Actualmente la edad media del primer móvil se sitúa en torno a los 10,96 años, según el informe «Impacto de la tecnología en la adolescencia» de Unicef. Asimismo, cerca de un 70% de los niños de entre 10 y 15 años tiene móvil en España y, más concretamente, el 96% de los adolescentes de 15 años cuenta con uno, según el estudio «Móviles en España 2025».
El móvil es un elemento integrado en la vida del adolescente para la comunicación, entretenimiento y acceso a la información. Los menores están una media de 2 horas y 35 minutos al día con el teléfono, cifra que aumenta hasta las 3 horas diarias durante el fin de semana y que se dispara aún en verano, según la ONG de infancia y educación Educo. Limitar el tiempo de uso de los dispositivos ahora que se acerca el inicio del nuevo curso escolar se convierte en una pesadilla para muchas familias. Los expertos aseguran que ha de hacerse de forma gradual, anticipándose a la nueva rutina y acercándose poco a poco a los horarios habituales.
Según la profesora Alba Alonso, una de las maneras más sencillas de bajar el uso del móvil es proporcionar a los pequeños actividades en las que no lo vayan a usar. «Se puede organizar una ruta de senderismo, un día en la playa o en la piscina, ir al cine… Por supuesto, la mejor opción, y que además nos sirve durante todo el año, es que hagan algún deporte o tengan un ocio que no requiera pantallas: pintura, cerámica, música, etcétera», explica.
En la educación digital de los menores, el ejemplo de los padres es vital. «Los padres tienen que ofrecer mucho modelaje, es decir, debemos convertirnos en un modelo a seguir. De nada vale que nosotros, los padres, impongamos unas normas y no las cumplamos», explica Alba Fernández, psicóloga educativa.
Desconectar
Sin embargo, muchos progenitores no desconectan digitalmente cuando están delante de un menor. De hecho, hasta un 40% reconoce no hacerlo, según una encuesta realizada por Cheerz, empresa de impresión fotográfica desde el móvil.
Ambas expertas se muestran partidarias de poner un límite de edad al uso del móvil. En este sentido, Fernández recuerda que muchos estudios confirman que la exposición a las pantallas impacta en el desarrollo cognitivo tanto en la infancia como en la adolescencia, causando problemas de atención, concentración, memoria y resolución de problemas debido a la hiperestimulación, así como problemas de salud mental.
Limitar su uso
Por su parte, Alonso entiende que sería una gran ayuda para las familias que hubiese una edad mínima legal para tener un móvil. «En este momento, muchas familias han perdido ya el control y, efectivamente, es difícil, aunque no imposible, dar pasos atrás una vez que has concedido a tus hijos determinados permisos», añade esta docente.
En este sentido, cabe destacar que en Australia la edad mínima para tener móvil y usar redes sociales pasará a las 16 años a partir de diciembre. «Será duro y criticado, y muchos menores lo llevarán fatal. Pero también se llevó mal la ley antitabaco y las restricciones en la pandemia, pero nos acostumbramos y fueron beneficiosas para todos», recalca la docente.
Otro de los grandes retos de las familias es controlar y regular el uso de las redes sociales. En España, 32 millones de personas usan diariamente estos canales, según datos del Estudio Anual de Redes Sociales de IAB Spain, elaborado por Elogia. El sharenting (práctica de los padres de compartir fotos y datos de los hijos en redes sociales) sin un consentimiento expreso es algo que realiza más de la mitad de los progenitores. Según el estudio de Cheerz, el 15% de los padres comparten en redes la vuelta al colegio de sus hijos y un 12% afirma no ser consciente de las consecuencias de compartir fotos y datos de menores.
Alonso advierte de los riesgos que esta práctica puede tener, por lo que la desaconseja. «La vuelta al cole es un momento muy especial para madres y padres. Nos encanta fotografiarlo para luego ir comparando lo mayores que se hacen y cómo cambian cada año. Pero el compartirlo puede llegarlos en peligro. Con esa fotografía podemos estar contando al mundo a qué colegio van a través de uniformes o mandilones e incluso dónde viven si se hace en el portal de casa. Mi consejo es: captura el momento y guárdatelo para ti», afirma.
Esta práctica ha generado un debate social en torno a si debería censurarse el uso de la imagen del menor en redes sociales. «No creo que sea una cuestión de prohibir, pero sí de ser conscientes de que es un acto muy sensible de cara la privacidad, individualidad y protección de los menores, que en la mayoría de los casos pierden completamente su capacidad de decisión. Me parece esencial pedir prudencia», comenta la psicóloga educativa.
Los padres no siempre son el mejor ejemplo
Estudios recientes muestran que los padres están cada vez más preocupados por el uso que hacen sus hijos de los dispositivos móviles y sus repercusiones. Sin embargo, los expertos sostienen que no siempre son el mejor ejemplo. «Podemos enumerar muchos contextos en el día a día donde aparece el mal uso de la tecnología: salas de espera del médico, aeropuertos o incluso eventos conciertos o momentos cotidianos de descanso, donde a los adultos les cuesta estar sin el uso de algún dispositivo o pantalla», comenta la psicóloga educativa Alba Fernández.
En este sentido, añade que si los padres quieren educar en el buen uso de las nuevas tecnologías, tienen que ser los mejores modelos para sus hijos, «haciendo un uso coherente y responsable de las pantallas, redes sociales e IA».
Por su parte, Alba Alonso recuerda el uso del teléfono genera dopamina, molécula que se libera cuando sentimos placer y que nos impulsa a repetir comportamientos que nos resultan agradables. «Cuando dejas de usar el móvil dejas de sentir ese placer y por eso quieres más, con lo que esos cinco minutos que pensabas usarlo en un principio acaban convirtiéndose en dos horas de reels. Si tú no tienes control sobre tu uso del móvil ¿cómo se lo vas a exigir a tus hijos?», se cuestiona esta docente.
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