Sánchez llena de medias verdades su relato económico y omite la tendencia a la baja de la que ya alertan los analistas

La avalancha de datos económicos con la que Pedro Sánchez ha justificado su «balance económico positivo» en dos años de legislatura, presenta una foto fija de la situación que no puede ocultar el problema que subyace detrás de cada cifra ni la desaceleración a la que se enfrenta España y que ha comenzado en este segundo semestre.

A falta de conocer el dato de PIB del segundo trimestre, es evidente que España es la economía que más crece de los países desarrollados, con una previsión «optimista» del 2,6% del Gobierno para 2025.

Sin embargo, todos los servicios de estudios y organismos económicos ya han revisado a la baja ese dato en los últimos dos meses para dejarlo en el entorno del 2,3%, y con un hachazo al 1,7% el año que viene.

Es decir, que el PIB español del primer año de legislatura de Sánchez (2024) que tocó el techo del 3,2%, se quedará en 2026 en la mitad, un proceso a la baja que está en marcha ya y que se acrecienta con la debilidad política del Gobierno en minoría.

El empleo se frena

La base de todos los datos del presidente en su balance se basa en la buena evolución del empleo que reflejó la EPA del segundo trimestre la semana pasada. Son 22,2 millones de ocupados, el logro de que la mitad sean mujeres, récord de autónomos (cerca de tres millones) y casi nueve de cada diez asalariados con contrato indefinido (unos 16 millones).

Pero esa misma encuesta demuestra que el sector privado tiene el 87,4% de empleos fijos y en el sector público se quedan en el 72,2%: Es decir, casi 3 de cada 10 trabajadores del sector público son temporales.

Sin descartar los casi 700.000 fijos discontinuos que soporta el sistema y que no se consideran parados cuando no trabajan, a los que el presidente no ha hecho ninguna mención.

Si salimos de la encuesta y nos bajamos al dato mensual de empleo registrado en el SEPE y las afiliaciones a la Seguridad Social, el ritmo de avance cayó en junio por debajo del 2%, a la espera de conocer en apenas una semana los datos de julio, que inicia ya un semestre de peores datos de empleo.

Consumo y ahorro

Es cierto que ese empleo, liderado por la inmigración, ha mantenido algo el consumo doméstico. Ese fenómeno, junto con la llegada de casi «cien millones de turistas extranjeros» que vienen a «disfrutar de la prosperidad» de España, en palabras del presidente, son lo que sustenta el modelo económico español.

Esa estructura de empleo es la que ha permitido un aumento medio de la renta disponible en los hogares del 9% al que alude Sánchez desde 2018, y todo ello a pesar de las duras inflaciones de más del 10% que trajo la incertidumbre por la guerra de Ucrania.

Más allá de restar la subida de los salarios de la inflación durante esos años, la renta real media de los hogares ha mejorado ese 9% por una acumulación de factores que es bueno aclarar, porque los salarios públicos y privados no han crecido tanto en términos medios, ni los ingresos profesionales o las ganancias patrimoniales.

Lo que ha ocurrido, según señalan los analistas, es que en la renta de los hogares también influye la pensión media (que sube un 5,3%), los arrendamientos cobrados (un 11,3%) y las rentas de capital mobiliario (6%).

La mejora de rentas permite más opciones para mejorar la tasa de ahorro de los hogares que, según los datos de Sánchez ha pasado de 2.500 euros en 2018 a 7.200 en la actualidad. Pero no se puede ocultar que gran parte de la subida del ahorro es más por la incertidumbre económica del momento y la prevención, que por otras razones.

Inversión Extranjera

El presidente del Gobierno ha asegurado que en 2024 se recibieron más de 36.000 millones de euros de inversión extranjera directa, el segundo mejor registro desde 1993. En su comparecencia ha obviado que se trata del FDI elaborado por el Financial Times.

Si se analizan los datos procedentes de la Secretaría de Estado de Comercio, se puede comprobar como el año pasado llegaron a España 23.940 millones de euros; por debajo de los 24.179 millones del año anterior. Muy lejos de los 45.554 millones que llegaron en el ejercicio 2018.

Es cierto que España se considera un país atractivo para invertir en el entorno europeo, sobre todo con Francia, Alemania e Italia bajo mínimos y casi en recesión. Pero también lo es que hay miles de millones de dinero en fondos de inversión retraídos, a la vista de que hay decretos como el antiapagones que no se aprueban por la debilidad del Ejecutivo a pesar de tener el máximo consenso empresarial.

El buen momento de la demanda interna en España ha permitido la creación de 50.000 nuevas empresas al año, incluso más, si bien hay que contar que la mayor parte son pymes y hay una explosión de más de 10.000 autónomos nuevos al año, con una mortalidad empresarial importante.

Fondos UE e inversión

Es precisamente esa llegada de dinero y la inversión que seamos capaces de generar en España lo que debe sustentar un nuevo esqueleto económico para España, frente al consumo privado y la inmigración, que ya dan señales de agotamiento. Pero Sánchez no ha hablado de eso.

Esa inversión debería llegar de la mano de los fondos europeos, sobre todo si es cierto que 55.000 millones de los primeros 74.000 a fondo perdido han llegado ya a las empresas. El último quinto pago fue de casi 24.000 millones, pero recortado porque no se ha podido sacar adelante el hito del impuesto al diésel que exige la UE.

Mientras esos PERTE se ejecutan y la llegada de fondos de la UE se deja notar en la inversión industrial, tampoco es alentador que España apenas haya recibido 5.900 millones en créditos a tipo bajo de la segunda fase del Plan de Recuperación, que llegan también a 80.000 millones disponibles pero están bajo mínimos.

Vivienda protegida o asequible

Si partimos de la práctica reducción al mínimo en la VPO en España en las últimas dos décadas, es fácil lograr aumentos del 8% anual el año pasado, y del 13% en la obra nueva.

Resulta alentador saber que hay 110.000 viviendas iniciadas en España de protección oficial y «a precio asequible» en palabras del presidente, pero quedan aún lejanas las 50.000 más que debe poner en liza la empresa pública de vivienda con suelo liberado del SEPES, aún sin liberar.

Los datos en vivienda son los que menos convencen del presidente, toda vez que la demanda sigue estando muy por encima de la oferta y los precios se disparan por encima del 10% cada año.

Sánchez admite la poca efectividad de una ley de vivienda que no aplican la mayor parte de las CCAA, controladas por el PP, lo que ha provocado una ofensiva sobre el alquiler, al que pueden regular mejor de forma estatal.

De esa injerencia vienen los 65.000 anuncios prohibidos de pisos turísticos, para que se alquilen en el mercado regular. O iniciativas como la subida de impuestos sobre las viviendas vacías, un intervencionismo que el presidente aseguró que va a ir todavía a más.

Sin Presupuestos

La foto fija de Sánchez a mes de junio y antes de que toda España se olvide un poco del bolsillo y se vaya de vacaciones se remata con un presidente que pretende presentar los Presupuestos del Estado a la vuelta, con la convicción de que será muy difícil sacarlos adelante.

Eso sí, se ha cerrado la mayor cantidad de transferencias a las CCAA (147.000 millones de euros) y una condonación de deuda autonómica de 83.000 millones, un sistema de control a base de ‘palo y zanahoria’ mientras se debate si el modelo de Cupo catalán servirá para toda España o no.

Al igual que los datos de empleo, Sánchez repitió más de tres veces que la legislatura es de cuatro años y que la piensa terminar. Pero si la foto fija deriva en lo que viene por detrás, dentro de dos años habrán cambiado mucho las cifras.

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