VUELTA CICLISTA | El viento fresco de la Vuelta

Cuando pasa el pelotón hay que agarrarse las gorras, si se llevan puestas. Se levanta un viento que, aunque dista de ser huracanado, mueve las hojas de los árboles y sirve para que el espectador, apostado en las aceras, se percate de la tremenda velocidad a la que ruedan los ciclistas.

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