Se cuentan con los dedos de una mano los futbolistas mediáticos de la liga española que acostumbran a mojarse en cuestiones políticas. Uno de ellos es el exzaragocista Borja Iglesias. El delantero gallego, que dejó una huella imborrable en Zaragoza pese a militar tan solo una temporada en el club, la temporada 2017/18, suele ser una de las caras visibles de la conciencia social en el fútbol.
El Panda ya pisó más de un callo en 2020 cuando se pintó las uñas de negro como gesto de protesta contra el racismo y la homofobia, en un contexto marcado por el movimiento Black Lives Matter en EEUU tras el asesinato de George Floyd a manos de un agente de policía en Minnesota. El gesto le valió toda una serie de críticas xenófobas y homófobas en redes sociales a las que respondió de forma tajante: «Es una forma de concienciarme y luchar desde mi posición contra el racismo, pero creo que también me viene bien contra la homofobia». Y, con cierta sorna, añadió: «Tengo que admitirte que me gustan».
No fue la única acción en esa misma línea que ha encabezado desde entonces. Iglesias tomó la decisión de renunciar a ir a la selección «hasta que las cosas cambien» tras la esperpéntica asamblea de la Federación Española de Fútbol en la que el entonces presidente, Luis Rubiales, vociferó aquello de «no voy a dimitir» tras el escándalo del, entonces, presunta agresión sexual y posterior acoso a Jenni Hermoso después de que la selección española femenina ganara el mundial en Sídney en 2023. «Me parece lamentable que sigan presionando y poniendo el foco sobre una compañera», justificó entonces el Panda.
Hoy, Luis Rubiales tiene a su espalda una condena, confirmada por la Audiencia Nacional, por agresión sexual por el beso no consentido.
Pronunciamiento sobre las protestas propalestinas
Cada uno de sus pronunciamientos le han valido una campaña de acoso ultra en redes pero, lejos de amilanarse, el exzaragocista no ha caído en la tentación de callarse. Ese mismo patrón se repitió aquel 2023 cuando acudió a una boda con un bolso, junto con su compañero Aitor Ruibal. Foto en redes, comentarios homófobos y respuesta del delantero: “A los que estáis todavía en la prehistoria os mando mucho ánimo”.
Su último pronunciamiento sobre cuestiones más allá del terreno de juego ha sido este pasado jueves, en la rueda de prensa previa al choque entre el Celta y el Girona de este fin de semana. Preguntado por un periodista por las protestas propalestinas que están condicionando el normal desenlace de la Vuelta a España, que han obligado a acortar dos etapas y marcar el transcurso de varias más, el delantero vigués no se ha cortado.
«Me sorprende que le demos más importancia a parar un evento deportivo que a un genocidio. No lo termino de entender. A veces hay que parar, hay que detenerse y reclamar lo que creo que es obligatorio, que son los derechos humanos que es el respeto que muchas veces no está. Pienso que cualquier situación es buena para hacerlo», respondió dando, una vez más, una muestra de una fuerte sensibilidad política, social y, en este caso, humanitaria.