Oliver Blume lleva desde 2015 al frente de Porsche como consejero delegado. Siete años después, en 2022, tras la salida de Herbert Diess, Blume adquirió también el cargo de director general del Grupo Volkswagen.
Tres años lleva al frente tanto de la empresa matriz como de la marca de deportivos de alta gama, que ha reducido sus beneficios de este primer semestre del año un 71% en comparación con el 2024.
Apuesta por Grupo Volkswagen
No obstante, este doble de juego de Blume está cerca de acabar. Según ha publicado el medio Wirtschafts Woche, Blume ha decidido apostar por su posición como CEO del Grupo Volkswagen, por lo que se va a despedir de su puesto homólogo en Porsche.
Esta decisión, que un primer momento puede parecer personal, también podría haber estado motivada por la incertidumbre de los inversores, que no dudaron en mostrar sus dudas sobre esta doble posición de Blume tras la salida a bolsa de Porsche en 2022, el mismo año que Blume asumió el mando del grupo matriz.
Remando contra los aranceles
La decisión definitiva debería haber estado lista este mismo mes de septiembre, pero las fuentes que han trasladado la información a este medio alemán han confirmado el retraso. No obstante, se puede esperar que el comunicado oficial llegue durante el otoño de este año y que el cambio se haga efectivo ya a principios de 2026.
Al parecer, una de las razones de que la ejecución de este cambio se retrase son las divergencias en elegir un candidato que sustituya a Blume como CEO de Porsche. Hay varios nombres sobre la mesa, tanto externos a la empresa como internos.
Uno de los factores contra los que está remando Porsche en este 2025 son los aranceles de Estados Unidos, que han supuesto 400 millones de euros a la empresa alemana durante este primer semestre del año. Así, la marca plantea recortes como reducción de personal. Se estima la eliminación de cerca 1.900 puestos de trabajo hasta 2030, además de la paralización de la producción de baterías de alto rendimiento para vehículos eléctricos.