Ante la aceleración tecnológica, la inestabilidad política y la creciente sensación de orfandad intelectual, mirar hacia atrás puede ser una forma de mirar mejor hacia adelante. La filosofía muchas veces arrinconada como un saber de nicho, nos recuerda que algunas preguntas y respuestas son eternas como la de qué es lo que hace a un buen gobernante
Hace más de ocho siglos en la Córdoba del siglo XII, Averroes ya se lo preguntaba. Médico, jurista, teólogo y filósofo, este pensador andalusí no solo se preocupó por traducir y comentar a Aristóteles, también se implicó en uno de los debates más urgentes de cualquier época: cómo construir una sociedad justa.
Nacido en 1126 en Córdoba, Ibn Rushd (Averroes) fue una de las mentes más brillantes del mundo islámico medieval. Su influencia fue clave para que el pensamiento griego llegara a Europa a través de las traducciones latinas. Pero además de filósofo, fue juez y médico de corte y no rehuía los asuntos del mundo real.
Averroes vivió en una época convulsa que estuvo marcada por tensiones religiosas, por las disputas políticas y la crisis de autoridad. En ese contexto se dedicó a pensar entre otras cosas en cómo debía organizarse una sociedad para permitir que los seres humanos alcanzaran su fin último: la felicidad que según él solo es posible en comunidad.
Ética, derecho y política: una sola línea de pensamiento
Frente al retiro espiritual de pensadores como Avempace o Ibn Tufayl, Averroes defendía que el ser humano es social por naturaleza y que la vida en comunidad es el terreno donde florecen o fracasan las virtudes.
Para él no basta con una buena ley revelada: hace falta interpretarla con razón y aplicarla con justicia para conseguir un equilibrio entre tradición religiosa y sabiduría práctica.
El derecho, en este marco, no es solo un conjunto de normas, sino una herramienta ética para vivir mejor. Y quien gobierna debe ser algo más que un ejecutor: debe ser virtuoso, sabio y justo.
Las 5 cualidades del buen gobernante
En uno de sus textos más citados, su comentario a La República de Platón recogido en la Enciclopedia filosófica online Averroes describe las condiciones necesarias para un gobierno ideal. Y va al grano: “Si alguien se hace cargo del gobierno, dándose en él combinadas las cinco condiciones de aptitud […], será por ello rey.”
Estas son las cinco cualidades que, según el filósofo cordobés, debe reunir un líder:
- Sabiduría filosófica: comprensión profunda del mundo y del bien común.
- Conocimiento técnico: dominio de las leyes, la realidad social y los medios para gobernar.
- Capacidad de persuasión: arte de comunicar, argumentar, convencer sin imponer.
- Imaginación poderosa: para proyectar, anticipar y resolver con creatividad.
- Habilidad bélica: preparación para proteger y defender, en cuerpo y alma, a su comunidad.
Si todas estas cualidades se concentran en una sola persona, ese líder será un monarca virtuoso. Si están repartidas entre varias figuras que cooperan, entonces hablamos de una aristocracia ilustrada. En ambos casos, el gobierno se justifica en la virtud, no en la sangre ni en el dinero.
Averroes también describe lo contrario: los regímenes que surgen cuando estas cualidades brillan por su ausencia. Enumera varios:
- Timocracia: donde se gobierna en busca de honor.
- Plutocracia: donde manda el interés por la riqueza.
- Demagogia: donde cada uno actúa según su capricho.
- Tiranía: poder absoluto al servicio del placer de uno solo.
- Hedonismo político: una sociedad que vive para el goce inmediato.
- Oligarquía no virtuosa: orden sin principios, como etapa previa (posible) a algo mejor.
El filósofo cordobés también ponía especial atención en la formación ética de los ciudadanos y de sus líderes y distingue dos formas de hacerlo:
- Una vía racional y persuasiva, basada en la educación, el diálogo y la transmisión de valores desde la juventud.
- Una vía coercitiva, basada en la disciplina, la fuerza o incluso la violencia, cuando la primera ha fallado.