La congestión del tráfico es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta Zaragoza. Y lo hace tanto en la ciudad consolidada como en los nuevos desarrollos urbanísticos que prometen expandir los límites de la ciudad. Es el caso, por ejemplo, del emergente barrio de Arcosur, que desde este viernes contará con el demandado acceso a la carretera de Madrid. Una nueva vía de entrada y salida al distrito que cambiará su movilidad y que, en el futuro, estará conectado con Plaza.
Pero, más allá de cumplir con una de las demandas históricas de los vecinos del joven barrio, la principal novedad de este acceso que conectará Arcosur con la N-II por Manuel Rodríguez Ayuso es su forma, una turbo rotonda. ¿Qué es y cómo funciona?
Se trata de una alternativa a las rotondas convencionales, nacida en los 90 en los Países Bajos y que tiene como principal objetivo distribuir el tráfico antes de que los vehículos entren en la rotonda. Es decir, los ciudadanos deberán tener claro antes de incorporarse a ella qué salida es la que van a tomar. Con ello, se reduce el riesgo de colisión dentro de la rotonda y se descongestiona el tránsito.
Los carteles para dicha turbo rotonda ya están listos. La Junta de Compensación de Arcosur ha sido quien ha financiado las obras, con una inversión cercana a los 7 millones de euros que ha incluido también suelos para 692 viviendas y dos zonas verdes, y que justo acaba de concluir este mes de julio.
En los rótulos, destacan los distintos carriles pintados con varios colores (solo en el cartel, no en el asfalto). Quienes vayan desde Arcosur hasta Zaragoza o las salidas de la ciudad, deberán ir por el azul. El verde permitirá dar la vuelta completa (incluyendo el regreso al barrio), aunque los más despistados podrán salirse antes de tiempo por el naranja. Por último, el rojo aparece como el color más directo para ir al centro de la capital aragonesa.
Espiral
Grado (Asturias) fue la primera localidad en la que se construyó una de estas turbo rotondas. Su forma, a diferencia de las convencionales, es de espiral, no circular, por lo que si el conductor tiene clara su ruta, su trayectoria sería más similar a una recta que a un gran giro.
Las líneas continuas son las que prohíben cambir de carril dentro de la turbo rotonda. Si se quiere cambiar el recorrido, se debe echar el intermitente y cambiarse de carril antes de entrar a la espiral, nunca dentro, donde te arriesgas a multas de 200 euros, además de incrementar el riesgo de accidente.
Con todo, pese a lo complicado que pudiese parecer, las turbo rotondas son «más sencillas» según la DGT, que reconoce que al principio es normal estar «un poco perdido». La clave es, según Tráfico, estar atento a las señales y seguirlas en todo momento, hasta que los conductores se familiaricen con su uso.