Hasta hace pocos días sólo quedaban dos corredores en vida testigos de la época de oro del ciclismo italiano bajo el poder de Fausto Coppi y Gino Bartali. Eran el español Bernardo Ruiz y el francés Gilbert Bauvin. Bernardo murió en la madrugada del 14 de agosto. Bauvin tiene 98 y como Ruiz participó en el Tour de 1952, escrito para Coppi, antes de acabar en segunda posición en la ronda francesa de 1956 donde llegó a vestir el jersey amarillo.
Poco a poco, los ancianos ciclistas han ido muriendo, pero siempre cuando recordaban a Coppi hablaban maravillas de él, hasta el punto de afirmar que nunca antes ni después, incluyendo al mismísimo Eddy Merckx, había habido un ciclista tan grande sobre el firme de una carretera.
El ‘campeoníssimo’
Por eso, cuando el ciclismo de altura se reúne en Italia, ahora para disputar el inicio de la Vuelta, resulta imprescindible recordar a un corredor al que llamaban el ‘campeonissimo’ y que cuando atacaba en la distancia, tal cual hace ahora Tadej Pogacar, nadie osaba seguirlo. Él era siempre un hombre al frente del pelotón al que sólo veían en la salida o sobre el podio de la carrera que había ganado.
Coppi tuvo la tremenda desgracia de ver interrumpida su brillante carrera de ciclista por culpa de la Segunda Guerra Mundial. Con 20 años, en 1940, ganó un primer Giro antes de que la contienda bélica paralizase toda la competición ciclista. Depuestas las armas, en una Europa que trataba de sobrevivir, Coppi consiguió otros cuatro Giros y dos Tours, en los dobletes de 1949 y 1952.
Los duelos con Bartali
Cuando cualquier diario italiano evoca tiempos pasados y recupera de la hemeroteca algunos fascículos ya amarillentos siempre aparece alguna portada retratando una gesta de Coppi y sobre todo recordando el gran duelo que el ‘campeonissimo’ vivió contra Bartali en el Tour de 1949, aunque al final le sacara 10 minutos de ventaja.
Ambos se volvieron a encontrar en la ronda francesa de 1952. De aquel Tour quedó una imagen para la historia con un enigma todavía no resuelto en nuestros días, ¿quién entregó el bidón? ¿Fue Coppi o Bartali? Sucedió durante la ascensión al Galibier. La imagen, los ciclistas se reconcilian después de años de disputa, sirvió también como proyección de las dos Italias, la progresista y urbana, representada por Coppi, y la conservadora y rural, encabezada por Bartali.
Un piamontés
De Coppi hay referencias por toda Italia, desde la cosmopolita Turín a la alocada Nápoles, pasando por Milán y Roma, por supuesto por su Castellania natal, región del Piamonte, a unos 100 kilómetros de la salida de Alba, punto de partida este domingo de la segunda etapa de la Vuelta.
Coppi, en 1959, decidió cambiar la bicicleta por la dirección técnica y se convirtió en el hombre que aconsejó a Federico Bahamontes en la victoria conseguida en el Tour de 1959. En la Navidad de ese año se fue al Alto Volta, actual Burkina Faso, para disputar una carrera ciclista y participar en una cacería. Allí contrajo la malaria, mal diagnosticada después, que le ocasionó la muerte el 2 de enero de 1960, con apenas 40 años.
Se fue una leyenda piamontesa del ciclismo, nunca olvidado, siempre exhibiendo su nombre durante el Giro, porque como cima Coppi se designa cada año a la montaña de mayor altitud que superan los ciclistas durante la disputa de la prueba.
Un museo, la tumba y un monumento
En Castellania está su museo y la tumba donde está enterrado junto a su hermano pequeño Serge, que también fue ciclista, y que falleció a consecuencia de una caída sufrida en el Giro del Piamonte de 1951.
En Turín hay un motovelódromo que lleva su nombre, los jardines Fausto Coppi y un monumento de bronce, de 11 metros, en una vertiente del río Po, con piedras de algunos montes conquistados con su bici, como el Stelvio y el Galibier. Él murió hace 65 años, pero su memoria sigue perpetua como leyenda del ciclismo.
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