Han pasado siete años desde el anuncio de este proyecto tan surrealista: la empresa SpinLaunch anunciaba en 2018 que planeaba construir una catapulta espacial, una especie de lanzadera de cohetes y/o cargamento de bajo coste. Desde entonces han estado trabajando en relativo silencio. Hasta hace unos meses.
En abril de 2025, la empresa The Aleut Corp,
dueña de prácticamente toda la isla de Adak (ubicada en el pueblo con el mismo nombre), y SpinLaunch anunciaron su colaboración para desarrollar la famosa lanzadera espacial en este territorio alaskeño, que había sufrido un parón logístico ya que su ubicación no estaba clara.
en busca de la ubicación perfecta
Adak, una remota isla en el extremo occidental de Alaska con menos de 400 habitantes, se prepara para protagonizar un salto sin precedentes en la historia de los lanzamientos espaciales. Lejos de bases aeronavales activas o centros de alta tecnología, este enclave será el escenario de la ambiciosa propuesta de SpinLaunch, la startup con sede en Long Island, California.
Casas abandonadas en la base naval en la isla de Adak, Alaska.
La elección de Adak no es fruto del azar. La asociación de SpinLaunch y The Aleut Corp permitió realizar un estudio sobre la elección de la isla. Descubrieron que, gracias a su latitud y
ubicación en el Pacífico norte, permite trayectorias polares y de
alta inclinación sin sobrevolar zonas pobladas. Asimismo, el tráfico
aéreo y marítimo es prácticamente nulo, lo que reduce riesgos
operativos y logísticos.
La isla, históricamente una base aeronaval hasta 1997, conserva
un aeropuerto operativo y un puerto de aguas profundas,
infraestructuras clave para transportar material pesado y montar la
infraestructura necesaria. Además, Adak sobresale por su potencial
en energías eólica, hidráulica y geotérmica, que podrían
alimentar sin problemas y
de manera sostenible la gigantesca centrifugadora.
Así funciona la catapulta orbital
Este complejo proyecto de ingeniería aeroespacial consiste en una centrifugadora gigante —una especie de catapulta orbital— diseñada para lanzar satélites al espacio sin utilizar cohetes tradicionales. El proyecto, que desafía los métodos convencionales, combina innovación, sostenibilidad y una peculiar visión del futuro espacial.
En 2022, SpinLaunch llevó a cabo una prueba de concepto que
confirmó la viabilidad de su sistema. El mecanismo consiste en un
acelerador cinético dentro de una cámara al vacío, donde un brazo
de fibra de carbono hace girar el proyectil con el satélite a
velocidades cercanas a 7.500 km/h (velocidad hipersónica). Al
liberarse el proyectil, es expulsado a través de una chimenea hacia
la estratosfera. Al alcanzar unos 60 km de altitud, donde la
atmósfera es tenue, un pequeño motor se enciende para proporcionar
el empuje final que permita alcanzar velocidad orbital.
Este sistema supone un desafío técnico de primer orden: las
cargas útiles experimentan fuerzas extremas de hasta 10.000 g, un
esfuerzo colosal que solo pueden soportar satélites especialmente
diseñados. SpinLaunch ha colaborado con la NASA para demostrar la
resistencia de estas cargas, aunque el desarrollo todavía está en
una fase avanzada de prototipo.
Una catapulta… y también cohetes
Aunque el proyecto de la centrifugadora sigue adelante, SpinLaunch
ha diversificado sus vías de financiación. En abril de 2025, la
compañía anunció su ambicioso plan Meridian: desplegar una
constelación propia de 280 satélites de telecomunicaciones,
utilizando lanzamientos convencionales con cohetes, en paralelo al
desarrollo de la catapulta orbital. David Wrenn, CEO
de SpinLaunch, decía: «El mercado de los lanzamientos es relativamente
pequeño comparado con el potencial económico de las comunicaciones
por satélite, centrado más en costes que en beneficios«.

Sede de SpinLaunch en Long Beach, California (Estados Unidos).
Este movimiento demuestra que, aunque la centrifugadora es el
elemento más impactante desde el punto de vista tecnológico, la
compañía apuesta por una estrategia híbrida que garantice ingresos
mientras perfecciona el sistema alternativo.
De este modo, SpinLaunch planea llevar a la isla alaskeña de Adak a protagonizar el lanzamiento espacial más insólito
de la historia. Será un experimento explosivo sobre aditivos
cinéticos, energía renovable y espíritu pionero… Todo ello desde
uno de los puntos más lejanos y remotos del planeta.