La Feria de Colombinas vivió este jueves una tarde de muchos argumentos gracias a una interesante corrida de Juan Pedro Domecq y a la inspiración de David de Miranda, que entró por la vía de la sustitución y volvió a conquistar a sus paisanos con una actuación de figura. Junto a él, Marco Pérez dejó una imagen seria y madura, mientras que Borja Jiménez paseó una oreja y mostró entrega sin refrendo pleno con la espada.
El segundo de la tarde fue un toro definido de salida. Armónico, bien hecho y con clase desde el primer compás. David de Miranda lo saludó con verónicas ajustadas y un quite por gaoneras de manos bajas y máximo ajuste. Ya de muleta, se entregó de rodillas en el tercio para abrir una faena que dejó claro el excelente momento del onubense. Las series sobre la derecha fluyeron con temple y largura, mientras que al natural, aunque con menor recorrido, firmó pasajes de gran limpieza. Creció la obra en terrenos cortos, sin abusar del encimismo, con circulares que conectaron fuerte con los tendidos. Remató por manoletinas y tras una buena estocada cortó las dos orejas.
El quinto, más justo de fuerzas, sacó el fondo de nobleza que tenía gracias al saber hacer del torero de Trigueros, que estructuró con inteligencia una faena de menos a más, adaptándose con mimo a la condición del astado. Comenzó por cambiados en el centro del ruedo y, sin apretar, lo fue metiendo poco a poco en la muleta hasta lograr series limpias y cadenciosas, sobre todo al natural. Una gran estocada le valió otro doble trofeo y la salida a hombros, merecida y rotunda. Vuelve este jueves para medirse a José María Manzanares y Roca Rey.
Marco Pérez debutó en Huelva mejorando la imagen que dejó la pasada semana en su reaparición en Santander. En su primero, un toro justo de raza, firmó un buen saludo capotero y un quite de oro que despertó al público. Brindó a Espartaco y mostró buenas maneras, aunque la escasa entrega del toro limitó la ligazón. La espada, en este caso, le restó premio.
Sí lo encontró en el sexto. El joven salmantino supo manejar con suavidad a un toro medio que no dijo mucho. Con tacto y ritmo fue hilando muletazos y creciendo en una faena seria y de gran sutileza,. Los tendidos, algo fríos con Marco, rompieron cuando en el final de faena se dejó acariciar los muslos con los pitones y remató el conjunto con una gran estocada. Las dos orejas le abrieron también la Puerta Grande, dejando buenas sensaciones.
Borja Jiménez dejó su sello más firme en el cuarto, un toro serio y con recorrido que aprovechó especialmente por el pitón derecho. Faena ligada, asentada y con muletazos largos, aunque el pinchazo previo a la estocada redujo el premio a una oreja.
Antes, en el primero, se fue a portagayola y se mostró dispuesto, ante un buen toro que no paró de embestir desde salida y que mejor se comportó cuanto más le apretó por abajo el sevillano. La faena, pulcra y cuidada, no terminó de tomar vuelo, y dos pinchazos antes de que el toro se echara dejaron el balance en una ovación.