Lo que ocurrió en esta aldea de Vilamartín de Valdeorras es uno de los muchos dramas que el macroincendio de Larouco dejó a su paso. Nadie en Galicia recuerda uno igual, capaz de barrer en pocos días alrededor de 30.000 hectáreas y afectar a diez municipios.
El fuego pasó por San Vicente sin medios de extinción que lo atajasen. Los vecinos se vieron solos y obligados a evacuar con lo puesto mientras las llamas devoraban sus pertenencias y sus recuerdos. Son una treintena los que habitan esta aldea de forma permanente, pero muchos más los que acuden en vacaciones.
Este domingo se unieron nuevamente para agradecer el apoyo recibido, pero también para reclamar a las administraciones la ayuda que necesitan para recuperar sus vidas. Reclaman mayor agilidad en la tramitación de ayudas y que las administraciones trabajen juntas para que la recuperación de la aldea pueda ser una realidad lo antes posible.
La aldea sigue sin luz ni agua potable, alimentándose con un generador porque hay vecinos que se resisten a abandonar sus casas, y cuentan con el apoyo de gente de toda la comarca y otras localidades que les facilitan agua, comida, ropa y otras necesidades básicas.