Por Mario Saavedra
En Gaza han muerto unos 20.000 niños bajo ataques israelíes, según cifras del Gobierno del enclave palestino. En su mayor parte, han fallecido por explosiones de las miles de bombas lanzadas por los aviones de combate israelíes, por aplastamiento de los edificios donde vivían o por metralla de las detonaciones. Pero centenares de ellos han sufrido heridas mortales de balas disparadas por soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel o por drones controlados desde las bases israelíes. Algunos han sido atravesados por pequeños proyectiles cuadrados de un material llamado tungsteno eyectados desde misiles israelíes. Todo, según el testimonio a este diario de media docena de médicos internacionales (de Estados Unidos, España o Reino Unido). Los doctores han aportado decenas de fotografías de los niños y sus heridas, rayos X y tomografías donde se ve el proyectil dentro cuerpo de los pequeños e imágenes de balas extraídas, además de sus diarios médicos y registros de quirófano durante sus voluntariados en los hospitales gazatíes.
El ejército israelí no ha respondido a los correos de petición de información de este diario, pero ha negado en otras ocasiones que sus soldados disparen contra civiles salvo si se sienten amenazados. Investigaciones periodísticas internacionales e israelíes muestran lo contrario. En las últimas semanas, las Fuerzas de Defensa de Israel han disparado contra aglomeraciones de palestinos hambrientos en los puntos de distribución de comida, y han matado a más de mil, según Naciones Unidas. Muchos eran menores de edad.