En los últimos días no se habla de otra cosa en Mallorca: la supuesta factura de 63.327 euros que, según se decía, un famoso estadounidense habría pagado en un restaurante de Palmanova.
Pero ya de entrada algo chirría: “estrella de Estados Unidos” y “Palmanova” no terminan de encajar. Este destino mallorquín es más bien un lugar de vacaciones de clase media, muy frecuentado por turistas británicos, pero no precisamente por millonarios americanos.
Es cierto que Palmanova se ha modernizado después de la pandemia y luce más cuidada, pero ni de lejos puede compararse con lugares como Puerto Portals o Valldemossa. Además, no cuenta con un puerto donde pueda fondear un yate de 70 metros de un director de Hollywood, ni mucho menos donde el capitán llegue en zodiac cargado con 18 pizzas, dos docenas de botellas de champán y marisco por valor de 45.000 euros.
Una factura manipulada
Y esta no es la única irregularidad. La propia factura, publicada en redes sociales por el restaurante Annabel, está claramente manipulada.
Un ejemplo: aparecen 17 botellas de Dom Pérignon Rosé a 480 euros cada una, pero en el total solo suman 160 euros en lugar de 8.160. Ningún sistema de caja funciona de manera tan absurda.
La imagen incluso parece un montaje: justo debajo del risotto “Carabinieri” de 38 euros se notan signos de retoque digital.
El punto más llamativo son los “Varios pescados” a 45.000 euros. Traducido en producto real, equivaldría a unos 200 bogavantes o a dos kilos del mejor caviar. Sin embargo, el dueño del Annabel explicó a Bild que en realidad se trataba de tres botellas de vino Pétrus 1986, cuyo precio de compra parte de los 2.500 euros. En un restaurante, esa cifra suele multiplicarse por dos o tres. Aun así, incluso si se hubiera cobrado a 15.000 euros la botella, cualquier entendido en vino lo tacharía de abuso.
Y lo más extraño: ¿alguien que pide un Pétrus de 1986 lo acompañaría con una simple pizza? Porque en la factura no aparecen más platos que pizza, pasta y risotto.
Propina añadida a la fuerza
El restaurante se delata además con un detalle ilegal: añade un 10 % de propina directamente a la cuenta, nada menos que 5.748,90 euros. Eso no está permitido, y menos aún cuando en el recibo la cifra no aparece como propina, sino como “tax” (impuesto).
Aunque al pie se lea “se ha aplicado una tasa de servicio opcional”, el truco sigue siendo ilegal.
Una invención de principio a fin
En resumen: todo esto no es más que una tomadura de pelo, un montaje descarado y completamente inventado. Lo que sí es, sin duda, es una gran jugada publicitaria. Ahora queda en manos de cada visitante de Palmanova decidir qué pensar de ello.