Cayetana Guillén Cuervo, uno de los rostros más queridos y respetados de la escena cultural española, ha roto el silencio sobre uno de los episodios más traumáticos de su infancia: la violación que sufrió con solo seis años.
Lo ha hecho en el segundo episodio de su pódcast No te lo Cayes, y sus palabras, pronunciadas con una mezcla de serenidad y emoción contenida, han conmovido al país. “Fue una manada. Ocho tíos hostiándome”, confesó con estremecedora claridad.
El teatro como refugio… y como catarsis
Cayetana reveló que fue durante la preparación de su obra Pandataria cuando, por primera vez, se atrevió a verbalizar lo que durante décadas había callado. “No lo había hablado nunca en la vida, ni siquiera con mi pareja”, reconoció.
Aunque en su momento lo contó suavizado, ha llegado el momento de decirlo con todas las letras. De quitar el velo. De nombrar el horror. “Lo conté más suave de lo que era… pero fue como la manada.”
Una infancia marcada en silencio
La actriz también compartió cómo su mente bloqueó el recuerdo para poder sobrevivir: “Mi psicóloga me dijo que yo lo había disociado para poder vivir. Las cosas muy dolorosas, tu mente las aparta.”
Durante años, Cayetana mantuvo una imagen vital, fuerte y luminosa, pero en su interior cargaba con una herida que afectó todas las áreas de su vida: “Mis relaciones personales, mis bloqueos sexuales, mi trabajo… todo ha estado marcado por eso.”
“Odiaba mi cuerpo”
Quizá uno de los momentos más impactantes de su testimonio fue cuando habló de la relación tan complicada que tuvo con su propio cuerpo: “Yo tenía tal inseguridad… tal bloqueo… Odiaba mi cuerpo. Sentía que no podía gustar a nadie.”
En ese escenario de dolor, el estudio y el trabajo fueron su refugio: “Me dediqué a estudiar y a trabajar, a sentirme útil, a sentir que ahí sí valía, porque en lo otro no.”
Un diálogo que sana, sin banderas ni etiquetas
En esta conversación íntima con la divulgadora Alba Moreno —quien también compartió su experiencia de abuso—, Cayetana dejó claro que no pretende ser la bandera de nada, sino simplemente dar voz al silencio de muchas mujeres: “Sin pretender convertirnos en la bandera de nada, ni un me too ni nada.”
Una mujer fuerte, una voz necesaria
A sus 56 años, Cayetana no solo sigue brillando en los escenarios y en la televisión. También inspira, emociona y da ejemplo con su honestidad. Porque no es fácil abrir el alma. No es fácil decir “yo también”. No es fácil transformar el dolor en palabras… y hacerlo con tanta dignidad.
Una confesión que no deja indiferente
Cayetana ha hablado. Y ha hablado claro. No para generar titulares. No por provocar. Si no porque ha llegado el momento de romper el silencio, sanar, y ayudar a sanar.