Es el mundo al revés

La realidad supera la ficción para los vecinos del paseo de los Jesuitas 32, en el madrileño barrio de Latina. Tras más de 10 años conviviendo con un okupa que usurpó un piso vacío que nadie heredó después de la muerte de la propietaria, los residentes cuentan, sin dar crédito, que el usurpador les ha denunciado por tapiar la puerta de la vivienda.

Así lo cuenta Per Rydén a Madrid Total un vecino del inmueble de origen sueco, que adquirió el 3º izquierda de la citada calle en noviembre del año 2021 y lleva desde entonces lidiando con el infierno okupa.

En aquel año, ya había okupas en el piso de arriba de Per, el 4º izquierda, que habían convertido la vivienda en un narcopiso con constantes gritos, fiestas, música a todo volumen, menudeo e incluso violentos ajustes de cuentas.

Por eso, los vecinos de la casa, hartos de la situación y con el objetivo de terminar con este infierno, tapiaron la entrada de la casa el pasado jueves 24 de julio, cuando el okupa no estaba.

Pero a su vuelta el usurpador rompió la tapia y volvió a entrar en la vivienda. Y lo que es peor, ha denunciado a toda la comunidad de vecinos a la Policía por haber tapiado la que dice que es su casa.

Per, que es presidente de la comunidad, no puede más con la situación y lamenta tener que «vivir con miedo» en su propia casa, al igual que el resto de los vecinos.

Esta pesadilla okupa tiene su origen en el año 2014, cuando Dolores, la vecina del 4º izquierda, falleció sin dejar en herencia su vivienda.

Fue entonces cuando el piso quedó vacío y sin propietario, por lo que un grupo de okupas entró en la vivienda y se establecieron en ella.

Por eso, desde que Per se mudó al número 32 del paseo de los Jesuitas, él y el resto de los vecinos han estado conviviendo «con narcotraficantes»: «Ruidos por la noche, suciedad, música a todo volumen, trasiego de toxicómanos día y noche e incluso ajustes de cuentas».

Además, los vecinos no solo luchan contra la okupación, sino por conseguir que el estado se haga cargo del piso.

Al parecer, en estos casos, «los bienes abandonados y sin herederos, pasan al Estado, que se convierte en heredero legítimo y se hace cargo de ellos».

Para Per, esta situación es inaudita y denuncia que el propio Estado español está «incumpliendo con su propia ley»: «Se deberían haber hecho propietarios del piso hace 10 años, haberlo subastado y no haber permitido que se haya convertido en un narcopiso. Es un escándalo para la administración pública de este país sin precedentes».

De hecho, señala que este tipo de situaciones «no se dan en ningún otro país de Europa», por eso, ha elevado una petición al Parlamento Europeo sobre este tema.

En ella, denuncia que España es el único país de la Unión con una política distinta con respecto a las herencias vacantes.

«Esta historia pone de relieve la inacción del estado ante el problema de la okupación y el problema de la vivienda. Hay muchos otros ejemplos de viviendas vacías en Madrid que podrían usarse para atajar este último problema. Todo se basa en la existencia de un propietario, por eso estamos atados de pies y manos», lamenta Per.

Este vecino ha creado una página web para intentar ayudar a personas a las que les haya podido suceder lo mismo que ha pasado en el paseo de los Jesuitas 32.

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