Los aficionados del Real Murcia han vivido este domingo algo poco habitual. Los aficionados del Real Murcia han visto ganar a su equipo en Nueva Condomina en el primer partido de esta temporada como local. Es algo que debería ser habitual, pero la realidad que no lo es, de ahí la importancia, y más teniendo en cuenta la derrota del estreno en Marbella. Tenía que ganar el Real Murcia para no generar un nerviosismo necesario en el ambiente, y los granas se impusieron al Torremolinos con un gol de penalti de Flakus. Pero lo que no cambió en la vuelta del fútbol al estadio murciano fue el sufrimiento. Porque, aunque los tres puntos se quedaron en el casillero de los locales, a la conclusión del partido pocos salieron satisfechos de lo visto. Mucho trabajo por delante tiene Etxeberria si no quiere que los murcianistas se conviertan en una comparsa atrás, porque este domingo lo fue en muchas ocasiones, y eso que el Torremolinos es uno de los rivales más frágiles del Grupo II.
Se puede decir incluso que entre las debilidades defensivas del Real Murcia y la falta de acierto en ataque, al Real Murcia le salvó en esta segunda jornada el VAR. La nueva tecnología de videoarbitraje instalada en esta tercera categoría fue muy protagonista en el choque de este sábado. Gracias a una revisión, los granas disfrutaron de un penalti en el minuto 12 que acabó con gol de Flakus, la gran novedad en el once. Y otra revisión en el 44 daba un respiro a la afición local al anular el colegiado un gol por fuera de juego de los visitantes que no había visto el asistente.
Para empezar, nadie despreciará el 1-0, porque los puntos son los puntos, pero mucho deberá mejorar el Real Murcia en las próximas jornadas para ser un auténtico equipo y para agradar más allá de los primeros veinte minutos, porque por ahora el Real Murcia es como un globo, un globo que se desinfla a las primeras de cambio, un Real Murcia sin protagonismo en el centro del campo, un Real Murcia con grandes grietas defensivas, en definitiva un Real Murcia mucho más parecido al de Fran Fernández que al que nos prometieron en este nuevo proyecto.
Estaban todas las miradas puestas en el juego del Real Murcia de Joseba Etxeberria en su estreno en Nueva Condomina, pero el gran protagonista de la primera parte fue el VAR o el FVS como se conoce el sistema en Primera RFEF. Gracias a una revisión se adelataban los granas en el minuto 12 con un gol de penalti anotado magistralmente por Flakus y gracias a otra revisión se salvaban los murcianistas en el 44, cuando el colegiado, después de acudir a la pantalla, anulaba un tanto por fuera de juego al Torremolinos. Y ya puestos a revisar, el Real Murcia se animó a pedir a que se examinara otra acción dentro del área y el Torremolinos agotó una de sus dos tarjetas azules para reclamar un penalti que el árbitro no consideró. Y, entre unas cosas y otras, la primera parte se alargaba hasta casi el minuto 60, una primera parte que dejaba al Real Murcia por delante en el marcador (1-0) pero con la mosca detrás de la oreja por el miedo que provocaba el Torremolinos cada vez que se acercaba a puerta, miedo que tenía más que ver con la debilidad defensiva de los locales que con la fortaleza de los visitantes.
Parecía corto el marcador al descanso después de todo lo se vio. Porque, aunque llegó un momento en que la primera parte parecía eterna, en que muchos aficionados pedían a gritos el descanso para ir aunque fuera a la cantina, hubo tiempo para que ocurrieran muchas cosas. Hubo tiempo para que el Real Murcia, como sucediera en Marbella, se adelantara muy pronto en el marcador. En su primer partido como titular en este curso, Flakus empezó a revalorizar su fichaje. No falló el esloveno desde el punto de penalti después de que el colegiado acudiese al VAR para revisar una acción en la que Climent bloqueaba en un salto a David Vicente. Hubo tiempo para que el Real Murcia dejara detalles de su versión más ofensiva, hasta el punto de convertir en protagonista al meta Javi Cuenca.
Pero también hubo tiempo para comprobar que aún tiene trabajo por delante Etxeberria para engrasar la maquinaria ofensiva y para encontrar un centro del campo que dé consistencia tanto al mirar arriba como al mirar abajo. Porque esto último se volvió a convertir en un problema y eso que el Torremolinos posiblemente sea uno de los equipos más débiles de la categoría. Pues hasta el Torremolinos hizo sufrir al Real Murcia, porque el Real Murcia no ha necesitado ni dos jornadas para darse cuenta de que su pasotismo en el mercado a la hora de reforzar la zaga puede salirle más que caro.
Sin casi empezar, Etxeberria ya tiene la defensa a cuadro. Este domingo a la baja de Andrés López se sumó la de Saveljich, dejando a Alberto González y Jaso como únicos centrales. Y no van mucho más sobrados los granas por banda. Con Mier también lesionado y sin recambio para Romero, ya podía cruzar los dedos el técnico para que no hubiera ningún contratiempo.
No necesitó mucho el Torremolinos para generar peligro. Tuvo poco dominio, pero nada más tocar el balón llegaba sencillo. Ayudaba que Cristo Romero no da la máxima seguridad en la banda izquierda, y por ahí lo intentaron varias veces los visitantes, como ocurrió en el 33, cuando Gazzaniga tuvo que aparecer para evitar males mayores en un remate de Christian a pase de Polo.
Fue cuando ya muchos miraban al vestuario cuando se descontroló todo por los distintos parones como consecuencia de las revisiones del VAR. Y una vez más le salió de cara al Real Murcia la instalación de la nueva tecnología. Gracias a la pantalla, el colegiado anulaba un gol de Christian por fuera de juego que no había visto el asistente.
Hasta nueve minutos dio de alargue en la primera parte, minutos que no aprovechó el Real Murcia para ampliar ventaja. Y eso que tuvo una clara en un remate de Alberto González y otra en una acción en la que Ekain no vio puerta. Y con otra revisión por el camino del minuto 45 se llegó al sesenta sin que se señalase el camino del vestuario.
Con la fama que ha ido acumulando el Real Murcia a lo largo de los años de que si algo puede salir mal, sale mal para los granas, la falta de consistencia de los de Etxeberria en el centro del campo generaba cierta desconfianza en Nueva Condomina. Y eso que a trompicones el cuadro local seguía generando llegadas. Pero esas llegadas no servían para aumentar la distancia y dar tranquilidad. Lo que dejaba todo abierto ante un Torremolinos que seguía aprovechando la debilidad defensiva de los murcianos.
Encontraba el Real Murcia alivio en los centros laterales. Romero y Vicente eran los encargados de agitar el ataque ante la falta de profundidad de los murcianistas por el medio. No estuvo acertado Pedro Benito y la salvó Cuenca en un remate de Bustos. Todo mientras Etxeberria intentaba encarrilar la situación con la entrada al campo de Palmberg, Schalk y Sekou -se marchaban Real, Isi Gómez y Ekain-.
A falta de veinte minutos no se lo estaba pasando demasiado bien la afición del Real Murcia. El divertimiento prometido no acababa de llegar y los pocos acercamientos del Torremolinos ponían de los nervios a los seguidores presentes en Nueva Condomina, que además se lamentaban por la falta de acierto de un conjunto grana que no tampoco era capaz de aprovechar su ocasiones de gol.
Dio un poco de seguridad y orden la entrada al campo de Sekou. Pero no mejoró el Real Murcia su eficacia, volviendo a fallar demasiado, como ocurrió en una acción lanzada por Flakus desde la banda que dejaba en una situación única a un Pedro Benito que todavía no se sabe qué quería hacer para ni rematar.
Se llegaba a los últimos cinco minutos con el Torremolinos insistiendo en dar la sorpresa en Nueva Condomina. Pudo hacerlo en el 85. Gazzaniga confirmó que no ha empezado la liga en el mejor estado de forma. Se precipitó en un centro lateral y permitió a Christian rematar, aunque para suerte de los locales el balón se marchó fuera.
Ni a falta de dos minutos encontró alivio el Real Murcia, porque un latigazo de Vicente se estrelló en el larguero. Pero por suerte, esta vez no hubo guantazo final, por suerte los aficionados del Real Murcia pudieron empezar la liga celebrando un triunfo en Nueva Condomina.