El BBVA ha anunciado este lunes que mantiene su oferta de compra (opa) sobre el Sabadell, como se esperaba en el entorno de la operación y en el sector financiero. La entidad, así, no ha hecho uso de la opción legal de desistir que le había brindado la reciente aprobación por parte de la junta de accionistas de la entidad catalana de la venta de su filial británica TSB y el pago asociado de un dividendo extraordinario de 2.500 millones de euros a sus accionistas a principios de 2026. El desenlace de la operación, en cualquier caso, sigue rodeado de un elevado grado de incertidumbre.
Una vez presentada una oferta pública de adquisición (opa), la empresa que la ha anunciado no puede retirarla a voluntad, sino en unas circunstancias tasadas. Según establece la ley de opas de 2007, una de ellos consiste en los casos en que «la junta general de accionistas de la sociedad afectada adopte alguna decisión o acuerdo que, a juicio del oferente, le impida mantener su oferta«. Esta circunstancia se daba potencialmente en la actualidad, por los acuerdos aprobados por la asamblea del Sabadell de la semana pasada. Pese a ello, el banco de origen vasco ha decidido mantener su propuesta de compra.
El banco presidido por Carlos Torres no ha dado explicaciones directas porque no está legalmente obligado a ello. Sin embargo, fuentes de la entidad sí que han dado una pista, al recordar que su consejero delegado, Onur Genç, afirmó hace unos días que el banco invierte «capital solo si tiene sentido desde esta óptica de creación de valor» para sus accionistas. La entidad, por tanto, entiende que le siguen saliendo las cuentas y que los beneficios económicos que espera obtener con la compra de su rival superan a los costes.
Hay que tener presente, en este sentido, que el TSB es un banco relativamente pequeño y que el BBVA no tiene filial comercial en el mercado británico, con lo que no podría haber generado sinergias con él y probablemente lo hubiera vendido igualmente si la opa tiene éxito. Además, el grupo presidido por Carlos Torres ya decidió seguir adelante cuando el Gobierno le impuso la condición de que no podrá fusionarse con el Sabadell durante tres años, ampliables en otros dos, y ese requisito puede ser más perjudicial para sus intereses que la propia venta del TSB. Si siguió adelante entonces, era previsible que también lo hiciera ahora.
No necesariamente. La venta de TSB busca restar posibilidades de éxito de la opa, aunque los gestores del Sabadell no puedan reconocerlo por razones legales. La desinversión permitirá al banco pagar una remuneración récord a sus accionistas en los próximos meses, pero solo la recibirán los que no acudan a la opa, con lo que les desincentiva a aceptarla. En el grupo catalán eran conscientes de que lo más probable es que el BBVA siguiera adelante y su objetivo no era tanto que desistiera como que no logre el apoyo suficiente por parte de los propietarios del Sabadell.
El BBVA tiene ahora que entregar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la versión definitiva del folleto de la opa, el documento donde se recogen todas sus características, las estimaciones de beneficios en que se basa y los costes y riesgos que supone. Su previsión es que el supervisor bursátil lo apruebe a principios de septiembre. Una vez esté publicado dicho folleto, comenzará el periodo de aceptación de la oferta para los accionistas del Sabadell. El BBVA puede fijarlo en entre 30 y 70 días, pero ya ha dado a entender que optará por un plazo corto, con lo que el desenlace de la operación podría conocerse a mediados o la segunda parte de octubre.
Hoy por hoy, sigue siendo una incógnita. En el mercado predomina la impresión de que el BBVA debe mejorar su oferta para que tenga éxito. El banco lleva meses rechazándolo, pero ello puede ser o no verdad porque son movimientos que no se anticipan. El Sabadell afirma que sin mejora la opa fracasará y alimenta la idea de que su rival no tiene el margen suficiente para elevarla hasta un nivel que le garantice triunfar, por el efecto que ello tendría en su cotización. El banco de origen vasco, en cualquier caso, tiene legalmente tiempo para elevar el precio hasta unos días antes de que acabe el periodo de aceptación.
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