En diplomacia, la semántica importa y en el caso de un conflicto tan divisivo como el de Israel y Palestina, que no pone de acuerdo ni a la comunidad internacional, todavía más. Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reúnen este jueves y viernes en Bruselas con la guerra de Oriente Próximo como plato fuerte de la agenda -sin olvidarse tampoco de Ucrania-, conscientes de la gravedad y el creciente deterioro de la situación humanitaria y dispuestos a buscar una fórmula de consenso para hacer posible la entrega de la ayuda más básica -alimentos, agua, medicinas y carburante- a la población palestina de la Franja de Gaza sin enfadar a Israel.

La petición de un «alto el fuego» parece a estas horas descartada. Ya lo advirtió el pasado lunes el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, durante el debate preparatorio de los ministros de Exteriores en Luxemburgo. Esta opción implicaría un acuerdo permanente, que Israel no se defienda de los ataques de la organización terrorista Hamás. Algo impensable en estos momentos para el Gobierno de Binyamin Netanyahu y para socios europeos como Austria, República checa, Italia o Alemania, que insisten en poner el acento ante todo en el derecho de Israel a defenderse

Pese a la grave catástrofe humanitaria -el francés Emmanuel Macron, el checo Petr Fiala, el austriaco Karl Nehammer o el alemán Olaf Scholz podrán dar cuenta de su visita a Israel- tampoco ha calado la petición de un «alto el fuego humanitario» defendido por el secretario general de Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres, y apoyado por países como Luxemburgo, Bélgica o España, para que la ayuda llegue «de forma sistemática, permanente y proporcionada», según reivindicaba este miércoles el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. «Es urgente e imperativo que haya un cese y un alto el fuego humanitario para que se pueda permitir la entrada urgente de ayuda humanitaria en Gaza de forma sistemática, permanente y proporcionada a las extraordinarias necesidades de la población palestina», ha insistido el dirigente socialista.

Una pausa o pausas

De ahí la fórmula de compromiso de la «pausa humanitaria» recogida en el borrador de conclusiones que negocian los Veintisiete y que a priori podría satisfacer a una mayoría de delegaciones, también a Francia, Países Bajos o Dinamarca, por ejemplo. La declaración, que todavía debe terminar de ser negociada, se hace eco de la «gran preocupación· existente por el deterioro de la situación humanitaria en Gaza y reclama «un acceso humanitario continuado, rápido, seguro y sin obstáculos y que la ayude llegue a aquellos que la necesitan a través de todas las medidas necesarias, incluida una pausa humanitaria». Se trata de un objetivo “menos ambicioso” que no genera todavía un consenso total. 

Países como Austria o Alemania todavía quieren hilar más fino y privilegiar la fórmula de “ventanas humanitarias” o “pausas humanitarias” en plural, para significar que el parón debe ser algo breve y limitado en el tiempo y muy concreto, que no ponga en cuestión el derecho de los israelíes a defenderse. ¿Cómo puede estar la UE peleandose por comas cuando hay hospitales sin electricidad?. “Las letras, las comas, las palabras, las frases son importantes. Es como se encuentran al final acuerdos. Desde nuestra perspectiva lo que importa es que haya acceso humanitario y ayudar a los que lo necesitan, estén en Israel o en Gaza”, se defiende un alto cargo europeo sobre un debate “emocional”, “sensible” y “difícil”

“En el borrador que vi ayer estaba en singular pero no estoy seguro de si seguirá en singular. Pero ¿cuál es la diferencia?”, pregunta otro diplomático europeo minimizando que suponga un problema. “Todos los Estados miembros buscan garantizar el acceso continuo y sin obstáculos a la ayuda humanitaria, el agua y la electricidad, sin que sea contradictorio con el derecho de Israel a combatir el terrorismo”, atina un segundo diplomático que no descarta otra formulación para llegar a esa misma conclusión y lograr garantizar que la ayuda pueda pasar a través del paso de Rafah, en la frontera con Egipto. Macron por ejemplo anunciaba este miércoles el envío de un buque de la Armada con suministros para hospitales que considera debe poder entrar “sin restricciones”.

Más allá del debate semántico sobre cómo pedir a Israel que deje de bombardear Gaza para permitir la entrada de ayuda humanitaria, la intención de los Veintisiete -sobre la base de la declaración acordada el pasado 15 de octubre- es condenar los ataques de Hamas, pedir la liberación de todos los rehenes “sin precondiciones”, reiterar el derecho de Israel a defenderse, teniendo en cuenta el derecho internacional y el derecho humanitario, evitar una escalada regional en Oriente Próximo e intentar revivir el proceso de paz de Oriente Próximo sobre la base de una solución de dos estados. “Nuestra resposabilidad es permanencer unidos y ser coherentes”, sostiene en su carta de invitación a la cumbre el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

Apoyo a Ucrania

Los líderes de la UE también intentarán disipar cual duda sobre su apoyo sin fisuras a Ucrania y prueba de ello son los 14 párrafos que dedican en el borrador de conclusiones de la cumbre en la que participará, de nuevo por videoconferencia, el presidente Volodimir Zelenski. Es decir, la mitad del documento de conclusiones que ultiman los líderes europeos está dedicado a Ucrania. “Demuestra que esto sigue siendo una prioridad absoluta. No veo ningún cansancio en Ucrania. Al contrario, hemos estado discutiendo (la situación) cada dos últimas semanas”, insisten fuentes diplomáticas en un mensaje repetido en otras delegaciones. 

La reunión servirá para hacer repaso a todas las líneas de trabajo abiertas para apoyar a Kiev desde el punto de vista financiero, político, humanitario y militar y reiterar el “apoyo inquebrantable” de la UE “durante tiempo que sea necesario”, señala Michel en su carta. Sobre la mesa estarán la nueva ronda de sanciones que ha empezado a preparar la Comisión Europea y la utilización de los activos rusos congelados para apoyar la reconstrucción del país, una cuestión “delicada” que “hay que abordar con cuidado porque puede desestabilizar el sistema financiero internacional”, apuntan fuentes diplomáticas.

Los Veintisiete también dedicarán tiempo a hablar de la revisión del Marco financiero plurianual para el período 2024-2027. Se trata de la primera vez en que los líderes discuten la revisión presupuestaria y el objetivo es dar orientaciones políticas a los ministros con vistas a tratar de cerrar un acuerdo antes de finales de año. En su propuesta, presentada en junio pasado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, incluyó en la revisión una dotación adicional de 50.000 millones para Ucrania, 15.000 millones más para la política de asilo e inmigración, más dinero para tecnologías y para cubrir el impacto de la subida de tipos de interés.

 

“Debemos adoptar una mirada crítica con respecto a nuestras necesidades más acuciantes, determinar nuestras prioridades y decidir cómo financiarlas”, sostiene Michel. Un grupo de países, de los llamados frugales, están de acuerdo en poner más dinero “fresco” para Ucrania, pero insisten en que la financiación del resto de objetivos debe realizarse reasignando partidas del actual marco presupuestario. Michel también ha incluido en la agenda un debate sobre asilo e inmigración aunque para evitar problemas, como en la cumbre de Granada, el borrador de conclusiones solo se hace eco de que los Veintisiete han mantenido un debate estratégico.