En los días calurosos se puede apreciar un fenómeno óptico atmosférico sobre la carretera: los espejismos. Esta ilusión óptica engaña a la vista del conductor, pero ¿podría engañar también a las cámaras de los sistemas ADAS de tu coche y producir fallos en su funcionamiento? Te lo contamos todo a continuación para que viajes tranquilo lo que queda de verano.
Espejismos en la carretera
Un espejismo es un fenómeno físico que genera una ilusión óptica. Se produce por la refracción de la luz al atravesar capas de aire con diferentes temperaturas, especialmente cuando el suelo está muy caliente, por ejemplo, en la arena del desierto o en el asfalto de una carretera.
La ilusión óptica (el espejismo) se produce por la forma de interpretar la luz del ser humano. El cerebro asume que la luz siempre viaja en línea recta y cuando es curvada hacia arriba por la refracción, prolonga mentalmente ese rayo en línea recta hacia atrás y lo ubica como si viniera del suelo. Al ver que esa luz viene desde el suelo y tiene las características de un reflejo (colores del cielo, simetría, brillo…), el cerebro interpreta que hay una superficie reflectante en la carretera que coincide con una superficie líquida.
El espejismo se produce en nuestra cabeza por la forma de interpretar la luz del ser humano / Carglass
¿Puede un espejismo confundir a los sistemas ADAS?
Aunque el espejismo es una ilusión óptica para el cerebro humano, la distorsión de la luz que lo causa es un fenómeno físico real que también afecta a cámaras. En una primera fase, las cámaras recogen la luz curva refractada que parece venir desde el suelo y generan una imagen en la que aparece una zona brillante sobre el asfalto.
El sistema segmenta esas imágenes para identificar zonas de interés relevantes para la seguridad y la conducción, por ejemplo, vehículos, objetos… y también la vía y el asfalto. Cuando detecta ese reflejo producido por la refacción de la luz, analiza patrones visuales gracias al aprendizaje automático que han recibido a partir de millones de horas de vídeo en condiciones reales.
Además, la IA compara esa zona del asfalto en varios fotogramas, para detectar si cambia de tamaño, se mueve y si es coherente con un charco. Y, si el coche tiene más sensores, compara los datos de la imagen con los del radar y el LiDAR para saber si hay objetos. Ninguno de los dos puede “probar” si hay un charco delante del coche o si se trata de un espejismo, pero sí determinar que no hay ningún objeto peligroso en la trayectoria del coche que obligue a realizar un aviso o frenada de emergencia.
¿Y los coches con conducción autónoma?
Los sistemas ADAS actuales no están programados para avisar al conductor o actuar en caso de detectar un charco. Sin embargo, los sistemas de conducción autónoma sí tienen que evaluar esa posibilidad, bien para alertar al conductor (nivel 3 y 4) y que se ponga al mando del coche o para actuar en consecuencia, reduciendo la velocidad o esquivando la balsa de agua (nivel 4 y 5).
En este caso, el análisis es aún más profundo y se evalúan cambios en la posición aparente del reflejo o distorsión con el avance del vehículo, como la estabilidad y consistencia del patrón visual.
Además, se integra información de contexto. Por ejemplo, se observa el comportamiento de otros vehículos al acercarse a la zona, si lo esquivan, si hay salpicaduras… Y se aplican modelos predictivos basados en experiencia acumulada para ajustar la confianza en la interpretación.











