacidades del Ejército del Aire y del Espacio, el Ejército de Tierra y la Armada dentro del sistema de Defensa Aérea Nacional. Es decir, un adiestramiento en el que se juntan los distintos cuerpos para responder con mayor eficiencia en el desarrollo de las operaciones de presencia, vigilancia y disuasión ante posibles emergencias. No obstante, no se plantean escenarios específicos y la relevancia de estos simulacros se encuentra en estar preparados para el día a día.
Eagle Eye cuenta por primera vez con equipos específicos para la detección y neutralización de amenazas de pequeño tamaño pilotadas por remoto. Altos cargos como el capitán Adrián Humanes, del Servicio Aéreo de la Guardia Civil, destacan el auge en los últimos dos años de la defensa contra drones: «Es una de las amenazas clave a día de hoy». Por ello, cuentan con más de 1.500 pilotos formados y unos 300 instructores que se encargan de «actualizar los conocimientos a esos pilotos», explica Humanes. En cuanto a medios, contabiliza un total de 550 drones y más de 100 medios contra drones.
La importancia de actuar contra estas amenazas lleva a todos los equipos —los tres ejércitos, Policía Nacional y Guardia Civil— a trabajar en conjunto ante cualquier emergencia o catástrofe que pudiera suceder. «La interoperabilidad de todos los miembros permite que nos conozcamos y sepamos actuar bajo los mismos procedimientos, lo que conlleva al éxito de la operación y que todo sea más seguro», explica el capitán del Servicio Aéreo de la Guardia Civil.
En el aire, con capacidad de recorrer el Archipiélago en unos 30 minutos y con un consumo de combustible de unos 600 a 700 litros por minuto se encuentran los cazas F-18 de la unidad militar Ala 12. En total se desplegaron seis de estos aviones para la misión, dos se encuentran de forma permanente en la base de Gando y los otros cuatro provienen de la base de Torrejón de Ardoz en Madrid.
Singularidad de las Islas
Las dos misiones anteriores de este 2025 tuvieron lugar en Galicia y el Mediterráneo y, en esta ocasión, las Fuerzas Armadas se cruzan con la singularidad del Archipiélago. El teniente Domingo Abril, desplegado en la misión como jefe de la batería Patriot del Ejército de Tierra, subraya que «trabajar en Canarias supone un reto no solo por el propio despliegue y las singularidades de la orografía de la Isla, sino a nivel logístico lo que nos supone desplazarnos desde Valencia —nuestra sede de origen— hasta el Archipiélago». Pues bien, el despliegue ha supuesto el traslado de 300 militares y más de 100 vehículos.
Por su parte, el teniente coronel Luis Fernández, del Mando Aéreo de Combate y oficial coordinador de esta actividad, resalta el bajo tráfico aéreo civil como un punto clave a favor en este tipo de misiones. El sur del Archipiélago, explica, es «una zona ideal para realizar maniobras militares sin interferir con la aviación comercial». El teniente coronel también hizo hincapié en la utilidad de este tipo de ejercicios como entrenamiento realista ante amenazas actuales, especialmente la de los drones, que representan un desafío creciente para la defensa aérea. «Como toda amenaza, los drones han evolucionado rápidamente en los últimos años, y nosotros hemos tenido que adaptar también nuestros sistemas de respuesta», advierte.
Algunos de estos vehículos aéreos no tripulados ya emplean tecnología de conexión por fibra, lo que dificulta su detección e inhibición con sistemas como los que trabajan estos días en Gando. Por ello, insiste Fernández, «el Ejército trabaja en nuevas soluciones tecnológicas y en la formación continua del personal para hacer frente a este escenario cambiante».
Sinergia 25
El Eagle Eye coincidió con el ejercicio Sinergia 25, que se desarrolla desde el pasado día 15 hasta el próximo domingo, 21 de septiembre. En este caso distintas unidades de las Fuerzas Armadas, que despliegan de forma permanente, reforzaron la vigilancia en todos los espacio de interés del país. Lo hacen con la ejecución de operaciones sincronizadas y coordinadas de los cinco Mandos Operativos: Terrestre, Marítimo, Aéreo, Ciberespacial y Aeroespacial.
Suscríbete para seguir leyendo