Filip Schenk es una de las figuras más prometedoras y consolidadas del panorama internacional de la escalada deportiva. Nacido en 2000 en el corazón del Tirol del Sur, en Italia, Schenk comenzó a escalar desde muy joven, influenciado por el entorno alpino que lo rodeaba. Su talento natural no tardó en destacar: a los 14 años ya competía en pruebas internacionales juveniles, y poco después comenzó a cosechar éxitos que lo colocarían entre los mejores del mundo.
A lo largo de su carrera, ha brillado especialmente en la modalidad de búlder, donde ha subido al podio en múltiples Copas del Mundo y ha demostrado una combinación única de técnica, potencia y creatividad. En 2017 se coronó campeón del mundo juvenil y desde entonces no ha dejado de evolucionar, compitiendo de tú a tú con los grandes nombres de este deporte. Además de su rendimiento en rocódromo, Filip también es un apasionado de la roca natural, donde ha encadenado vías y bloques de altísimo nivel.
Con una madurez competitiva notable para su edad y una trayectoria en constante ascenso, Schenk representa el equilibrio perfecto entre experiencia y ambición. Este fin de semana, todos los ojos estarán puestos en él cuando compita en el Mundial de Escalada de Alcobendas, en Madrid, una cita clave en la temporada internacional.
Pregunta. Antes de nada, felicidades por tu reciente medalla de bronce en la Copa del Mundo de Chamonix (Francia). ¿Cómo te sientes al respecto?
R. Muchas gracias. Es simplemente increíble. Fue mi primera medalla y fue frente al mejor público. Creo que elegí el lugar perfecto para lograr mi primera medalla, así que fue simplemente mágico. El tercer puesto me dio mucha confianza en mí mismo y ahora estoy deseando que llegue lo que viene, donde espero poder mostrar lo mejor de mí.
P. En los últimos años, la escalada se ha vuelto un deporte de moda aquí en España. ¿Ocurre lo mismo en tu país? ¿Has notado alguna diferencia en la forma en que se practica este deporte en tu país?
R. Sí, creo que también en Italia la escalada está creciendo muy rápido. Quizás la principal diferencia es que cuando empecé a escalar, como vivo bastante cerca de los Dolomitas, las montañas, mucha gente de esa zona ya escalaba. Pero ahora está cambiando, y también en las grandes ciudades están abriendo muchos gimnasios buenos y modernos, de forma que también muchas personas que viven lejos de las montañas están empezando a escalar.
P. En general, está creciendo más y más… ¿Qué opinas de eso?
R. Diría que la razón principal es la inclusión en los Juegos Olímpicos, ya que eso lo hizo mucho más grande. Aunque también creo que es porque escalar es muy divertido, y eso es lo que los jóvenes están disfrutando mucho. Además, el ambiente dentro de la escalada es realmente bueno, y cuando termina la competición todos somos buenos amigos, lo que lo hace perfecto.
P. ¿Qué mensaje te gustaría enviar a otros principiantes o a los jóvenes que están empezando en este deporte?
R. El mejor consejo que puedo dar es disfrutar y divertirse. Tratar de disfrutar también el proceso, porque es lo más bonito. Conseguir una medalla es increíble, pero lo verdaderamente importante es aprender a disfrutar del camino. Para mí, esa es la clave del éxito.
Uno de los aspectos más difíciles de ser escalador profesional es que se trata de un deporte bastante mental, tienes que sentirte muy cómodo. En la pared tienes que trabajar mucho el aspecto mental, y yo he tenido dificultades a veces. He pasado por periodos en los que no disfrutaba tanto de la escalada y eso lo hacía muy difícil. Este año empecé a trabajar con un nuevo preparador mental y creo que me ha ayudado mucho.
P. Después de Alcobendas, ¿cuál será tu próximo reto?
R. Me tomaré cinco días de descanso, ya que ha sido una temporada bastante larga. Todavía queda la competición más importante en septiembre: el Campeonato del Mundo de Seúl (Corea del Sur). Así que haré un pequeño descanso para despejar la mente y luego volveré a entrenar y a enfocarme en el Mundial.