En el mar Mediterráneo viven especies muy curiosas: ballenas, tiburones, peces luna, tortugas, peces voladores o mantas raya son solo algunas de las que habitan las aguas que bañan la Comunitat Valenciana. Sin embargo, desde el año pasado hay una que se ha convertido en toda una novedad en las costas españolas por su singularidad y por su tamaño. Se trata trata de una especie de manta gigante, la mobula mobular. Aunque es común en el Mediterráneo, sus avistamientos en España no eran tan usuales como en otros puntos situados más al este. La novedad y continuidad de estas visitas a las costas españolas ha despertado el interés del grupo de científicos de Catsharks y del Ministerio para la Transición Ecológica , que han estudiado los comportamientos de estas mantas raya gigantes y el motivo que las ha llevado a visitar tan asiduamente las costas valencianas y españolas.
La sucesión de avistamientos en las costas ha traído consigo una gran cantidad de incógnitas. «Desde 2024 ha aumentado su presencia en el mediterráneo español, lo que no implica que haya más, sino que está cambiando su distribución», explica David Barria, director de Catsharks. Esta especie de manta raya es, hasta la fecha, una muy poco estudiada. Aún así, los expertos apuntan a dos hipótesis que podrían explicar su llegada a las costas españolas. Por un lado, “podría influir los efectos del cambio climático sobre el Mediterráneo”, con el calentamiento de sus aguas. La segunda causa tendría un origen muy distinto ajeno a motivos naturales. Los científicos no descartan que podría guardar una relación con el conflicto en Gaza.
Habitual de Italia y la Franja de Gaza
La Mobula mobular es una especie de raya común del del Mediterráneo. Es habitual en aguas italianas y, especialmente, en el este, en las aguas que bañan las costas de Palestina. Éste es uno de los puntos que tiene en cuenta la investigación realizada por los científicos y el ministerio para apuntar a la posibilidad de que el conflicto bélico en esta zona (con bombardeos constantes y mucha actividad naval en la zona) esté afectando a las poblaciones residentes y hayan empujado a su movilización hacia el oeste.
Mobula mobular está catalogada “en peligro de extinción” por la UICN. No es invasora, ni proviene de otros océanos. Se caracteriza por su gran tamaño y por tener dos cuernos enormes, además de tener un aguijón que podría resultar peligroso para las personas. Pero realmente no pone en riesgo a nadie, son animales pacíficos.
En 2018 un grupo de científicos de todo el mundo estudió la pesca de mantas raya frente a la costa de Gaza y cómo afectaban las restricciones en el territorio. Esta investigación concluyó que la especie se concentraba allí durante su temporada de cría, y no en las costas vecinas de Israel y Egipto. De modo que se había contituido una «reserva natural involuntaria».
Los tiburones y las mantas tienen 7 sentidos
No obstante, se trata de una especie muy sensible. A diferencia de los humanos los elasmobranquios -rayas (batoidea) y los tiburones (Selachii)- tienen siete sentidos. Comparten olfato, vista, tacto, oído y gusto, pero además, disponen de la ‘línea lateral’ y las ‘Ampollas de Lorenzini’. Que les permiten detectar vibraciones ambientales y recibir estímulos eléctricos. «Las dos especies los tienen, pero las rayas tienen electrorreceptores por todo el cuerpo, que las hacen mucho más sensibles», explica Barría.
Una manta raya. / EFE / Jose Manuel Vidal
Tropicalización y amenazas antrópicas
En este sentido, son muchos los factores antrópicos que podrían estar afectando a la especie en peligro de extinción. Por un lado, las vibraciones y sonidos en el medio acuático generados por los bombardeos en Palestina. Pero también la utilización del mar como vía de transporte y el uso de sónares, además de la contaminación del entorno acuático.
Pero el los efectos del calentamiento global también ponen en jaque a todo el medio marino y de la Tierra. La tropicalización del mar provoca desajustes en el entorno acompañados de anomalías térmicas. Y de acuerdo al Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo, la temperatura del Mediterráneo ha subido 1,5 ºC desde que recogen datos. Esto «afecta a la densidad del agua y esta a cómo van los flujos. Cambia las corrientes marinas y también las de alimentos», destaca Barría.
Un punto de inflexión para la biología española
La otra cara de la moneda de las amenazas de la mobula mobular, ha escrito la historia de manera positiva en España. Al ser una especie que no frecuenta las aguas españolas y estar poco estudiada, casi todo es nuevo. Y 2024 ha sido un año clave para la biología marina, concretamente en Cataluña. «El verano pasado se produjo el primer parto jamás visto en el Mediterráneo español; en Calafell nacieron dos crías con éxito. También hemos visto que hay ejemplares que se alimentan frente a nuestras costas», destaca el Director de Catsharks. El segundo caso que se tiene constatado se registró en una embarcación pesquera y tanto la madre como la cría fallecieron en Palamós.
Sin embargo, la positividad de 2024 ha cambiado. Un año en que no hubo ningún varamiento ha quedado en el pasado. Solo en la Comunitat Valenciana en el mes de junio se registraron dos varamientos que acabaron con la muerte del ejemplar que se apareció en Cullera y en Xàbia. Animales que llegan a la costa en condiciones de salud muy mermadas.
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