El actor Santiago Meléndez –tristemente fallecido en 2017– fue el primero de todos. Corría el año 2015 y el fotógrafo Juan Moro (Madrid, 1974) decidió hacerle un retrato sin pensar en una serie ni en nada parecido. Desde entonces, y a lo largo de la última década, más de 500 aragoneses relacionados con el mundo de la cultura han posado delante de su objetivo. «Todo empezó de forma natural. El segundo retrato llegó en 2016 y ya empecé a pensar en la posibilidad de hacer una pequeña colección con pintores, músicos y actores de la comunidad. La historia fue creciendo y al final se me ha ido de las manos», explica entre risas Juan Moro, aragonés de adopción tras más de 30 años afincado en Zaragoza.
El resultado es Gente de mal vivir, la mayor colección de retratos de artistas y profesionales que viven por y para la cultura en Aragón: músicos, pintores, actores, escritores, bailarines, diseñadores gráficos, fotógrafos, periodistas… «La selección ha sido siempre un poco improvisada. Un personaje te va llevando a otros y también hay mucha gente con la que me he ido topando por el camino. Lo bonito es que en una década he fotografiado a cuatro generaciones de artistas; hay algunos con 18 y otros con 89 años…», destaca Moro, que este mes de diciembre materializará uno de sus grandes deseos: convertir el proyecto Gente de mal vivir en un libro.
El fotógrafo ha decidido autoeditar, con la colaboración de amigos y compañeros de viaje, una cuidada publicación de 500 páginas que incluirá un total de 476 retratos (todos en blanco y negro) en un formato de 22 por 22 centímetros: «Al final aparecerán 501 personajes porque algunas de las fotos son de grupo…He estado investigando y puede que sea la mayor colección de retratos publicada en toda España, porque Outumuro hizo un libro con 200».
La portada del libro, con Alfonso Desentre. / Juan Moro
La publicación, que abrirá su portada con toda la fuerza del mundo gracias al rostro del actor Alfonso Desentre, se podrá comprar a partir de diciembre en la tienda de Discos Linacero de El Caracol y después se podrá solicitar a través de las redes del fotógrafo.
Para ir calentando motores, el próximo 23 de agosto inaugurará una pequeña exposición con 26 retratos de la colección en el Espacio Huecha, la casa-museo que el artista Miguel Ángel Domínguez creó hace unos años en Alberite de San Juan. «La idea es presentar ese día el proyecto y que la muestra se pueda ver en ese espacio durante algunas semanas», apunta.
No obstante, el sueño de Moro es poder realizar en un futuro próximo una gran exposición del proyecto en una sala relevante de Zaragoza, lo que permitiría que los ciudadanos pudieran contemplar de un vistazo esa gran foto colectiva de la gente que construye la cultura en Zaragoza. «La idea inicial también era que el espectador conociera la gran cantidad de artistas que tenemos en nuestra tierra, porque para no ser una ciudad excesivamente grande hay bastantes por metro cuadrado», subraya.
Moro tuvo claro el título del proyecto casi desde el principio. No por su sentido literal, sino más bien por lo que cuesta muchas veces vivir de la profesión. «Y más teniendo en cuenta que cada vez hay menos ayudas para la cultura. Son de mal vivir porque así es como se vive muchas veces del arte», reivindica Moro, que ha realizado prácticamente todos los retratos de su colección en el salón de su casa.

Juan Moro, con su perra Tala. / ÁNGEL DE CASTRO
El proceso es sencillo: se cita con el artista en su domicilio, si aún no se conocen crea un clima de confianza y poco después Moro empieza a hacer su magia con esa oscura tela de fondo: «La cámara la sostengo yo, pero la imagen la crea el retratado. Yo lo que intento es captar un trozo de su personalidad. Para mí, un retrato es una confrontación entre dos almas. No busco belleza, sino verdad. Es un instante donde alguien se deja ver sin máscaras».
Uno de sus grandes maestros es el fotógrafo zaragozano Pedro Avellaned, también un apasionado del retrato y del que aprendió «muchísimo». En sus fotos también resuenan los ecos de sus admirados Alberto García Alix, Jan Saudek, Sebastiao Salgado o Robert Mapplethorpe. Y siempre, cómo no, en blanco y negro. «Aporta ese punto dramático y permite que el espectador no se distraiga con nada que no sea el personaje», comenta Moro, que, entre otras cosas, ha trabajado como director de fotografía para cortometrajes y ha colaborado con diversos medios de comunicación y bandas musicales.
Gente de mal vivir será su segundo libro después de Occulta Verita (2024) y subraya que si ha podido ver la luz es gracias al apoyo de amigos y compañeros que han hecho «de mecenas». A saber: Musicopolix, Ok Corral, Baturro Bizarro, Perdidos en los 80, Discos Linacero, Dani Cuello Entertainment, Zaragoza Desorden Records, Sam Tejuelas, Dreams Makers, MoosesBildWerk, Editorial Olifante, El Refugio del Crápula, la Asociación de Fotoperiodistas de Aragón, la Academia del cine y el audiovisual aragonés, Sergio Sanz Artus y Ferran Mallol ClassPhoto.