¿Cómo surge la idea de poner en marcha un festival de ópera de cámara en Zamora?
Fui a hablar con Christoph Strieder para proponerle un festival, entonces él me habló de la ópera de cámara y fue todo rodado. Fue una colaboración muy inteligente entre la Concejalía de Turismo y la Concejalía de Cultura que decidieron poner en marcha este festival como un atractivo cultural muy importante para el verano, ya que no tenemos playas y necesitamos tener otros alicientes para atraer al turista.
Diez años más tarde sigue adelante, lo que se antoja complicado, ¿se esperaba que tuviera esta longevidad y que se ampliara como ha ido haciendo edición tras edición?
Es innegable que somos un pequeño milagro, somos un oasis en el desierto porque en Castilla y León la lírica antes tenía un sitio más relevante, pero en los últimos años se ha hecho solo una ópera al año, con lo cual lo único estable que en la región somos nosotros.
¿Zamora se ha convertido en un referente en la ópera?
Absolutamente sí porque hemos sido pioneros en hacer un festival diferente de ópera de cámara. Antes de nosotros existían otros festivales de ópera de cámara, pero se dirigían únicamente a la ópera de cámara contemporánea. Cuando empezamos hace 10 años había muy poca gente haciendo ópera de cámara, ahora ha empezado a tener mucha más relevancia, se hace mucho más porque se ha visto que es un recurso cultural maravilloso.
Y económicamente no requiere los esfuerzos de la ópera convencional.
Exactamente, y al final la experiencia para el público es muy buena. Son espectáculos muy cercanos, incluso más íntimos y más accesible para el espectador. No obstante, los brotes que hay ahora mismo todavía están centrados principalmente en la ópera contemporánea.
Hacemos ópera contemporánea porque es imprescindible apoyar la nueva creación y ponemos en valor todos aquellos títulos de un formato pequeño de compositores de toda la relevancia
Sin embargo, Little Ópera combina contemporánea y la recuperación de trabajos antiguos.
El formato del Little Ópera no ha cambiado desde el principio. Hacemos ópera contemporánea porque es imprescindible apoyar la nueva creación y el formato de la ópera de cámara para los nuevos compositores que quieren componer lírica resulta la manera más accesible, que quieren que se estrenen sus obras y que se pongan en un escenario. También era imprescindible poner en valor todos aquellos títulos de un formato pequeño de compositores de toda la relevancia histórica que tenemos ahora mismo. Obras más pequeñas como las que tenemos este año en el Teatro Principal, una ópera de Mozart, «El empresario», que no se pone prácticamente en el escenario y Salieri, que aunque ha sido muy denostado a raíz de la película «Amadeus», fue un grandísimo compositor y este año es el 200 aniversario de su muerte. Todas esas óperas clásicas, que hacemos el domingo siempre para cerrar el festival todos los años en el Teatro Principal, eran parte imprescindible. Para mí ha sido un tándem equilibrado, período clásico y contemporáneo.
Como directora la apuesta por títulos de otros tiempos le obliga a una labor de búsqueda.
Es un trabajo de programación que requiere mucha investigación. Hay muchos manuales y mucho texto escrito sobre ópera grande, pero sobre ópera de cámara no hay. Es una asignatura pendiente que voy a cubrir personalmente porque voy a escribir un libro sobre ópera de cámara en el que voy a intentar ayudar un poco a los programadores a que no tengan las dificultades que he tenido.
Han apostado por llegar a los nuevos públicos, a través de la gala o bien de actividades planteadas para los niños.
Me parece fundamental la creación de nuevos públicos. La escuela tiene una educación musical muy olvidada en los planes de estudio por lo que somos, al final, las instituciones musicales las que tenemos que hacer esa labor. También hemos mirado a la juventud y el curso pasado estuvimos haciendo charlas en institutos. Puesto que estamos en el X aniversario y lo vamos a celebrar durante todo el año, vamos a dejar la parte de la juventud para el último trimestre y vamos a hacer un proyecto muy bonito con ellos seguramente en la capital y la provincia.
El festival comenzó en la capital, pero desde hace varias ediciones se ha extendido a poblaciones de la provincia.
La respuesta que tenemos siempre en los pueblos es maravillosa, agradecen que se lleve lo mismo que a la capital. En este caso será una adaptación de «La flauta mágica» de Mozart, una producción muy bonita.
La soprano Conchi Moyano. / Emma V. Díaz / LZA
Y también producciones propias han impulsado en esta década de existencia.
Cuando empezamos casi no había producciones que pudiéramos traer, aunque en los últimos años hay espacios líricos que hacen producciones de calidad y que son contratables. Nosotros durante estos diez años siempre hemos hecho nuestras propias producciones e incluso hemos tenido coproducciones con Italia o Alemania. La realización de producciones propias ha sido un camino de formación de personal también importante porque hay que empezar de cero a hacer toda la producción, desde los decorados, el vestuario, hacer los ensayos… resulta complicado y hay que hacerlo todo en Madrid porque además en Zamora no hay cantera lírica, aunque van surgiendo estupendos profesionales como Mauro Pedrero, que participa en «El Empresario», donde también estará Hugo Porris.

Cartel del Festival Little Opera. / Cedida
Los ensayos y las producciones conllevan una coordinación en la que juega un papel muy importante su equipo.
Sin duda. Yo hago la programación, pero Little Ópera tiene una parte de voluntarios que hacen una ingente labor y están en todos los puestos, desde dar un programa a en el mismo escenario. Hemos tenido tres figurantes que han estado en el escenario en «Bastiana y Bastiana» que recuperamos e hicimos en el Principal en mayo y en Madrid el 5 de junio.
El festival paulatinamente ha contado con el apoyo de más instituciones y empresas.
Little Ópera es un ejemplo a seguir en muchas cosas, pero para todos los políticos de España debería ser un ejemplo que la unión hace la fuerza y al final conseguimos propuestas como esta. Lo dan apoyado desde Izquierda Unida hasta VOX y también lo respalda la Fundación Caja Rural de Zamora.
¿Qué podrá verse en esta edición?
El programa es maravilloso. Mi reto es que cada año hay que mantener el nivel, mejorar las producciones, la organización y las condiciones de los artistas y todo eso hace que el festival, al final, también mejore a muchos niveles. Empezamos el sábado (ayer) con «La flauta mágica» en Villaralbo, luego la llevamos a Carbajales, el 23 a Puebla, el 24 a Fuentelapeña. El 25 empieza en la capital, donde comenzamos con la gala donde cantarán Natalia Labourdette, soprano que estuvo ya en otra ocasión, y Airam Hernández, tenor, dirigidos por Guillermo García Calvo junto a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y el coro Little Ópera, con la colaboración del coro Calderón Lírico de Valladolid. La gala es un momento de captación de nuevos públicos que cuando se atreven a venir, vuelven y repiten.
Y repiten las óperas en miniatura.
El sábado y el domingo repetimos el formato de las óperas en miniatura, que el año pasado hicimos.«Tiramisú» y «El paseo» las haremos en la plaza de Viriato porque se grabó a los cantantes que lo hicieron y se escuchará, a modo de teatro lambe-lambe, en la calle. En la Biblioteca Pública de zamora se es trena «Aiwass», una miniópera de ciencia ficción de Igor Escudero, un compositor leonés ya que tratamos de tener siempre también artistas y compositores que sean de Castilla y León. Dura cuatro minutos y cada pase pueden verlo cuatro personas. Además, el sábado la tarde en el Teatro Ramos Carrión tenemos uno de los platos fuertes del festival, que es «Hildegard», una ópera basada en esa terrible historia que tuvimos en España, del compositor Juan Durán y del libretista Javier Mateo Hidalgo con los cantantes Sonia de Munck, Sandra Fernández, Javier Franco y César Arrieta con la dirección de Lucía Marín. Este año además en las óperas de teatros tenemos dos mujeres directoras de orquesta.

Conchi Moyano. / Emma V. Díaz / LZA
Lo cual todavía es infrecuente.
Pero tiene que dejar de ser raro. Ha sido una conquista muy dura. El techo de cristal existe y la dirección artística y la dirección de orquesta son campos donde empieza a haber ya mujeres. En los últimos años ha habido un boom, sobre todo, de oportunidades.
El domingo en el Teatro Principal habrá algo muy curioso, explíquenos.
Es la recreación de un momento histórico que ocurrió realmente. El emperador José II quiso saber cuál de las dos corrientes musicales que había en ese momento preferían sus súbditos, la italiana o la alemana. Le encargó a Mozart una ópera de cámara y a Salieri, otra. Mozart escribió «El empresario» y Salieri «Prima la musica e poi le parole». Con motivo del 200 aniversario de la muerte de Salieri hemos recreado este duelo. En su momento representaron las dos juntas y hubo una merienda en el medio que también vamos a recrear por el aniversario de Little Ópera. Así en el descanso tendremos un pequeño vino español y el público va a decidir cuál de las dos obras le gusta más. Además, habrá encuentros, muy recomendables porque profesionales explicarán muchos detalles de cada espectáculo, los días de las óperas en los teatros a las 18.00 horas en el Etnográfico.
¿Qué retos tiene por delante el festival?
Expandirse por la región y a otras comunidades. Primero tiene que llegar a los espectadores de ópera de Castilla y León para que puedan disfrutar de estos espectáculos.
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