GAZA EVACUACIÓN OFENSIVA ISRAEL | El coste de huir al sur de Gaza: al menos 2.000 dólares para alquilar una furgoneta y comprar una tienda

Desplazarse al sur de Gaza se ha convertido en un lujo inalcanzable para muchas familias, que deben enfrentar un coste que supera los 2.000 dólares solo para alquilar una furgoneta y comprar una tienda de campaña. A esto se suman gastos extra como baños portátiles o el alquiler de un terreno, en una situación marcada por la escasez y el temor constante a los bombardeos.

«Nos estamos preparando para un segundo viaje de sufrimiento hacia el sur«, relata un padre palestino de Ciudad de Gaza que prefiere no dar su nombre. «Necesito alquilar un camión para evacuar a mi familia de seis miembros. Me han pedido 1.000 dólares, y hay que esperar varios días para conseguir cita». Como él, muchas personas esperan días con dinero en mano sin conseguir transporte.

Mursad, de 45 años, ya fue desplazada una vez y ahora vive con su madre bajo unas lonas improvisadas. “No tenemos carpas, ni la posibilidad de que alguien nos ayude. El problema es el dinero y el transporte”, explica. Otros, como Samad, de 24 años, han pagado hasta 5.000 shékels (unos 1.300 dólares) por transporte compartido, en condiciones precarias. “Después del hambre, el asedio y las penurias, ¿de dónde voy a sacar dinero?”, lamenta.

Nasser al-Nabieh, también residente de Ciudad de Gaza, resume la desesperación generalizada: “La situación en Gaza… incluso si quieren que tengamos paciencia, que aguantemos, no hay agua, ni cocinas solidarias, no hay comida ni vida. ¿Cómo quieren que resistamos?”, expresó, antes de añadir que sus hijos fueron asesinados y su casa destruida.

Transportistas como Ali Said al Corán aseguran estar desbordados. “Mi teléfono no para de sonar. Todos quieren salir. El camino es insoportable”, dice. La gasolina, escasa y cara, se ha disparado de 100 a 150 shékels por litro en cuestión de días, lo que ha elevado aún más los precios. “La gente huye sin rumbo, solo del miedo”, añade. Mientras tanto, la población civil sigue atrapada entre la pobreza, el dolor y la guerra.

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