Ha vivido el tipo de peripecia dramática en tres actos -auge, caída y redención- en la que se basan tantas películas de éxito. Tras convertirse en estrella adolescente a finales de los 90, su mundo se vino abajo a causa de la mala vida y en 2005 estuvo a punto de no contarlo tras pasar por la mesa de operaciones, pero logró salir adelante y aprovechar su segunda oportunidad. Hoy, con 45 años, Natasha Lyonne atraviesa su mejor momento profesional gracias a la variedad de proyectos como intérprete, guionista, directora o productora -o ejerciendo todos esos roles a la vez- que tiene en marcha.
Tres de los estrenos cinematográficos del verano han contado con su participación: es miembro del reparto de ‘Los 4 fantásticos: Primeros pasos’, y aporta su voz a las comedias animadas ‘Pitufos’ y ‘Los tipos malos 2’. Y además -sobre todo-, acaba de estrenar la segunda temporada de la serie que la ha confirmado como una de las actrices del momento. En ‘Poker Face’ encarna a una fugitiva llamada Charlie Cale, poseedora de una habilidad innata para detectar las mentiras ajenas que no solo la hace imbatible en una mesa de póker sino también -y sobre ello se sostiene la premisa de esta ficción, un delicioso homenaje a dramas policiales serializados de antaño como ‘Colombo’- infalible a la hora de resolver asesinatos.
Gracias al éxito de ‘Orange Is the New Black’ emergió una Lyonne completamente nueva. / EPC
La serie ha sido creada por Rian Johnson y producida por ella misma, y cada uno de sus episodios relata una nueva parada de su personaje a lo largo de su largo viaje por carretera o, dicho de otro modo, una nueva oportunidad para poner en práctica sus extraordinarias habilidades detectivescas. Hasta la fecha, por su metraje han pasado intérpretes invitados como Adrien Brody, Chloë Sevigny, Nick Nolte y Joseph Gordon-Levitt.
Cuando empezó a interpretar el papel en 2023, Lyonne ya llevaba cuatro décadas actuando. Al nacer ella sus padres atravesaban dificultades económicas -en parte por el consumo excesivo de alcohol y cocaína que compartían- y, viendo en aquella niña adorable y carismática una gallina de los huevos de oro, no tardaron en ponerla a trabajar. A los cinco años ya dormitaba en el regazo de Meryl Streep en una de las escenas de ‘Se acabó el pastel’ (1985), de Nora Ephron, y a los seis era una presencia habitual en ‘Pee-wee’s Playhouse’, serie infantil protagonizada por el ingenuo alter ego del humorista Paul Reubens. Mientras su rostro se hacía familiar entre los directores de cásting de Hollywood, demostró ser una estudiante brillante, hasta que la expulsaron del instituto por vender marihuana.

La actriz en ‘Poker Face’. / EPC
A los dieciséis años y como consecuencia de su participación en ‘Todos dicen I Love You’ (1996), de Woody Allen, consiguió independizarse económicamente de sus padres, que se habían separado años antes y de quienes llevaba tiempo distanciada; gracias a los consejos recibidos de su tutora durante el rodaje de aquella película, además, descubrió las obras de directores como Federico Fellini, John Cassavetes, Robert Altman, Sidney Lumet, Rainer Werner Fassbinder y Brian De Palma. Decididida a hacer carrera como guionista y directora, empezó a estudiar cine y filosofía en la universidad, pero las ofertas de trabajo como actriz no cesaban. Y tras protagonizar comedias independientes como ‘Colgados en Beverly Hills’ (1998) y ‘But I’m a Cheerleader’ (1999), y sobre todo gracias a su presencia en el reparto de ‘American Pie’ (1999) -que recaudó más de 200 millones de dólares en taquilla-, saltó a la fama mundial.
Entonces, y mientras su agenda echaba humo, desarrolló una severa adicción al alcohol y la heroína que se agravó con rapidez, y que empujó a su antiguo compañero de piso, el compositor canadiense Rufus Wainwright, a componer para ella la balada ‘Natasha’. La prensa estadounidense cubrió al detalle su declive: pasó por el calabozo por conducir bajo los efectos del alcohol, fue acusada de acoso por un vecino, y en 2005 acabó ingresada en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de Nueva York a causa de la hepatitis C, un colapso pulmonar y una infección cardíaca causada por el consumo prolongado de heroína; poco después, fue sometida a una operación a corazón abierto. Un año más tarde, a los 27, inició un tratamiento con metadona y entró en una clínica de rehabilitación. Ha permanecido sobria desde entonces.
Poco a poco, Lyonne fue reconstruyendo su carrera, y el proceso culminó en 2013 con su inclusión en el extenso reparto de la serie carcelaria ‘Orange Is the New Black’, en la que interpretó a una interna lesbiana con agudo sentido del humor cuyo periplo encarnaba sus propias luchas personales: en la tercera temporada, el personaje era sometido a una cirugía como consecuencia de una sobredosis de heroína. La serie, además, permitió a la actriz curtirse tras la cámara en algunos de sus episodios, y la consolidó como una de las celebridades heterosexuales más queridas dentro de la comunidad LGTBI.
Gracias al éxito de ‘Orange Is the New Black’ emergió una Lyonne completamente nueva, que no quería limitarse a pronunciar diálogos escritos por otros y desarrollaba sus propios propios proyectos a través de la compañía que acababa de fundar, Animal Pictures. En 2019, meses antes de que la última tanda de episodios de aquella serie empezara a emitirse, estrenó la primera temporada de una ficción cautivadora en la que ejercía de protagonista, guionista, productora y codirectora: ‘Muñeca Rusa’, retrato de una joven que intenta averiguar el sentido -o el sinsentido- de su propia existencia mientras asiste a la repetición infinita del último día de su vida. Aunque ya han pasado tres años desde el estreno de su segunda temporada, aún no es descartable que la tercera sea una realidad.
Similarmente, tampoco está confirmado de momento que el éxito de crítica y público cosechado por ‘Poker Face’ en su segunda temporada vaya a garantizar su continuidad, y sería una lástima que no lo hiciera. Si hubiera que elegir un superpoder particularmente útil en nuestro presente sería difícil encontrar uno más adecuado que el que su personaje en la serie posee. En una era infectada de noticias falsas, verdades alternativas y deepfakes, la capacidad para desenmascarar patrañas parece ser exactamente lo que el mundo necesita.
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