En su segundo año, Hansi Flick no esconde tanto sus emociones como en el primero. Era entonces un técnico desconocido para el universo azulgrana, a pesar de que el sextete con el Bayern Múnich avalaba su breve carrera como entrenador de elite, después de haber estado la mayor parte de su vida ejerciendo de asistente.
Ahora, el alemán, encantado con su plantilla, no quiere que se marche nadie más. Ni Marc Casadó. Ni tampoco Fermín. De ahí que, tras la inesperada marcha de Iñigo Martínez al fútbol árabe, sea Flick mucho más rotundo en su exposición pública, como demostró antes de enfrentarse este sábado al Levante, con el retorno de Lewandowski, en el Estadio Ciutat de Valencia (21.30 h).
Se mantiene el alemán, eso sí, en todo momento alineado con la política del club. Calla más de lo que piensa. Y piensa mucho lo qué dice, consciente el técnico de la situación de inestabilidad económica que ahoga al Barça, quien inscribió a Joan Garcia y Rashford horas antes de ganar al Mallorca.
Pero aún no ha podido hacerlo con Szczesny, Gerard Martín, Roony Bardghji y Marc Bernal, aunque en su caso no corre tanta prisa porque acaba de salir de una grave lesión en la rodilla que le ha tenido casi un año de baja.
Flick es mucho más diáfano en sus explicaciones, a pesar de que son breves sus comparecencias ante la prensa. Pero su mensaje, dolido como quedó por la imprevista marcha de Iñigo Martínez al fútbol árabe -el Barça halló un remedio económico al liberar el alto salario del vasco, pero el técnico perdió a su líder del vestuario y jefe de la defensa-, no admite malas interpretaciones. Es rotundo y claro.
Lewandowski y Marc Casadó, en el entrenamiento del Barça posterior al triunfo en Mallorca. / FCBARCELONA
No quiere que se repita otro caso así y menos a 11 días de que se cierre este convulso mercado veraniego, donde la directiva que preside Joan Laporta ha sido incapaz de llegar a la regla 1:1, que facilitaría el trabajo a Deco, el director deportivo, y permitiría a Flick vivir mucho más tranquilo. No puede el técnico vivir lejos de esa sensación de improvisación que condiciona su día a día porque entra en colisión con lo que le interesaría a la junta.
Venta perfecta para el club
Casadó, visto desde la perspectiva de la institución, sería una venta maravillosa porque no es un jugador clave -sí lo fue en ausencia de De Jong y Bernal el curso pasado- y todo el dinero ingresado (podrían ser 30 millones de euros) sería un tesoro ya que no existe amortización ni coste alguno previo. Es un producto de La Masia por lo que solo se invirtió en su formación. Y el dinero que llegara de su traspaso sería agua bendita para resolver una parte -no toda- de la grave crisis económica que sacude al club desde hace lustros.

Flick, en el último entrenamiento del Barça previo a su visita al campo del Levante. / Efe / Alejandro Garcia
Flick, en cambio, lo tiene claro. No toleraría más salidas como las de Iñigo Martínez que debilitarían la estructura de su equipo. Ni la de Casadó. Ni tampoco la de Fermín, otro hijo de La Masia, cuyo traspaso sería oro líquido para la junta.
«He hablado con él, por descontado», dijo el técnico al ser preguntado si había mantenido alguna conversación con Casadó. «A ver….», afirmó después antes de hacer una brevísima pausa dramática en su mensaje. «Él no se quiere marchar y yo lo quiero conservar«, sentenció.
Encantado con la plantilla
Más claro no pudo ser el técnico. Para Flick no existe debate Casadó (21 años ahora, 36 partidos en la temporada 24-25, un gol y seis asistencias, 2.447 minutos jugados). Para el club, sí. “Será una temporada difícil, necesitaremos a todos los jugadores”, avisó el técnico, quien ya tuvo que asumir, y muy a su pesar, la imprevista salida de Iñigo, que le comunicó en el vuelo de vuelta de Corea del Sur que no seguiría en el Barça.

Fermín López celebra un gol durante el trofeo Joan Gamper. / Quique García / Efe
Y se ha quedado sin el único central zurdo que poseía en la plantilla, además de perder el oficio, liderazgo y jerarquía que imprimía. Por eso, el alemán se ha ‘inventado’ a Gerard Martín, a quien ha reciclado al eje de la zaga, aunque sigue sin saber si lo podrá usar este sábado en el campo del Levante.
Flick está encantado con la plantilla. No quiere que se la toquen. Por eso, cerró la puerta a Marc Casadó. Y con el mismo portazo selló una posible marcha de Fermín. «Necesitamos jugadores con la calidad de Fermín. Lo hizo muy bien la pasada temporada», recordó el técnico.
El polivalente centrocampista andaluz, ahora con 22 años, fue una solución valiosa para el Barça. Jugó 46 partidos, anotó ocho goles, regaló 10 asistencias y participó en 2.034 minutos. No son ambos piezas estructurales -titulares intocables- pero sí imprescindibles en una “dura temporada”, como recordó Flick, donde todos son necesarios.
Suscríbete para seguir leyendo