Cuando llegamos pensaron que éramos unos pirados

«Cuando llegamos pensaron que éramos unos pirados. Para lo extraño y lo raro siempre hay prevención». La lama Drolma recuerda cómo hace 40 años pusieron en marcha en un rincón de La Ribagorza un templo tibetano que transformó el entorno y que se ha convertido en un referente espiritual y turístico que traspasa las fronteras de la comarca. Se calcula que unas 15.000 personas lo visitan todos los años.

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