Fríamente es difícil aislarse del ambiente pútrido que impregna una buena parte de la vida social y de la política española, por lo que cada día más apetece seguir el preciso dictado de los versos del maestro fray Luis de León: «¡Que descansada vida la del que huye del mundanal ruido, y sigue la escondida senda por la que han ido los pocos sabios que en el mundo han sido…!».
Ahora bien, de vez en cuando, y este es el caso, ocurren acontecimientos de especial gravedad que obligan a uno a pronunciarse, aunque solo solo sea por respeto a su pasado, porque implican, o pueden implicar una total ruptura de la igualdad de los españoles, algo que algunos vienen buscando denodadamente desde tiempo atrás, y que ahora, en esta coyuntura de debilidad y de total almoneda gubernamental, pueden conseguir, haciendo con ello un enorme daño a la inmensa mayoría del pueblo español para beneficio solo de una privilegiada minoría.
Los que se están moviendo para conseguir ese marco de desigualdad ante la ley, ante el fisco y en el disfrute de las recursos del Estado, son, efectivamente muy pocos, pero muy tenaces, y temporalmente muy poderosos como consecuencia del previsible descoyuntamiento final del modelo Frankenstein que les urge ya a hacer caja, y sin contemplaciones.
La verdad es que estamos ante la posibilidad de generación de dos Españas: una rica, la del modelo de los cupos vasco y navarro, que ahora se quiere extender arteramente a Cataluña; y otra la de los demás españoles, los del regimen llamado común. Entre ellos nos encontramos los asturianos.
Mientras la desigualdad se limitaba a vascos y navarros, un 3% de la población española, podía ser tolerable, aunque hay que poner de relieve su injusticia y obscenidad y empezar a decir algo asi como ¡basta ya de chuleo! y hay que, de una vez por todas, revisar con justicia y rigor los conceptos. Porque el abrazo de Vergara queda ya muy lejos, y esa fórmula históricamente no ha aportado nada a la caja común; antes bien, cuando sus beneficiarios han podido chantajear con lo que sea, y lo han hecho muchas veces recogiendo las nueces, se han atribuido partes de lo que ellos no pagaron y que era del resto de los españoles, como ahora ocurre con las pensiones, la Sepi y lo que agarren por una u otra vía (que es algo que facilita el misterioso, oculto y obsceno cálculo del cupo).
Lo que ya no se podría soportar es que del 3% que disfrutan los separatistas vascos ( que es constitucional, porque está previsto en la Constitución) pasáramos a un 20% en favor de los de ERC y Junts, ( que es algo radicalmente anticonstitucional porque carece de todo amparo en la Constitución ) ¡y encima con el recochineo generoso de que todos podríamos optar a ese modelo, ordinalidad incluida !, porque entonces al Estado no le quedaría recurso alguno para igualar a los demás.
En ese caso nos encontraríamos, (como ya advertí hace meses cuando lo que ahora parece que va en serio entonces era una mera hipótesis) en la lamentable, pero muy real tesitura de tener que cerrar hospitales –¿ el HUCA, por ejemplo, que es muy caro?– despedir médicos o no tener recursos para pagarlos, suprimir centros educativos , prestaciones sociales etc… ¡ claro está, pagar tambien, y además, muchos más impuestos !, justamente los que, encima, nos recomendaría amablemente la Generalitat de Catalunya, al menos según figura en el borrador del texto propuesto por ERC para la ley del cupo catalán (y que parece que, más o menos, es lo aceptado, no sé si por el PSOE o por el Gobierno, que a los efectos seria lo mismo).
Lo único positivo del asunto es que les va resultar muy difícil cometer la tropelía, por más que lo intenten.
Primero, por ser inconstitucional y existir muchos interesados importantes en acudir al Tribunal Constitucional, entre ellos el Principado de Asturias y, no creo que Conde Pumpido vaya a ser de nuevo complaciente contra todos. Y, en segundo lugar , porque a poco que se camine por ese sendero, el PSOE, o lo que quede de él, puede explotar y esa explosión podría llevarse por delante a todos los que están en el ajo del proceso de desigualdad en marcha, PSC incluido.
Tengo para mí que este asunto todavía va a dar muchas vueltas, pero es obvio que por más que existan muchos obstáculos para que salga adelante, lo cierto es que los separatistas han mordido carne y , si pueden, no van a soltar la presa, porque de momento tienen un oportunidad única y aun son los amos del Frankenstein.
En definitiva, que este disparatado asunto se haya llegado a diseñar en serio es algo que obliga a plantearse con rigor la pregunta de qué significa, o qué es ser socialista hoy en día en España.
Es verdad que la izquierda democrática europea, y por ende la española, ha perdido la mayor parte de sus referentes históricos con la nueva revolución industrial, el hundimiento ideológico y moral del comunismo y el auge del individualismo, más la exacerbación de las tensiones norte -sur con la emigración como prueba, y también que de poco han servido como nuevos referentes el furor en la defensa de los problemas de las minorías , y ni siquiera aun del feminismo, porque de este participan, por fortuna, tambien el resto de los partidos democráticos europeos, lo mismo que en la aceptación generalizada del Estado del bienestar, que ya no es, ni puede ser, bandera exclusiva de la socialdemocracia como lo fue a partir de los distintos «Bad Godesbers» realizados por los partidos socialdemócratas europeos, incluido el español, que lo hizo a partir de Suresnes.
Pero que nos encontremos ante un horizonte difícil de articular, ante la necesidad de redefinir teorías y posiciones al margen de tribalismos y de actitudes hooligans a base de argumentarios repetidos una y otra vez, no debería permitir que se rompiera el único valor efectivo de la politica socialista española: la lucha denodada por la igualdad de los españoles ante la ley, el Estado y los derechos.
El PSOE no se puede convertirse ahora, y por mor de que le falten siete votos para seguir en el poder, en el adalid de la desigualdad, mándelo quien lo mande.
Si asi fuera, esa sería la peor de la pesadillas que podrían sufrir allí donde estén los padres del socialismo español , empezaron por Pablo Iglesias Posse, o Julián Besteiro.
Y desde luego, antes de eso es obligado consultar al pueblo español, porque este asunto, si por fin se quiere llevar adelante, no estuvo en ninguna propuesta electoral, y para cambiar el modelo del Estado y la situacion de los españoles no se puede actuar de tapadillo. Lo primero que hay que hacer es consultar a los ciudadanos y que voten lo que crean mas conveniente para ellos y no, necesariamente, para el gobernante de turno, que es contingente.
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